New York Times Syndicate

Reaparece director del ballet Bolshoi

El director artístico del Ballet Bolshoi Sergei Filin - a quien un par de atacantes le lanzaron ácido a la cara el 17 de enero de 2013 - reapareció en la escena pública como juez de una importante competición de baile en Nueva York. 

NUEVA YORK.– Sergei Filin, el director artístico del Ballet Bolshoi, a quien dejaron parcialmente ciego el año pasado en un brutal ataque con ácido que impactó al mundo de la danza, hizo una pausa para ponerse gotas en los ojos y, luego, los anteojos envolventes de lentes marrones antes de abrirse paso hacia el teatro.

Ahí tomó asiento como uno de los jueces en la competición de baile Youth America Grand Prix, una tarde de abril, en el Centro Skirball para las Artes Escénicas de la Universidad de Nueva York, donde lo recibieron con el tipo de ovación más comúnmente manifestada por las piruetas de un precoz joven bailarín, que para un juez.

Se apagaron las luces y Filin se quitó los anteojos oscuros, entonces empezó a observar bailar a los chicos de 12 a 14 años de todo el mundo y, con un lápiz amarillo, llenó las hojas de evaluación con 29 categorías sobre técnica, destreza y las impresiones generales que dejaron.

Más temprano, ese mismo día, Filin, de 43 años, dijo que si bien su vista es lo suficientemente buena ahora como para ser juez, sigue estando bastante defectuosa.

Filin señaló que la vista de su mejor ojo (el izquierdo) andar en 50 por ciento. Los médicos - dice - le han dicho que lo cuide mucho, y han hecho lo posible por salvar el ojo derecho después de 27 intervenciones quirúrgicas realizadas en Moscú y Alemania. 

"Tenemos grandes expectativas y esperanzas de que no sólo se pueda conservar el ojo derecho, sino que también pueda recuperar algo de visión", explicó Sergei Filin.

Filin había alcanzado uno de los pináculos del mundo de la danza – ser director artístico del Ballet Bolshoi de Moscú – cuando, el año pasado, adquirió fama mundial por todas las razones equivocadas, después de que un par de atacantes le lanzaron ácido a la cara la noche del 17 de enero de 2013. Posteriormente, se condenó por ordenar el ataque a un solista contrariado, con el que descorrió el telón de amargas rivalidades, fracciones y politiquerías que enconaban el ambiente y habían plagado al Bolshoi de tiempo atrás.

Al preguntársele si el Bolshoi había empezado a sanar en el año desde el ataque, y desde que, en los días siguientes, surgió el montón de irreconciliables acusaciones y contraacusaciones sobre todo tipo de cosas, desde el castin hasta los sueldos, Filin dijo: "Principalmente, soy yo quien tiene que sanar porque yo llevé el golpe principal.

"Creo que no es el Teatro Bolshoi el que necesita algún tipo de remedio o sanación", comentó. "Creo que fueron esas personas que estuvieron creando esa atmósfera durante todos esos meses lo que finalmente tuvo como resultado este terrible ataque. El Teatro en sí mismo es bastante saludable".

Sin embargo, al notar que "el odio y las hostilidades que precipitaron el ataque", Filin expresó su esperanza en que la indignación del último año pueda ayudar a fortalecer al Bolshoi, limpiando el aire. "Si al yo ser la víctima ayudo a remediar la situación, diría que es un buen resultado", aseguró.

Filin lamentó que los escándalos distrajeran a la gente de lo más importante del Bolshoi: el arte de sus bailarines, así como sus intentos por preservar la rica herencia, incluidas las obras de Yuri Grigorovich, el coreógrafo de la época soviética, quien dominó en el Teatro durante décadas y todavía supervisa algunas de sus producciones, y obras más recientes de Alexei Ratmansky, quien fuera director artístico y ahora es uno de los coreógrafos más buscados del mundo.

"Uno de los principales objetivos del Ballet Bolshoi es mantener un equilibrio correcto en la herencia – la del periodo soviético, la de la llamada edad de oro del ballet soviético y las versiones clásicas de ese periodo – y también traer obras de coreógrafos contemporáneos sobresalientes", explicó Filin.

Desde el ataque, pasa parte de su tiempo en Alemania, donde se somete a tratamientos, así como en Moscú. A principios de año, salió de gira con el Bolshoi a París, donde presentaron "Ilusiones perdidas" de Ratmansky, y a Noruega. Comentó que pretende acompañarlo a Nueva York en verano, cuando el Ballet planea bailar "El lago de los cisnes", "Don Quijote" y "Espartaco", una de las obras mejor conocidas de Grigorovich, en el Festival del Lincoln Center.

Con Filin, el Bolshoi ha atraído a bailarines no solo de su propia escuela, sino de otras en Rusia y el mundo. Sostuvo que está encantado con la forma en la que David Hallberg, quien se convirtió en la primera estrella estadounidense en integrarse en forma permanente a la compañía, se ha convertido en "un gran bailarín ruso" y pareja de grandes estrellas del Bolshoi, en especial de Svetlana Zajarova.

Elogió a muchos de los nuevos integrantes de la compañía, incluidas Evgenia Obraztsova, exbailarina del Ballet Mariinsky en San Petersburgo, que se integró en 2012, y Olga Smirnova, quien se unió al Bolshoi después de graduarse de la Academia Vaganova en San Petersburgo, en 2011, a la que llamó "una de los jóvenes talentos más interesantes y más insólitos en el mundo del ballet".

Al salir de su primera ronda como juez, Filin aseveró que pensaba que los chicos habían bailado bien para su edad. "Lo más importante es que tienen muchos deseos y motivación", dijo. "Están real y verdaderamente motivados".

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