Desde San Lázaro

Golpe de timón de Meade

Tan mal está el PRI en el ánimo de la gente que si en esta elección no gana Meade, definitivamente se acercará a su extinción.

Hemos insistido en que el punto de inflexión en las encuestas presidenciales fue el primer debate, en donde por primera vez no sólo se detuvo el crecimiento de Andrés Manuel López Obrador, sino que comenzó la caída y, en contraparte, José Antonio Meade con los otros tres candidatos han empezado a subir.

Es decir, los puntos dejados por AMLO los han recogido Margarita Zavala, Jaime Rodríguez y por supuesto Ricardo Anaya y Meade.

El posdebate dio la victoria al abanderado de la coalición Por México al Frente (PAN, PRD y MC); sin embargo, en los hechos la inercia de crecimiento que trae el extitular de la SHCP es consistente con la aceptación que ha ido logrando desde que se dio a conocer su postulación. Mensualmente ha mantenido un ritmo de posicionamiento favorable entre el electorado de dos a cuatro puntos, pero después del debate se incrementó esta tendencia.

A 65 días de la elección, la gran pregunta es si le alcanzará el tiempo a José Antonio para ganar, sobre todo si consideramos que, como en un partido de futbol, estamos a punto de entrar a los minutos finales y tiempo de compensación.

Por ello se requiere un golpe de timón del candidato de la coalición Todos por México, conformada por el PRI, NA y PVEM, para asegurar la victoria. Ese golpe debe ser, primero, al interior de su equipo y, segundo, hacia la ciudadanía, particularmente aquella que no ha decidido por quien votar.

Meade requiere reconfigurar su equipo, haciendo a un lado a aquellos que fueron impuestos por el presidente Peña. Cierto, algunos son muy capaces y tienen la experiencia que da la anterior campaña presidencial; sin embargo, ahora son otros tiempos, otra exigencia y otro candidato que no tiene los atributos que poseía el candidato Peña Nieto.

La estrategia general de campaña está mal enfocada. Los operadores nadan de muertito. Las diversas áreas de comunicación, como redes sociales, marketing político y contenido de mensajes, son inoperantes. En lo que se refiere al PRI hay muchos simuladores y resentidos que, lejos de sumar, destilan resentimiento y envidia, y claro, también hay cuadros del partido en todo el país que quieren sumarse al proyecto pero no son considerados.

Desde Meade hasta sus estrategas saben que adolecen en su discurso de emoción y empatía con la gente; sin embargo, no corrigen, no lo sueltan para que sea más auténtico y natural. Todo aquel que conoce en corto José Antonio se cautiva por su don de gente y bonhomía. ¿Será muy difícil para su expertos dejarlo ser?

Al exterior, todos sugieren que es fundamental el rompimiento de Meade con Peña y con el PRI para se quite esa cadena que trae atada al cuello y que no lo deja moverse. Ese lastre que lo pone contra el paredón, ese estigma que lo vuelve corrupto por ósmosis, por representar al Partido Revolucionario Institucional.

Tan mal está el PRI en el ánimo de la gente que si en esta elección no gana Meade, definitivamente se acercará a su extinción.

Estamos a unas horas de que se dé ese golpe de timón que enfilará a José Antonio Meade hacia la presidencia de la República.

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