New York Times Syndicate

Robots en el trabajo, ¿un peligro para los humanos?

En 30 años, los robots que trabajan principalmente en la industria han provocado 33 muertes; pese a que el número no es alto, especialistas han destacado el tema de la seguridad ante la generación de robots que está naciendo, los cuales colaboran de forma más directa con los humanos.

Desde coches sin chofer hasta drones para entregas, una nueva generación de robots está a punto de revolucionar la forma en la que trabaja, maneja y compra la gente. Sin embargo, existe un área en la que los robots ya están afianzados y se propagan rápido: el sector industrial, en especial las manufacturas y el almacenaje.

Los robots han laborado junto a los obreros desde hace mucho en fábricas y bodegas, donde cargan cajas con artículos que se ordenan por internet, perforan y sueldan refacciones automotrices, o mueven alimentos de una banda transportadora a la siguiente.

Ahora, a muchos expertos les inquietan los peligros que representan para los humanos los robots que trabajan junto a ellos.

Los robots han causado al menos 33 muertes y lesiones en los centros de trabajo en los últimos 30 años, según datos de la Administración de Seguridad Ocupacional y Salud (ASOS) de Estados Unidos. Puede sonar a que no son muchos, pero la cantidad bien puede subestimar los peligros que se avecinan.

A diferencia de los robots actuales, que trabajan, generalmente, en jaulas, la siguiente generación tendrá muchísima más autonomía y libertad de movimiento por cuenta propia.

"Para que los robots puedan trabajar más productivamente, deben escapar de las jaulas, para poder hacerlo junto a las personas", notó Kent Massey, el director de programas avanzados en HDT Robotics. "Para lograr este objetivo en forma segura, los robots deben ser más como las personas. Deberán tener ojos y sentido del tacto, así como la inteligencia para usar esos sentidos".

Hasta ahora, los robots se han utilizado, en gran medida, en las manufacturas, particularmente, en la industria automotriz. En su mayor parte, han sido "robots tontos", diseñados para tareas repetitivas que son sucias, peligrosas o aburridas.

La normativa establece que deben operar separadamente de los humanos, en jaulas o rodeados de cortinas de luz que paran a las máquinas cuando se acercan personas. Como resultado, la mayoría de las lesiones y muertes han sucedido cuando los humanos que les dan mantenimiento cometen un error o violan las barreras de seguridad, como entrar en la jaula.

Sin embargo, los robots cuya generación está naciendo hoy colaboran con los humanos y se desplazan libremente en entornos abiertos, donde viven y trabajan las personas. Son productos del costo a la baja de los sensores y algoritmos de inteligencia artificial mejorados, en áreas como la visión artificial. El coche sin conductor más reciente de Google, por ejemplo, está completamente automatizado, sin volante ni pedal de freno.

¿Y LA SEGURIDAD?

Junto con los nuevos robots que deambulan libremente llegan las inquietudes de seguridad. A la gente le preocupa lo que pasaría si un robot se sale de control o la primera vez que un automóvil sin chofer mate a alguien.

"Es el temor a los robots", notó Bryant Walker Smith, un investigador del Centro para Internet y la Sociedad en la Escuela de Derecho de Stanford, quien estudia a los coches sin chofer. "Hay algo más atemorizante en una máquina que funciona mal y le quita el control a alguien".

En consecuencia, se requiere que estos robots tengan medidas de protección extra. El tablero del coche de Google está acolchonado para suavizar cualquier golpe, si el robot o algún humano causan un accidente. El parabrisas es plástico y la parte de enfrente del coche está redondeada para que sea menos factible que lastime a transeúntes o ciclistas.

Otro robot, Baxter, que hace tareas repetitivas en la división de empaque de artículos pequeños, está diseñado para sentir a los humanos y detenerse antes de entrar en contacto con ellos. También tiene una pantalla donde se les indica a quienes estén cerca en qué está centrado el robot y lo que planea hacer a continuación.

8 ACCIDENTES CON ROBOTS

Según datos de ASOS, éstos son los ocho accidentes industriales más graves con robots, sobre los cuales hay más detalles disponibles. Muchos fueron resultado de errores humanos; otros, del comportamiento inesperado de los robots.

Panadería, agosto de 2011
Un empleado reparaba una cinta transportadora atascada en un horno, cuando quedó atrapado entre un brazo robótico y la cinta. El trabajador murió.

Fábrica de plásticos, mayo de 2007
Un obrero estaba haciendo el diagnóstico de averías de un brazo robótico utilizado para remover estuches para CD, cuando lo golpeó en la cabeza y las costillas. Murió dos semanas después.

Fábrica de metales, julio de 2006
Un trabajador quedó aplastado entre un brazo robótico y el puesto de trabajo del robot. Al parecer, el obrero trataba de alcanzar un fragmento que se le había caído a la máquina o presionar el botón de reinicio. Tras el accidente, el empleado murió.

Fábrica automotriz, marzo de 2006
Un robot atrapó a una empleada por la nuca y la prendió entre él y la parte que ella soldaba. La mujer murió.

Fábrica automotriz, diciembre de 2001
Al finalizar su turno, un trabajador limpiaba y entró a la jaula sin llave de un robot. Este lo agarró por el cuello y lo sujetó bajo una llanta. Murió asfixiado.

Fábrica de metales, junio de 1999
Un empleado activó accidentalmente a un robot cuando pisó una cinta de transportación donde robots movían cajas de carne. Quedó atrapado. Cuando sus compañeros quitaron al robot, el empleado cayó al piso y falleció.

Fabricante de artículos deportivos, noviembre de 1996

Un obrero usaba un robot para soldar y taladrar tableros para basquetbol. Cuando notó un agujero a medio terminar, lo perforó manualmente. El robot pensó que ello significaba que se había completado el ciclo y se volteó inesperadamente, prendiendo al empleado contra la pared. Lo tuvieron que hospitalizar.

Fábrica de aluminio, febrero de 1996

Tres trabajadores veían a un robot verter aluminio fundido cuando dejó de hacerlo inesperadamente. Uno de ellos se fue a revisar el interruptor para comenzar de nuevo. Los otros dos seguían parados cerca y, cuando reinició el robot, la cuchara de 68 kilogramos prendió a uno contra la pared matándolo.

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