Política a Cachos

Ángel Aguirre y su 'karma'

Ángel Heladio Aguirre Rivero es uno de los peores gobernadores en la historia de Guerrero y de México. Sus horas en el cargo podrían estar contadas y se ha convertido en impresentable.

Hoy, más de un priista que lo apoyó para llegar a la gubernatura voltea para otro lado y el PRD, que lo recogió cual cascajo político movido por su ambición electoral, le pide evaluar la pertinencia de mantenerse en el cargo.

En el PRI rezan porque nadie recuerde que Aguirre Rivero militó en sus filas, que fue gobernador sustituto por el tricolor, heredero de otro funesto personaje, Rubén Figueroa Alcocer, quien también fue insostenible en la gubernatura luego de la matanza de campesinos en Aguas Blancas, en 1995. En el PRD, hoy pagarían por sacudírselo. Andrés Manuel López Obrador ya se deslindó de él, diciendo que nunca lo apoyó para ser gobernador. Claro, AMLO quiere sacar el mayor provecho electoral posible en un estado afín a su causa, donde el PRD enfrenta la crisis.

Quien sí lo apoyó fue su antiguo compañero priista, Marcelo Ebrard, ya también asilado en el PRD. Ebrard, siendo jefe de Gobierno, envió a decenas de operadores políticos pagados con la nómina del GDF, a sacar adelante la elección que finalmente llevó a la gubernatura de Guerrero a Ángel Aguirre Rivero.

¡Ironías de la vida! El propio PRD denunció que durante la gestión del gobernador sustituto priista Aguirre Rivero, 60 de sus militantes fueron asesinados en Guerrero y ninguno de los casos fue resuelto. En esos años, Guerrero fue el estado de mayor violencia política contra militantes del PRD.

Además, Aguirre Rivero era gobernador de Guerrero cuando el huracán Paulina golpeó sin piedad a Acapulco, devastó buena parte del puerto, y dejó al descubierto la miseria del pueblo y la enorme corrupción en el desarrollo urbano de Acapulco. Ángel Heladio Aguirre Rivero prometió investigar y hacer justicia, pero no hizo nada.

El año pasado, los meteoros Ingrid y Manuel provocaron el mayor desastre en la historia de Guerrero, mientras el gobernador se emborrachaba bajo las notas del mariachi. Otra vez, la corrupción afloró y, otra vez, no pasó nada.

Hoy, Guerrero y la gestión de Aguirre Rivero, ya en el PRD, representan un desafío político mayúsculo para el gobierno de la República. La desaparición de 43 normalistas de Ayotzinapa mantiene crispados los ánimos y ha puesto la cabeza del gobernador en el cadalso. No olvidemos que siete más fueron asesinados por policías municipales de Iguala, cuyo presidente municipal es vinculado al narcotráfico y se encuentra prófugo. Ante todo esto, Ángel Aguirre Rivero es responsable, cómplice u omiso.

Por cierto…

El pasado 6 de octubre adelanté en estas mismas líneas lo que se confirmó anoche: Miguel Ángel Mancera ordenó el cese fulminante de Édgar Armando González como oficial mayor del Gobierno del Distrito Federal por actos de corrupción. Esperemos a ver las secuelas del asunto.

Twitter: @Cachoperiodista

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