Desde San Lázaro

Las tendencias de las encuestas

Las últimas encuestas ponen a AMLO por arriba de Anaya y Meade, pero lo mismo sucedió en 2006 frente a Felipe Calderón, recuerda Alejo Sánchez Cano.

A falta de otros indicadores que midan a los precandidatos a un cargo de representación popular, las encuestas son las herramientas que se han vuelto indispensables para valorar el grado de aceptación o rechazo que tienen los electores sobre determinado candidato.

En lo que se refiere a la contienda presidencial, la mayoría de las encuestas dan como puntero a Andrés Manuel López Obrador; sin embargo, la unanimidad en los resultados no implica necesariamente que vaya a ganar. El propio AMLO sufrió una derrota inesperada en 2006 ante Felipe Calderón, quien, seis meses antes de la elección, estaba abajo por más de 17 puntos.

En la encuesta de Alejandro Moreno, publicada en EL FINANCIERO ayer, el tabasqueño saca 11 puntos de ventaja a Ricardo Anaya y 16 a José Antonio Meade, con lo cual se podría decir que se antoja que el resultado sea diferente el próximo 1 de julio. Sin embargo, nada está escrito y seguramente en las próximas semanas se cerrarán los porcentajes hasta hacer de dos la verdadera competencia.

La propia encuesta hace mención a la inercia de crecimiento que trae Meade entre los entrevistados, al pasar de 18 por ciento en octubre a 20 en diciembre y 22 por ciento en febrero, aunado al sorprendente salto que dio en el rubro de nivel de conocimiento, de 43 a 83 puntos en apenas dos meses.

En tanto, Anaya recuperó el 26 por ciento que tenía en octubre al presentar ahora un 27. Se habla en el propio sondeo que Margarita Zavala está perdiendo punch al preocuparse más por recabar firmas para obtener su registro como candidata independiente, en lugar de fijar sus posicionamientos en la precampaña; empero, esto no quiere decir que hay que descartarla, toda vez que seguramente va a repuntar, tanto por recobrar su niveles de aceptación que traía en octubre, un 16 por ciento, como por convertirse en la abanderada de los independientes.

Saben El Jaguar y El Bronco que sólo unidos pueden convertirse en una opción competitiva, por ello no es descabellado señalar que pudieran sumarse al proyecto de Zavala.

En cuanto a la intención del voto para el Congreso cambian los porcentajes, ya que existe un virtual empate entre los tres Frentes registrados. En diputados hay una diferencia a favor de Morena, PT y PES de sólo cuatro puntos, y en caso de los senadores se estrecha aún más el margen, ya que el PRI, Panal y PVEM están a sólo dos puntos de Morena y sus aliados, quien tiene 32.

Esta radiografía del Congreso es otro indicador de la tendencia que van a seguir los candidatos a la presidencia de la República.

Así las cosas, diremos que todavía no hay nada para nadie, ya que seremos testigos de cómo los yerros o aciertos van a desplomar a unos y repuntar a otros.

No hay que perder de vista los eventos que saldrán a la luz pública en las próximas semanas, que se ubicarán en el terreno de la llamada guerra sucia, escenario en donde Ricardo Anaya es el más vulnerable. Apenas el fin de semana, la revista Proceso publicó una esmerada investigación del esquema de triangulación y encubrimiento que hizo Ricardo a través de la fundación Por Más Humanismo.

Andrés Manuel tiene también su espada de Damocles con los personajes de dudosa reputación que suma a su equipo, como Marcelo Ebrard o los familiares y seguidores de la maestra Elba Esther Gordillo, amén de las ocurrencias que pone cotidianamente en la agenda pública. Piensan sus allegados que poner la agenda política a sus adversarios le granjea simpatías a su jefe.

José Antonio tiene un gran flanco que invita al torpedeo cotidiano: la estela de corrupción e impunidad que arrastra el PRI, lo que contrasta diametralmente con el prestigio y honradez a toda prueba de Meade.

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