Opinión

Bancarrota de la naturaleza. Responsabilidad del hombre


Mauricio de Maria y Campos
 
 
Mañana miércoles por la tarde nuestro Premio Nobel de Química, Mario Molina, estará en la Universidad Iberoamericana ofreciendo una conferencia magistral sobre Cambio Climático y Desarrollo Sustentable. No podía ser más oportuna considerando la realidad que vivimos actualmente en México y en el mundo y el estado de la discusión en la esfera nacional e internacional.
 
Mientras en México nos hemos enfrentado a las lluvias más abundantes y a los mayores desastres naturales en mucho tiempo, con terribles costos sociales y sufrimiento - sobre todo para los más pobres del país-, en las últimas dos semanas han ocurrido dos eventos importantes en la discusión global, que apuntan contundentemente al deterioro del planeta y al verdadero culpable: la acción humana.
Entre el 19 y el 21 de septiembre pasado nos reunimos en Ottawa, la capital canadiense, integrantes del Club de Roma (ninguna vinculación con el Vaticano) para celebrar la Conferencia Anual. Recordaría que este organismo plural de la sociedad civil mundial, surgido hace 45 años para examinar la problemática de nuestro planeta y las acciones cruciales a emprender para atenderla, con una visión integral, de largo plazo, fue responsable de uno de los informes pioneros sobre la problemática ambiental y la responsabilidad de la sociedad mundial: "Los Límites del Crecimiento".
 
En ese informe se destacó  que una población en rápida expansión  y apetito de consumo y bienestar se enfrentaba a un planeta con un capital natural finito de tierra, agua, energía y otros recursos naturales, que había que administrar eficazmente y solidariamente para presentes y futuras generaciones, y que la sociedad mundial era responsable de ello. De ese y otros informes concurrentes surgieron las conferencias sobre desarrollo sustentable y cambio climático y todo el andamiaje internacional de acuerdos, protocolos, instituciones e informes que hoy son parte de nuestra discusión sobre la materia.
 
Durante la reciente conferencia de Ottawa se presentaron dos informes importantes: "Llevando la naturaleza a la bancarrota (Bankrupting Nature) del copresidente del club de Roma, Anders Wijkman y Johan Rockstrom, y "El Pillaje del Planeta" (Plundering the Planet) de Ugo Bardi.
 
Los informes se concentran en el deterioro de la biodiversidad mundial, la mayor acidez de los océanos, el calentamiento del planeta, la escasez creciente de agua y los impactos negativos que la explotación desmedida de los recursos naturales están teniendo sobre la vida en el planeta y el bienestar social; pero subrayan las vinculaciones con el mal uso y abuso privado del capital planetario por el hombre y la urgencia de que la acción individual, familiar, local, nacional y de la sociedad mundial salvaguarde, reconstruya y aumente, hasta donde sea posible, ese patrimonio de todos, el bien natural común.
 
La discusión giró también alrededor de la posibilidad y necesidad de que el crecimiento y bienestar satisfagan a una población en ascenso y con mayores aspiraciones, mediante vías que impliquen un menor uso de recursos, sin los efectos nocivos actuales y con nuevos patrones creativos y virtuosos de producción, consumo y reciclaje de materiales.
 
Finalmente, se exploraron los principios de una nueva economía, que concilie las aspiraciones de crecimiento verde y las de mayor equidad e inclusión social e induzca estrategias innovadoras de gobernanza nacional y mundial del patrimonio común.
 
El otro evento a destacar es el Informe de Panel Internacional sobre Cambio Climático difundido el viernes, que confirmó que el calentamiento global es producido por el hombre (con 95% de certidumbre); que la temperatura puede aumentar entre 0.3 y 4.8 grados en el resto del siglo, (dependiendo de las medidas que se adopten), que las sequias se intensificarán; que el deshielo y el nivel del mar se elevarán y que los huracanes de grado 4 y 5 van a aumentar, incluyendo a México.
 
En este contexto no sorprenden los desastres naturales recientes y en particular el drama humano, social y económico de las últimas dos semanas en México, país que evidencia un gran descuido ambiental, asentamientos humanos irregulares, corrupción empresarial ,sindical y gubernamental y ausencia de acciones públicas apropiadas.
 
Como lo señalaran José Sarukhan y Victor Lichtinger en el ciclo  conferencias Ibero, hay que adoptar estrategias y acciones enérgicas en México, instrumentando las facultades que le asignan al estado la nueva Ley de Cambio Climático y el Código Penal Ambiental, impulsando el uso eficiente de la energía y el agua, estableciendo una planeación urbana y un reordenamiento territorial adecuados, reforestando en serio al país y combatiendo de manera drástica el abuso e impunidad de empresas y autoridades corruptas.
 
Una comisión independiente investigadora de las causas y los responsables de la tragedia reciente sería un buen comienzo.
 
 
Director del Instituto de Investigaciones sobre Desarrollo Sustentable y Equidad Social de la Ibero.
 
 
 
 

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