New York Times Syndicate

Rico en líderes de IA, Canadá -por fin- trata de sacarles provecho

Canadá ha sido precursor en el desarrollo de inteligencia artificial, pero sus científicos han sido seducidos por Silicon Valley; hoy, el gobierno de Trudeau quiere retenerlos.

Mucho antes de que Google empezara a trabajar en autos que se conducen solos y Amazon estuviera creando electrodomésticos que hablan, un puñado de investigadores en Canadá ⎯ respaldados por el gobierno y universidades canadienses ⎯ estaba preparando el terreno para el auge de hoy en la inteligencia artificial (IA).

Pero el centro de la fiebre del oro comercial ha estado muy lejos, en Silicon Valley. En los últimos años, han partido muchos jóvenes científicos de la IA de Canadá, atraídos por salarios lucrativos en Google, Facebook, Apple y otras empresas. Canadá está produciendo una creciente cantidad de empresas emergentes de IA, pero a menudo se dirigen a California, donde abundan el capital aventurero, las habilidades de negocios y el optimismo.

"Canadá realmente no está cosechando los beneficios de este liderazgo técnico en IA y décadas de inversión por parte del gobierno canadiense", dijo Tiff Macklem, exvicegobernador del Banco de Canadá, quien es decano de la Escuela Rotman de Administración en la Universidad de Toronto.

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Ahora, traer la IA a casa es una prioridad para el gobierno, empresas, universidades y tecnólogos canadienses. El objetivo, dicen, es crear un ambiente de negocios en torno de la experiencia de la nación y mantener en el país a los expertos que crean sus universidades.

Y quieren basarse en la tenacidad de investigadores veteranos como Geoffrey Hinton, Richard Sutton y Yoshua Bengio, quienes desarrollaron técnicas que abrieron la puerta a notables avances en una tecnología de la IA llamada aprendizaje de máquinas, aun cuando muchos científicos computacionales y la industria de la tecnología consideraban que su trabajo era un área poco prometedora.

Hay señales alentadoras, incluso nuevo financiamiento gubernamental, grandes inversiones empresariales, programas para nutrir empresas emergentes, y los hábitos cambiantes de los emprendedores locales y de los capitalistas aventureros estadounidenses.

En su nuevo presupuesto, el gobierno del primer ministro Justin Trudeau prometió 93 millones de dólares (125 millones de dólares canadienses) para apoyar a centros de investigación de IA en Toronto, Montreal y Edmonton, los cuales serán colaboraciones público-privadas.

El Instituto Vector para la Inteligencia Artificial en Toronto será uno de ellos. El instituto empieza con compromisos de 130 millones de dólares, alrededor de la mitad de ese dinero procedente de los gobiernos nacional y provincial y la otra mitad de patrocinadores corporativos como Google, Accenture y Nvidia, así como grandes compañías canadienses como el Royal Bank of Canada, Scotiabank y Air Canada.

Hinton, que fue contratado por Google en 2013 pero sigue siendo profesor de la Universidad de Toronto, fungirá como su asesor científico en jefe. El nuevo instituto estará en el Mars Discovery District, un racimo de edificios en el centro de Toronto, operado por una asociación público-privada, que alberga a muchas empresas emergentes de tecnología que incluyen a compañías de IA.

Empresas de tecnología importantes, como Google, Microsoft e IBM, están ampliando sus equipos de investigación de IA en Canadá.

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El año pasado, General Motors anunció que iba a ubicar uno de sus centros de investigación e ingeniería para los vehículos de conducción autónoma en el suburbio de Markham en Toronto. Y Thomson Reuters informó que abriría un centro para "computación cognitiva" en Toronto para investigar las nuevas formas en que los profesionales usarán la información y las tecnologías para asistir en la toma de decisiones.

Crear empresas que usen la IA es un imperativo económico para Canadá. La industria tecnológica canadiense se ha estancado en los últimos años. Nortel, el gran fabricante de equipo de telecomunicaciones de Canadá, se declaró en bancarrota en 2009, y llegó a su fin en los años posteriores. Y BlackBerry, alguna vez el líder, se desvaneció en el mercado de los smartphones.

La experiencia de dos empresas emergentes que aplican la tecnología de la IA al descubrimiento de medicamentos ilustra los desafíos ⎯ y las oportunidades ⎯ que enfrentan las empresas emergentes canadienses.

Atomwise, una compañía que usa la tecnología de la IA para predecir cuáles moléculas nuevas podrían combatir a enfermedades específicas como la esclerosis múltiple, fue fundada en 2012. Su director ejecutivo, Abraham Heifets, obtuvo su doctorado en ciencias computacionales en la Universidad de Toronto.

Cuando Heifets buscó financiamiento, recordó, un potencial inversionista canadiense le dijo que 20 años antes se había intentado lo mismo. "¿Qué pudiera ser nuevo?", preguntó el inversionista, según Heifets, y lo rechazó.

Posteriormente, Heifets viajó al Área de la Bahía de San Francisco y se reunió con Timothy Draper, fundador de la firma de capital aventurero Draper Fisher Jurvetson. Draper observó que había invertido en un par de compañías que intentaron un enfoque similar 20 años antes. Eso no lo disuadió de probar de nuevo.

"Eso es un problema cultural, un apetito por el riesgo diferente y la disposición a aceptar el fracaso", dijo Heifets.

Atomwise se mudó a San Francisco para estar cerca de sus inversionistas y del enorme grupo de talento de la región.

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En comparación, Deep Genomics, fundado en 2014, ha permanecido en Canadá, y sus inversionistas aventureros basados en Estados Unidos le alentaron a quedarse en Toronto.

Brendan Frey, el director ejecutivo, estudió con Hinton como profesor en la Universidad de Toronto, y ha pasado años en la investigación que combina la IA de aprendizaje profundo y la biología celular. Cuando contrata a ingenieros de software, les pide que hagan compromisos de varios años.

"Hay muchas distracciones en el Área de la Bahía", dijo Frey, quien también es profesor de la Universidad de Toronto y es cofundador del nuevo instituto Vector. "Hay demasiado bombo publicitario ahí. Además, tenemos a parte del mejor talento del mundo aquí".

Tanto Atomwise como Deep Genomics fueron participantes en diferentes años de un programa llamado Laboratorio de Destrucción Creativa. Fundado en 2012 por Ajay Agrawal, profesor de la Escuela Rotman, el laboratorio fue establecido para ayudar a las empresas emergentes que usan intensamente la tecnología. Típicamente son fundadas por un científico con doctorado que ha trabajado en una idea durante cinco años, pero tiene poca o ninguna experiencia de negocios.

En 2015, el programa se inclinó hacia las empresas emergentes de IA, con 25 compañías admitidas. El año pasado, fueron aceptadas 50 empresas emergentes de IA, y este año probablemente serán 75, dijo Agrawal.

El programa dura nueve meses, con periodos en otoño y primavera, muy similar a un año escolar. Los participantes se reúnen cada ocho semanas en Toronto durante dos días para hacer presentaciones, escuchar consejos y establecer metas para las siguientes ocho semanas.

En cada reunión, al menos una y en ocasiones varias compañías son excluidas por votación. Los votantes son un creciente número de emprendedores e inversionistas en tecnología a quienes Agrawal ha reclutado.

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Uno de los factores X en la campaña de Canadá para desarrollar la industria de la IA es el gobierno del presidente Donald Trump. Científicos de IA canadienses dicen que han recibido torrentes de preguntas de investigadores estadounidenses, preocupados por la postura del nuevo gobierno de EU sobre inmigración y otras políticas.

Si hubiera una migración hacia el norte, no sería la primera vez. Hinton se asentó en Canadá en 1987 en parte debido al apoyo clandestino de Estados Unidos a los guerrilleros contras que buscaban derrocar al gobierno sandinista izquierdista en Nicaragua.

Hinton, que es originario de Gran Bretaña, estaba en la Universidad Carnegie Mellon en ese entonces, y se dio cuenta de que continuar su investigación en Estados Unidos habría significado aceptar financiamiento del gobierno de Ronald Reagan. "Preferí Canadá", recordó Hinton.

Sutton dejó Estados Unidos para convertirse en profesor de la Universidad de Alberta en 2003, después de que las tropas estadounidenses aterrizaron en Bagdad. "George Bush estaba invadiendo Irak", dijo. "Fue un buen momento para partir".

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