Desde San Lázaro

Nueva Constitución y Congreso local

Mientras en la capital del país se tiene una nueva Constitución, en el nuevo Congreso local volvieron a surgir esas prácticas gansteriles, en donde la aplanadora de la mayoría barrió con la chiquillada.

En tanto que dure el mundo,

no acabará, no perecerá la fama,

la gloria de México Tenochtitlan.

Ya entró en vigor la primera norma suprema de la CDMX, que ciertamente le otorga a la capital del país un marco jurídico de vanguardia, a la altura de las mejores constituciones del mundo, ahora esperemos que se cumpla y se respete.

La dignidad humana y los derechos fundamentales, así como la autodeterminación de la persona, la igualdad y la no discriminación, son los ejes rectores de la Constitución de la CDMX.

Se cita en el preámbulo: Esta Constitución es posible merced a la organización cívica y autónoma de sus pobladores y la resistencia histórica contra la opresión. Es la culminación de una transición política de inspiración plural y democrática. La ciudad pertenece a sus habitantes. Se concibe como un espacio civilizado ciudadano, laico y habitable para el ejercicio pleno de sus posibilidades, el disfrute equitativo de sus bienes y la búsqueda de la felicidad.

Continúa el texto: Reconoce la libre manifestación de la ideas como un elemento integrador del orden democrático. Busca la consolidación del Estado garante de los derechos humanos y de las libertades inalienables de las personas.

La Constitución ordena la creación de las alcaldías y sus concejales, como órganos político-administrativos de las diferentes demarcaciones territoriales. Así como el correspondiente cabildo de la ciudad, el cual asumirá tareas relativas a ser un órgano de planeación, coordinación, consulta y ejecución de las acciones gubernamentales. También se democratiza el Poder Judicial al dotar de autonomía al Consejo de la Judicatura, estableciendo que una parte de la designación de sus integrantes corresponderá a un Consejo Judicial Ciudadano.

Mientras que ahora tenemos en la capital del país una nueva Constitución, en el nuevo Congreso local volvieron a surgir esas prácticas gansteriles del pasado, en donde la aplanadora de la mayoría barrió con la chiquillada al agandallarse los puestos de dirección de ese órgano deliberativo.

Así es, con el apoyo de sus compinches, Morena se quedó con la presidencia de la Mesa Directiva y se quedará con la Junta de Coordinación Política.

La integración final de la bancada de Morena, con algunos tránsfugas, incluyendo del PRI, quedó al momento en 43 diputados, sólo a uno de la mayoría calificada, lo que significa que esta fracción podrá hacer los cambios, incluso constitucionales, que se les antoje.

Y para la integración de las bancadas parlamentarias, la rebatinga y la redistribución de diputados estuvieron a la orden del día. Vaya, hasta los de Morena se dieron el lujo de ceder al PES un diputado, para que pudieran así tener dos legisladores y con ello acceder a los recursos.

Con la instalación del nuevo Congreso local entra en vigor el retiro del fuero, y con ello se abre una etapa en la historia del Poder Legislativo en la capital. Este ejemplo se replicará en las próximas semanas a nivel federal, con la eliminación del fuero que ya camina hacia su aprobación.

En la sesión de instalación del nuevo Congreso estuvo presente Claudia Sheinbaum, futura titular de la jefatura de la CDMX, quien se sacó la rifa del tigre al recibir una ciudad que, buena parte de su territorio, está tomada por la delincuencia y es muy vulnerable ante los movimientos tectónicos. De hecho ella lo vivió en carne propia con los sismos de hace un año, en donde se colapsó el Colegio Rébsamen.

Con una nueva Constitución y flamante Congreso se apresta Morena, con todas las canicas en su bolsa, a demostrar a la ciudadanía su capacidad de gobernar, al igual que lo hará el presidente electo, quien, con el Congreso federal como aliado, no tendrá pretextos para llevar a cabo lo que tanto pregonaron en campaña.

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