Alberto Nunez Esteva

¿México en bancarrota?

Alberto Núñez Esteva analiza el impacto del comentario del presidente electo en cuánto a la economía del país.

Andrés Manuel López Obrador sostuvo recientemente que nuestro país enfrenta "… una situación de bancarrota", lo que alarmó a muchos sectores de la sociedad, incluyendo al que esto escribe.

Sin entrar en tecnicismos, el común de los ciudadanos entendemos que si una empresa entra en bancarrota, su futuro está en juego y, como consecuencia, los acreedores de la empresa, los empleados, los proveedores, los clientes y todo el entorno que la rodea percibe una situación de pánico y actúa en consecuencia.

Podrá haber muchas explicaciones posteriores a esta aseveración, pero el daño está hecho.

López Obrador sostuvo recientemente su dicho y lo justificó como sigue:

  • Llevamos 30 años sin crecimiento económico provocado por el predominio del período neoliberal.
  • La deuda pública tan sólo del sexenio de Vicente Fox a la fecha creció de 1.7 a 10 billones de pesos.
  • Creció la pobreza durante estos años.

"Aumentó la violencia y la inseguridad y con ello el sufrimiento de las víctimas.

  • Producimos petróleo como se hacía hace décadas.
  • Hay corrupción que agrava la situación económica y social."

Sobre las reacciones que tuvo la iniciativa privada en relación a sus declaraciones, responsabilizó a la "prensa fifí" por sacar de contexto sus comentarios. Señaló que… a los conservadores no les gusta la palabra "bancarrota" pero es real y si sus palabras ofendían a alguien, ofrecía amor y paz

Larga sería la discusión sobre los términos utilizados por nuestro presidente electo. Yo soy uno de los conservadores a los que no nos gusta la palabra "bancarrota" debido a la confusión que puede causar al aplicarse a nuestro país y las consecuencias en la inversión de capital y en el ámbito laboral.

La exigencia que tenemos derecho a hacer los ciudadanos a nuestro presidente electo, es en el sentido de que no continúe con los pretextos y encuentre la fórmula para que nuestro país alcance, paulatinamente, durante su gestión, el ambicioso 6 por ciento de crecimiento de nuestra economía, lo que daría como resultado, entre otras cosas, el abatimiento del desempleo que tanto daño nos causa y la generación, por el contrario, de empleos dignos que impulsen el desarrollo económico y social que tanto necesitamos.

La solución no está sólo en manos del gobierno. La iniciativa privada tiene que jugar un papel trascendental en esta singular batalla y el sector laboral debe impulsar con toda energía esta lucha en donde ellos serán los más beneficiados.

La generación de riqueza y su distribución equitativa es condición indispensable para alcanzar el México próspero que todos deseamos.

¿Cómo pasar de las buenas intenciones a los hechos? Dejamos la respuesta en manos de nuestro presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, conscientes de que él puede y debe exigir la participación activa de toda la sociedad para alcanzar este propósito. Pero él es el líder y nosotros sus seguidores (aunque vale la pena que actuemos por nuestro propio camino si las circunstancias así lo exigen)

Mañana será otro día.

* Presidente de Sociedad en Movimiento.

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