Desde San Lázaro

El espejismo de las redes sociales y las encuestas

El argumento de los candidatos de Morena cuando se ven presionados ante cualquier cuestionamiento es restregar su ventaja en las encuestas; pero la elección aún no está definida.

Servirá de algo advertir que cada vez faltan menos días para la elección presidencial. Tendrá sentido apuntar que el círculo perverso entre fake news, encuestas y dinero dan como resultado un engañoso puntero.

Andrés Manuel López Obrador y Claudia Sheinbaum, impregnados de la soberbia que da la incapacidad para esgrimir argumentos articulados para defender sus propuestas cuando se han sentido acorralados por sus adversarios políticos, sólo atinan a restregar la ventaja que llevan en las encuestas.

Pero, ¿qué tanto impacto tendrán esas supuestas fotografías del momento en la elección del 1 de julio?

Claro, sólo el tiempo lo dirá, pero hay algunos análisis y tesis que señalan que la elección no está definida, al contrario, entra, en el último mes de las campañas, en una etapa crucial y definitiva en la cual la población conformada por los votantes indecisos, particularmente los jóvenes, tomarán su decisión.

Incluso muchos de ellos, el 10 por ciento, lo hará a pie de casilla.

La diferencia entre AMLO, José Meade y Ricardo Anaya sólo es de un dígito, contrario a lo que señalan la mayoría de las encuestas, que le dan al tabasqueño una ventaja de por los menos 15 puntos sobre su más cercano competidor.

Hoy más que nunca las encuestas se están usando como instrumentos de propaganda y promoción que, soportadas por alfileres, tratan de incidir en el ánimo del electorado.

Se alienta el triunfo de AMLO como irreversible y muchos caen en el señuelo. Así vemos la deserción de políticos oportunistas y traicioneros.

Se observa en redes sociales que el ejército de operadores con cientos de miles de cuentas apócrifas, o de plano trolls, empuja a favor de este proyecto y simultáneamente continúan sembrando mentiras de los adversarios, del presidente de la República y su gobierno.

Las encuestas hacen también su trabajo. Con estudios sesgados en universos de población que no representan una muestra confiable.

Todo perfectamente articulado y sospechosamente alineado hacia un objetivo, la victoria de López Obrador.

Ellos marcan la agenda de los medios y en varios casos hasta de Los Pinos, que, por cierto, cada semana salen sus jilgueros a fijar una posición sobre un señalamiento político-electoral hecho por El Peje. Se van con las cortinas de humo y fortalecen la idea de que es el puntero. Si Andrés Manuel fuera abajo ni lo pelarían.

En la realidad, en el propio cuartel del sempiterno candidato están preocupados, sobre todo con los resultados obtenidos en los debates, particularmente el segundo, por ello ya esbozan una serie de medidas, incluso radicales; una de ellas es posicionar la idea de que habrá fraude electoral, y otra no asistir al tercer debate presidencial.

En los próximos días veremos que aumentarán las menciones sobre el fraude electoral. De las advertencias pasarán a las amenazas. El tigre empezará a rugir.

Claro, también los yerros de Ricardo Anaya, su estela de corrupción y traiciones, apuntalan a Andrés Manuel.

Desde luego, las pifias del gobierno de la República son alimento para la voracidad de las redes sociales.

Algunos tenebrosos, propalan la idea de que AMLO está en la antesala de Los Pinos, merced al propio Peña Nieto.

En cualquiera de los casos, la moneda está en el aire y el que diga lo contrario es un ingenuo o no está informado o de plano está en el barco que se aproxima al despeñadero, como ocurrió en las dos pasadas elecciones.

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