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Cancelar el NAIM, golpe a las finanzas personales

La forma en que fue manejada la cancelación de las obras del aeropuerto genera incertidumbre sobre cómo se llevarán a cabo las decisiones económicas, dice Tovar.

Se habla de la afectación a la oligarquía con la cancelación del aeropuerto de la Ciudad de México en Texcoco, pero los damnificados también son todos los mexicanos pues se golpea directamente a la economía familiar; más lo que podría venir.

La percepción tiende a convertirse en realidad; los mercados se mueven en función de las expectativas, al buscar adelantarse a los acontecimientos. En este sentido, el mensaje enviado fue a todas luces desalentador. La consulta, desde una perspectiva técnica estuvo sesgada y fue usada para justificar una decisión ya tomada.

La respuesta no se hizo esperar y pasó lo que sabemos: cayó la bolsa de valores; aumentó la cotización del dólar; la calificación de la deuda mexicana baja y existe afectación a los tenedores de los bonos que respaldaban el financiamiento del proyecto. Esto, además del impacto directo en los capitales involucrados.

Las consecuencias se dan en cadena, pues hay presión sobre los precios por el efecto del tipo de cambio y obliga al Banco de México a inducir tasas de interés altas, con la finalidad de contener la inflación. Por su parte, la iniciativa privada asegura que la decisión inhibe la inversión en un entorno de por si deprimido.

El problema es que no sólo daña a los grandes capitales sino también a los pequeños negocios y reduce el nivel de empleabilidad.

El costo monetario de la resolución afectará a la población, desde el momento en que el gobierno tiene menos recursos para los proyectos prioritarios.

Peor, el banco de inversión UBS advierte de la posibilidad de que la figura del referéndum público sea aprobado como una forma constitucional válida para extender el mandato presidencial en seis años. Con esa lógica, estaríamos a expensas de las ocurrencias del gobernante.

Aunque se dice que las Afores no sufrirán ajustes por los bonos que soportan una parte del financiamiento del aeropuerto de Texcoco, todavía está en veremos. En efecto, el porcentaje es muy bajo con relación a toda su cartera, pero nuevamente, el golpe de mayor trascendencia es en las expectativas y la confianza.

Si en este espacio he sugerido hacer aportaciones adicionales para el retiro a través de las Afores, ahora debemos ser suspicaces.

Más allá de las preferencias políticas, la forma en que fue manejada la cancelación de las obras del aeropuerto genera una tremenda incertidumbre sobre cómo se llevarán a cabo las decisiones económicas durante el próximo sexenio, que aun no empieza. En este marco, es imposible hacer pronósticos y sólo queda estar a la espera de cómo se vayan dando las noticias.

Alberto Tovar

Alberto Tovar

Economista, especializado en negocios y finanzas personales; certificado como coach de vida y equipos. Actualmente es el Director Regional de la Zona Norte de El Financiero. Ofrece conferencias, consultoría y coaching a organizaciones diversas.

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