Desde San Lázaro

Dejaron ir vivo al puntero

Tanto Meade como Anaya dejaron ir la oportunidad de debilitar a un puntero que no tuvo la capacidad de contestar algo congruente y que basa toda una estrategia de gobierno en el combate a la corrupción.

Por la actitud de los cuatro candidatos en el último debate parece que la elección ya está definida, en virtud de que el puntero de las encuestas salió a no cometer pifias mayores, aunque desdeñara el contenido de sus propuestas sin importarle la estupidez de sus respuestas.

Creo que José Antonio Meade desaprovechó una oportunidad dorada para mostrarse como el más capaz, el impoluto, el que tiene claro el rumbo, y sobre todo el de mayor experiencia en la tarea de gobernar; sin embargo, no obstante que ha mejorado de forma notable en comparación con el primer debate, no ha logrado conectarse con la gente merced a un lenguaje técnico que la mayoría de la población no entiende. Le faltó ser más sensible y empático con el sufrimiento de millones de mexicanos que viven, generación tras generación, en la marginación y la pobreza extrema

Pero esto no fue el mayor error, sino la forma en cómo se reactivó el caso por lavado de dinero que se persigue contra Ricardo Anaya, y sobre todo el timing para su ejecución. El hacer público el audio en la víspera del debate, en el que supuestamente los Barreiro lo inculpan, no tendrá un impacto mayor en el resultado de la elección, toda vez que dejaron ir solo a AMLO.

Si el propósito era captar el voto útil y a los indecisos, se antojaba mejor un acuerdo político entre Meade y Anaya para, mediante una sola candidatura, ganarle a López Obrador.

Valía más el uso de la política que el del descontón.

Los estrategas del extitular de la SHCP se equivocaron completamente y lo único que consiguieron es un opositor resentido, que como una fiera herida se agazapa para dar un golpe demoledor contra su rival.

Ni lo aniquilaron en sus aspiraciones y si alimentaron a un puberto que se muere de ganas de vengarse por el daño ocasionado a él y su familia.

La mención en dos ocasiones durante el debate de que meterá a la cárcel al presidente Enrique Peña Nieto y a Meade, sólo es una prueba de su animadversión.

No estamos dudando de la culpabilidad del joven maravilla, afirmamos que no era la forma de sacarlo de la contienda.

Claro, Anaya no mandó señales para buscar un acuerdo con Peña y Meade, al contrario, recrudeció su actitud belicosa.

O también se consideró que no era factible pactar con una persona que, durante su trayectoria, la traición ha sido parte intrínseca de su ADN.

En cualquiera de los casos, los dos, José Antonio y Ricardo, se equivocaron al trenzarse en acusaciones, descalificaciones y amenazas, mientras que al puntero le bastó con echarse en la hamaca y poner un disco rayado para contestar: "Todo es culpa de la corrupción".

La falta de respeto mostrada por El Peje ante millones de mexicanos que siguieron el debate, quedó de manifiesto en la incapacidad de contestar algo congruente en torno a los sesudos cuestionamientos de los inquisidores, quienes hasta el cansancio insistieron sobre las acciones que emprendería para darle sentido a sus propuestas.

Hemos insistido en este espacio que la suma de todas las promesas hechas por López Obrador en campaña superan el presupuesto actual que tiene la Federación, que es del orden de cinco billones, 279 mil 667 millones de pesos. Es decir, que si se hacen realidad sus propuestas, el gobierno estará gastando más de 10 billones de pesos anuales, que tendrán que salir del aumento en los impuestos o de más deuda.

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