Las Encuestas

La democracia y sus achaques

Alejandro Moreno escribe que Obrador y las amplias expectativas que hay en su mandato sugieren que la mayoría de la gente podría estar ya convencida de que logró un cambio importante.

Hace una semana se dieron a conocer los resultados del estudio Latinobarómetro 2018, una encuesta a nivel regional que, aunque es multitemática, suele citarse por sus indicadores de apoyo popular a la democracia y de satisfacción con el funcionamiento de esa forma de gobierno. En años recientes, el Latinobarómetro ha dado campanadas que anuncian una nueva recaída de la fe democrática de los latinoamericanos. Este 2018 no es la excepción. Según el artículo que acompaña el informe 2018 ("El fin de la tercera ola de democracias", de Marta Lagos), ahora lo que suenan son las alarmas de peligro. (Consultar aquí: http://www.latinobarometro.org/lat.jsp).

Entre los hallazgos más destacables del estudio están los siguientes: desde que inició la encuesta, en 1995, en este 2018 se registra el porcentaje más alto de latinoamericanos que opinan que su país va en retroceso (28 por ciento); se empata el porcentaje más bajo de ciudadanos satisfechos con el funcionamiento de la economía en su país (16 por ciento, mismo que se registró en 2003); también se empata el nivel más bajo de apoyo a la democracia, medida como el porcentaje de acuerdo con que es preferible a cualquier otra forma de gobierno (48 por ciento, mismo que se registró en 2001).

También se registra el porcentaje más alto de insatisfacción con el funcionamiento de la democracia (71 por ciento); y, de acuerdo con la encuesta, se da el nivel más alto de latinoamericanos que creen que en su país se gobierna para el beneficio de unos cuantos grupos poderosos (79 por ciento). Por si fuera poco, la confianza en los gobiernos sigue en una espiral descendente; la aprobación a los presidentes cae a su promedio regional más bajo (32 por ciento) y la confianza en la gente también (14 por ciento). La desconfianza de los ciudadanos se intensifica y apunta hacia todos lados.

De todos esos indicadores, el relativo a si se gobierna para todos o sólo para unos cuantos es uno de los más ilustrativos de lo que puede haber detrás de la desilusión democrática. En México, solamente 9 por ciento cree que se gobierna para todos; En América Latina en su conjunto, el 17 por ciento lo cree. En el imaginario popular, la democracia no ha actuado en favor de los muchos sino de unos pocos, acompáñandose además de una serie de escándalos de corrupción que han minado aún más la escasa confianza en los gobernantes.

En esa idea radica buena parte del atractivo de los populismos no solamente en América Latina sino en varios países del mundo: la alternativa de un líder al que le importa el pueblo contra los gobiernos tecnocráticos que, según los populistas, han dejado olvidadas y hasta excluidas a las mayorías. Las encuestas a nivel global han verificado los síntomas del malestar democrático, pero las democracias no se han podido recetar el medicamento apropiado. Al parecer, en muchos casos, los achaques sólo van en aumento.

La encuesta Latinobarómetro 2018 se concluyó en México unos días antes de las elecciones del 1 de julio, por lo que, más que ser una reacción a los comicios, ésta refleja las opiniones de la gente cerrando un sexenio y justo antes de elegir un nuevo gobierno. No obstante, los datos quedarán como un referente contra lo cual se irá evaluando la próxima gestión en términos de percepciones sobre la democracia y las instituciones. La mayoría de votos que se expresó a favor de López Obrador y las amplias expectativas que hay puestas en su mandato sugieren que la mayoría de la gente podría estar ya convencida de que logró un cambio importante. Ahora estará expectante de la dirección hacia la cual lleve ese cambio. Volviendo al indicador de si se gobierna para todos o para unos cuantos poderosos, AMLO ha dado señales de que actuará en favor de los muchos aun si eso le genera fricciones con los pocos. Será muy interesante ver cómo se mueven los números del Latinobarómetro en su siguiente entrega anual, lo cual se atribuirá, en buena medida, al tratamiento que el gobierno de López Obrador le recete a la hoy democracia achacosa.

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