New York Times Syndicate

Surge una superciudad alrededor de Beijing

El gobierno chino impulsa un ambicioso plan para que Beijing sea el centro de una superciudad que una a Tianjin y a Hebei y se renueve la economía en la zona; además será un laboratorio del crecimiento urbano moderno que se extenderá en una superficie de 212 mil kilómetros cuadrados.

YANJIAO, China – Cada mañana, a las 5:30, Liu Desheng se une a docenas de retirados que esperan el autobús exprés para ir al centro de Beijing desde esta pequeña ciudad en la provincia de Hebei. Son de los primeros en la fila, pero nunca suben, siguen esperando, en tanto que van llegando un autobús tras otro, que recogen a 50 personas de la cola que se va haciendo cada vez más larga detrás de los retirados.

Como a las 6:30, llegan sus hijos adultos. La fila, que ahora serpentea por toda la calle, se ha convertido en una espera de una hora. La gente se mete y se desatan encuentros a empujones. Sin embargo, los retirados les han evitado este suplicio a sus hijos. Cuando llega el siguiente autobús, los jóvenes adultos toman el lugar de sus padres hasta adelante de la fila y son los primeros en subir, acomodándose en los codiciados asientos para el recorrido de 40 kilómetros que puede llevarse hasta tres horas.

"Ya no hay mucho con lo que yo contribuya para mi familia", dijo Liu, de 62 años, mientras su hijo le decía adiós con la mano desde la ventanilla del autobús. "Está agotado todos los días, así es que si puedo ayudarlo a que tenga un poco más de descanso, lo hago".

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Los hábitos del transporte cotidiano de la familia Liu son una parte reducida, pero reveladora de una megaciudad en potencia.

Durante décadas, el gobierno de China ha tratado de limitar el tamaño de Beijing, la capital, mediante draconianas licencias de residencia. Ahora, el gobierno se ha embarcado en un ambicioso plan para hacer de Beijing el centro de una nueva superciudad de 130 millones de habitantes.

El propósito de la megalópolis planeada, una zona metropolitana que sería unas seis veces el tamaño de Nueva York, es renovar la economía en el norte de China y convertirse en un laboratorio del crecimiento urbano moderno.

"La superciudad es la vanguardia de la reforma económica", comentó Liu Gang, un profesor de la Universidad de Nankai en Tianjin, quien es asesor en desarrollo regional de gobiernos locales. "Refleja los puntos de vista de la alta dirigencia sobre la necesidad de la integración, la innovación y la protección ambiental".

La nueva región conectará a las instalaciones para la investigación y la cultura creativa de Beijing con el músculo económico del puerto de Tianjin y la provincia de Hebei, con lo que forzará a que trabajen juntas áreas que nunca han cooperado entre sí.

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Este mes, el gobierno municipal de Beijing anunció su parte del plan, y prometió mudar gran parte de su burocracia, así como fábricas y hospitales, al interior, en un esfuerzo por desencadenar estrictos límites residenciales de la ciudad, aliviando la congestión y expandiendo los empleos con buenos sueldos hacia zonas menos desarrolladas.

Se tiene el propósito de que Jing-Jin-Ji, como se llama la región ("Jing" por Beijing, "Jin" por Tianjin y "Ji" es el nombre tradicional de la provincia de Hebei), ayude a que se alcance a los cinturones económicos más prósperos de China: el delta del río Yangtsé, alrededor de Shanghái y Nanjing, en el centro del país, así como el delta del río de las Perlas alrededor de Cantón y Shénzhe, en el sur.

Sin embargo, se pretende que la nueva superciudad sea diferente en alcance y concepción. Se extendería en una superficie de 212 mil kilómetros cuadrados y tendría una población mayor a un tercio de la de Estados Unidos. Y, a diferencia de las zonas metropolitanas que han crecido orgánicamente, Jing-Jin-Ji sería una creación muy deliberada.

Su punto fuerte: una enorme expansión del tren de alta velocidad para que la transportación entre las principales ciudades sea de solo una hora.

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Sin embargo, faltan años para la terminación de algunos de los nuevos ferrocarriles y carreteras. Para muchas personas, la creación de la superciudad ha significado, hasta ahora, recorridos más prolongados a la capital debido a la paralización de las vialidades.

Alentadas por las normativas sobre la residencia, relativamente abiertas, de la provincia de Hebei y la vivienda barata, las personas están llegando a suburbios como éste. Yanjiao ha crecido diez veces su tamaño en una década, hasta tener unos 700 mil habitantes. Sin embargo, sigue siendo una ciudad dormitorio para Beijing, una granja de torres de departamentos y restaurantes con pocos servicios.

Muchos creen que los problemas del transporte se van a solucionar solos, si hay tiempo y dinero suficientes. Está planeado abrir un metro y un mejor tren ligero en unos tres a cinco años, y se está construyendo un puente nuevo sobre el río Chaobai para llegar a Beijing.

Más preocupante para muchos habitantes de Yanjiao es la falta de hospitales y escuelas.

"Los servicios son malos", comentó Zheng Linyun, quien trabaja en una empresa de ventas en Beijing y consume cinco horas diarias en el transporte. Su hijo de seis años acaba de empezar la primaria y hay más de 65 niños en su grupo. "Todo lo que vemos es que cada vez llega más y más gente".

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Una brillante mañana de verano, era fácil ver el mejor lado de Yanjiao. Aun cuando los bloques de departamentos de 25 pisos, hechos con el mismo molde, se extienden sosamente hasta el horizonte, hay bastante comercio, algunas calles tienen árboles y el aire es mucho más limpio que el de Beijing.

Sin embargo, la ciudad no cuenta con terminales de autobús, ni cines y solo tiene dos parques pequeños. "Las calles se inundan con la lluvia porque el drenaje no es bueno", explicó Xia Zhiyan, de 42 años, un empleado de una imprenta. "Solo construyeron más y más departamentos, sin las instalaciones más básicas".

Sin embargo, son varios los factores que están haciendo de Jing-Jin-Ji una realidad. El más inmediato es el presidente Xi Jinping, quien expuso un ambicioso plan para la reforma económica en el 2013 y ha apoyado la integración de la región.

Para ese plan, se requiere eliminar "las supercarreteras decapitadas" para el 2020 y construir una nueva línea del metro. Además, con el plan se asignan papeles económicos específicos a las ciudades: Beijing es para concentrarse en la cultura y la tecnología. Tianjin se convertirá en una base de investigación para las manufacturas. En gran medida, no se ha definido el papel de Hebei, aunque el gobierno dio a conocer hace poco un catálogo de actividades menores, como los mercados al mayoreo de textiles, que se transferirán de Beijing hacia ciudades más pequeñas.

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Será crítico mejorar la infraestructura, en especial el tren de alta velocidad. Según Zhang Gui, un profesor en la Universidad de Tecnología de Hebei, los planificadores chinos solían seguir una regla general que aprendieron de Occidente: todas las partes de una zona urbana deberían estar dentro de un radio de 95 kilómetros unas de otras, o la distancia promedio que se puede cubrir en una hora, en una supercarretera. Más allá de eso, la gente no puede transportarse cotidianamente en forma efectiva.

El tren de alta velocidad, dijo Zhang, ha cambiado esa ecuación. Una línea nueva entre Beijing y Tianjin redujo los tiempos de los traslados de tres horas a 37 minutos. Ese tren está tan atiborrado que se está colocando una segunda vía.

Ahora, el tren de alta velocidad está llegando a ciudades más pequeñas. Este año se inaugurará una línea entre Beijing y Tangshan. Otra va a conectar a Beijing con Zhangjiakou, convirtiendo a esta ciudad montañosa en un centro recreativo para la nueva zona urbana, así como en candidata para ser anfitriona de los Juegos Olímpicos de Invierno 2022.

"La velocidad remplaza a la distancia", dijo Zhang. "Ha expandido radicalmente el alcance de lo que puede ser una zona económica".

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