Análisis sin Fronteras

AMLO: principios para entender el sexenio y no morir en el intento

Ningún presidente ha tenido tanto escrutinio público como Andrés Manuel. Y lo que sabemos hasta la fecha es que es consistente en sus principios, formas y visión del país.

Hace seis años, durante las primeras semanas del sexenio del ahora expresidente Enrique Peña Nieto, hice una lista de cuáles serían los principios que regirían las decisiones del nuevo mandatario. Este ejercicio, pensaba en ese momento, facilitaría explicar y anticipar las decisiones del gobierno entrante. Entre los principios que identifiqué en su momento incluí:

Primero: La querencia es todo. En este momento las instituciones reflejarían la importancia que tendría Atlacomulco y el Estado de México. Segundo: De gobernador del Estado de México a presidente. No habría diferencia en su estilo de gobernar. Tercero: Campaña presidencial adelantada. Toda decisión giraría entre la tensión (conflicto) de Videgaray y Osorio, que buscaban la candidatura. Cuarto: Cola que les pisen. El tema corrupción los perseguiría durante el sexenio. Quinto: Baby Jurásico. A pesar de ser un presidente joven, el modo de gobernar sería del priismo tradicional y obsoleto.

Estos eran los principios que pude identificar hace seis años. La razón por la que no lo publiqué en ese momento tenía que ver con el tema de la corrupción, no tenía suficiente información en ese entonces para asegurar el impacto que tendría las corruptelas en el gobierno de Peña.

Lo interesante del nuevo gobierno es que hay factores que facilitan enumerar principios, para así empezar a predecir cómo se irán definiendo los éxitos y los fracasos de sus políticas públicas. Me explico.

Probablemente es uno de los presidentes de los que más información, documentación y análisis existe públicamente en la historia de México. Desde hace más de tres décadas el dirigente, activista, político, líder de bancada de tres partidos, jefe de Gobierno y candidato a la presidencia, ha sido observado, documentado y analizado por la importancia que ha jugado en la historia política de este país.

Ningún presidente ha tenido tanto escrutinio público como Andrés Manuel. Y lo que sabemos hasta la fecha es que es consistente en sus principios, formas y visión del país. El AMLO de 2018 es el mismo de 1980. Y como presidente no debemos esperar que cambie. Él es lo que es. Y esta congruencia a través de los años es lo que le ha dado tanta credibilidad entre la población.

El segundo factor que es importante subrayar para entender lo que podría suceder durante la administración López Obrador, es que asume el poder como el presidente más poderoso desde hace 50 años. Podríamos debatir si son 50 años o menos, pero claramente en este momento es el presidente más poderoso de las democracias occidentales. Esto no es poca cosa. Ya que al controlar la rama ejecutiva y legislativa, no sólo federal sino también a nivel estatal y municipal, le da una enorme capacidad de llevar a cabo cambios dramáticos en el país. Hoy día se argumenta que las presiones presupuestales que ejerce sobre la rama judicial, además de su popularidad, están teniendo un efecto controlador sobre el futuro de los jueces. Obviamente en este momento temen por su independencia. El otro factor que le da tanto poder al presidente López Obrador es la división y debilidad de los partidos. Literalmente en este momento no hay oposición en México.

Esto me lleva a los principios que sugiero que regirán este sexenio. Son los AMLO-principios:

Uno: Centralización del poder y las decisiones en todos los ámbitos. Algunos ven tendencias autoritarias, otros argumentan que esto garantiza gobernabilidad y que es la única forma de llevar a cabo un cambio fundamental en el país. En este momento no hay contrapesos que lo detengan.

Dos: Visión a largo plazo. A diferencia de las últimas administraciones, en las que no podían ver más allá de su sexenio, López Obrador tiene una visión de México a largo plazo y en estos primeros dos años estaría tomando decisiones que impactarán el país en 20.

Tres: Desdén por los tecnócratas. Él no se preocupa porque se estén vaciando en este momento las secretarias de técnicos y especialistas. Él piensa que no los necesita.

Cuatro: Poco temor a presiones externas. Ya sea el Banco Mundial, Américas Watch, la ONU, la OEA, el FMI, Estados Unidos, la Unión Europea, inversión extranjera, etcétera, nadie puede presionar a AMLO, porque no le importa lo que piense la comunidad internacional y la inversión extranjera.

Cinco: No tiene temor al desorden o crisis. De hecho, lo normal será que haya desorden y crisis durante todo su sexenio. No necesita estabilidad para garantizar gobernabilidad. El bono democrático que tiene le permite, literalmente, promover crisis diarias sin que afecte su credibilidad.

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