Desde San Lázaro

Las contingencias ambientales tiran las promesas electorales

La izquierda lleva gobernando en la capital del país 27 años y ese lapso no ha podido con el problema de la contaminación ambiental.

La Ciudad de México trabaja a medio pulmón por la incompetencia de las autoridades capitalinas al ser omisas en combatir las fuentes contaminantes como la refinería de Tula, materia orgánica volátil (caca) y aquellas fuentes que generan óxidos de nitrógeno como la quema de combustibles fósiles.

Cuarto día seguido de Doble Hoy No Circula para vehículos nuevos que portan las calcomanías 0 y 00 y que, por lo tanto, cumplen con la norma oficial, aunque para los burros de la Comisión Ambiental de la Megalópolis (CAMe), eso no importa, el castigo es parejo para todos con el impacto en la actividad económica y, por supuesto, en trastocar la vida cotidiana de los chilangos.

La izquierda lleva gobernando en la capital del país 27 años y ese lapso, han estado al frente del gobierno capitalino todo tipo de personajes que no han podido con el problema de la contaminación ambiental que causa muertes y daños severos a la salud de los habitantes de la gran metrópoli.

Todos han prometido revertir el daño ambiental, pero en la realidad nadie ha podido.

Cuauhtémoc Cárdenas, Andrés Manuel López Obrador, Rosario Robles, Marcelo Ebrard, Alejandro Encinas, Miguel Ángel Mancera, Claudia Sheinbaum y Martí Batres fueron incapaces de resolver el problema que tiene contra la pared a los capitalinos, pero eso sí, en tiempos de campaña, prometen todo tipo de soluciones, pero en cuanto asumen el poder, se olvidan de ello y dejan todo en manos de los vientos y las lluvias para atenuar el problema.

Los resultados y los datos duros son los que cuentan y en este año, en la capital, se han declarado 10 contingencias ambientales que han limitado la libre circulación de los vehículos que cumplen con todas las disposiciones ambientales y han frenado la actividad económica.

La CDMX y Edomex, ambos gobernados por Morena, léase Martí Batres y Delfina Gómez, padecen del embate de la contaminación ambiental y nada hacen para resolverla, salvo declaraciones y culpar a otros.

La maestra Delfina tiene otro foco rojo en polución ambiental como es la zona metropolitana del Valle de Toluca y prefiere hacer como que la Virgen le habla para ignorar el problema.

La política del avestruz y del valemadrismo, tarde que temprano queda al descubierto, sobre todo cuando la mortandad y el incremento de todo tipo de enfermedades relacionadas con el envenenamiento del medio ambiente, alcanzan a cada vez más personas, sobre todo los más vulnerables como son los niños y los adultos mayores.

La crisis hídrica y ambiental que padece el país y que se recrudece en las grandes ciudades, impacta de lleno en la CDMX con el desabasto de agua potable, los apagones y la polución; son el resultado del fracaso de la política energética instrumentada por este gobierno que ha privilegiado el uso de fuentes contaminantes como los combustibles fósiles, además de no prevenir con las grandes inversiones que se requerían al inicio del sexenio de López Obrador en la construcción de plantas generadoras de electricidad con energía limpia; y las grandes obras hidráulicas para garantizar el abasto del vital líquido para consumo humano, para la producción de alimentos y para el funcionamiento de la industria.

El resultado de la ineptitud está a la vista y a la 4T le ha explotado en la víspera de las elecciones más concurridas de la historia, en donde estarán en juego la presidencia de la República, nueve gubernaturas y la composición del Congreso federal, entre más de 20 mil cargos de representación popular.

Las mentiras y las medias verdades no alcanzan a tapar el Sol con el dedo y ello cobrará factura en los resultados de la jornada electoral.

La candidata del oficialismo promete construir el segundo piso de la transformación, es decir, el continuismo de la ineficiencia y de la inoperancia y por lo menos, en el tema ambiental con su gestión al frente de la jefatura de gobierno de la CDMX fue un fracaso, por más que quiera vender ‘espejitos’ a los capitalinos.

Pudo electrificar a todo el transporte público, invertir como nadie en el mantenimiento mayor del Metro y construir más líneas; incentivar entre la población la compra de vehículos eléctricos, mejorar el drenaje, clausurar la refinería de Tula; reparar las fugas en la red de suministro del agua potable, etc. No lo hizo y las consecuencias están a la vista.

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