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Caída demográfica de Japón anuncia un futuro sombrío

La situación demográfica de Japón afecta también a la prevención de desastres. Aunque los preparativos para un gran sismo a lo largo de la falla tectónica de Nankai avanzan, en Seto, frente a la zona central del país, el número de bomberos voluntarios no alcanza el mínimo requerido para llevar a cabo el plan de desastre.

TOKIO. Japón está atrapado en una parálisis demográfica sin precedentes entre los países desarrollados: el efecto combinado de una creciente población en edad avanzada y una disminución de la población total.

Si el país ha de mantener su vitalidad, se necesitan nuevas ideas para combatir el problema y rápido.

El monte Hakodate, en la isla de Hokkaido, es famoso por sus vistas de la bahía y la ciudad, especialmente al atardecer. Los turistas quedan impresionados al ver el resplandor de la ciudad a sus pies, así como las luces de los pescadores de calamar que navegan en la noche.

Pero, ¿quedará alguien que admire la escena en los próximos años? En abril, el gobierno central catalogó a Hakodate como una zona despoblada, la primera ciudad de Japón con una población de alrededor de 300 mil habitantes en recibir esa categoría. Hakodate ha pasado de 340 mil residentes en 1985 a 270 mil en la actualidad, por lo que califica para la ayuda estatal ofrecida a las localidades cuya población se ha reducido en un 20 por ciento o más.

El gobierno central prevé que la cifra caerá a 170 mil para el 2040. El centro de la ciudad es prácticamente una zona desierta por la noche, y aunque las luces aún brillan en la oscuridad, la economía local ha perdido gran parte de su fulgor.

LA CONTRACCIÓN Y EL ENVEJECIMIENTO

La población de Japón sobrepasa los 127 millones, aproximadamente 1.04 millones menos que su máximo histórico de 2008. Pero este descenso esconde cambios drásticos: el número de personas entre los 15 y 64 años se ha reducido en casi 4 millones, mientras que las de 65 años o más han aumentado en más de 4 millones.

En mayo, la ciudad de Chichibu, al noroeste de Tokio, anunció que las facturas del agua se elevarían considerablemente. Las tuberías son tan viejas que el 30 por ciento del líquido se pierde en fugas y dado que la población ha disminuido, la recaudación ha caído. La ciudad había previsto inicialmente subir las cuotas en un 35 por ciento, pero la asamblea municipal finalmente fijó el aumento en la mitad, y cubrirá el déficit con fondos del presupuesto general.

La situación demográfica de Japón afecta también a la prevención de desastres. Aunque los preparativos para un gran sismo a lo largo de la falla tectónica de Nankai avanzan, en Seto, frente a la zona central de Japón, el número de bomberos voluntarios no alcanza el mínimo requerido para llevar a cabo el plan de desastre.

Los efectos del declive poblacional se están extendiendo de las zonas rurales a las urbanas. El Japan Policy Council, panel de expertos del sector privado, pronostica que para 2040 en 896 comunidades la población de mujeres de 20 a 39 años se reducirá a la mitad, poniendo en riesgo la supervivencia de los poblados.

Cada vez es más común observar en las ciudades niponas la deteriorada infraestructura de primarias y secundarias; de acuerdo con datos oficiales, más del 60 por ciento de las escuelas en las principales ciudades superan los 30 años de antigüedad. El gobierno estima que si el gasto en el mantenimiento de edificios se mantiene por debajo de los 800 mil millones de yenes (siete mil 270 millones de dólares) será necesario cerrar 35 por ciento de las instalaciones existentes y alargar la vida útil de las que queden en pie de 40 a 80 años.

Asimismo, se prevé que para el 2030, los residentes de 30 por ciento de los municipios japoneses habrán disminuido en más de una quinta parte. Además, se pronostica que la población del país en edad de trabajar disminuirá en 10 millones para entonces, lo que significa que una de cada tres personas estará jubilada.

LO QUE DEPARA EL MAÑANA

Una primaria de Yubari, en el centro occidente de Hokkaido, fue cerrada en 2011 y convertida en una granja. El gimnasio es un invernadero para espárragos y el maíz crece en el patio de juegos.

"Nos gustaría aumentar los empleos promoviendo nuestros productos agrícolas en las ferias de alimentos de los grandes almacenes", explica Naotomo Anzai, jefe de un grupo que se hizo cargo del inmueble. Esta localidad da una idea de lo que puede pasar con los poblados que luchan contra el descenso demográfico. Ante el éxodo de residentes que colapsó las finanzas de la ciudad, los sectores público y privado se han visto obligados a reestructurarse de raíz.

La ciudad se asienta en un área que tiene las mismas dimensiones de Tokio, pero sólo tiene una primaria, una secundaria y una preparatoria. Muchos edificios antiguos ahora funcionan como granjas, centros de salud y oficinas de correos.

La Oficina del Gabinete del gobierno teme que a medida que disminuya la densidad poblacional del país, también caigan su capacidad de innovación y el crecimiento económico; la mayor parte del intercambio económico tiene lugar entre personas que viven en proximidad. La disminución de la densidad demográfica podría conducir a una espiral descendente a medida que más y más personas se van.

En la década de 1997 a 2007, una cuarta parte de la población de Yubari abandonó la ciudad. Para 2030, más del 10 por ciento de las ciudades, pueblos y aldeas de Japón afrontarán descensos más grandes, según una estimación gubernamental. A menos que se tomen medidas urgentes para frenar ese descenso, Japón puede tener muchas Yubaris en su futuro.

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