New York Times Syndicate

Nació como camión de comida y hoy tiene ingresos de 6 mdd

David Schillace y Thomas Kelly son dos emprendedores que dejaron sus trabajos para dedicarse de lleno al negocio de los food trucks con Mexicue. Hoy en día tienen 3 restaurantes en Nueva York bajo este nombre y tienen la esperanza de, algún día, cotizar en bolsa.

Cuando, en el 2010, David Schillace les dijo a amistades y familiares que planeaba renunciar a su empleo en ventas y marketing, en el que ganaba un salario de seis dígitos, y que contemplaba cobrar su plan de retiro de 401(k) para empezar una carrera nueva vendiendo una combinación de comida mexicana y parrillada estadounidense en un camión en las calles de Manhattan, se produjo un silencio de estupefacción. Luego, hubo lágrimas.

"Mi mamá lloró – literalmente lloró – y dijo: '¿Qué estás haciendo? ¿Dejaste tu empleo corporativo de 150,000 dólares por un camión?'", recordó Schillace. Aunque se sintió pulverizado por la reacción, siguió adelante con su sueño.

Hoy, Schillace y su socio Thomas Kelly son dueños de tres restaurantes Mexicue, emplean a cerca de 200 personas y tienen el respaldo de Sandy Beall, quien fundó los restaurantes Ruby Tuesday en 1972 y cedió el cargo de director general de la cadena en el 2012.

Los ingresos de Mexicue alcanzaron los 6 millones de dólares en el 2014, en comparación con los 500 mil dólares de su primer año, en el 2010. Se han echado a andar planes para abrir por lo menos dos nuevos restaurantes al año, esperando generar al menos 20 millones de dólares en ingresos anuales para el 2017.

Al final, a los dos fundadores les gustaría seguir los pasos de Shake Shack, quien también comenzó como un pequeño vendedor en un parque de Manhattan y terminó con una valoración de más de mil millones de dólares cuando empezó a cotizar en bolsa este año.

"Ver a Danny Meyer parado en la Bolsa de Valores de Nueva York haciendo sonar esa campana; claro que es inspirador", dijo Schillace refiriéndose al fundador de Shake Shack y restaurantero. "Eso es lo que queremos hacer".

La historia de cómo un camión de comida rápida se convierte en un restaurante tradicional, con ambiciones de llegar a ser una cadena, es complicada.

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Mexicue se ubica en el segmento de crecimiento más rápido en el sector restaurantero. Su centro de atención está en utilizar ingredientes frescos y solo naturales, comprar a los locales siempre que sea posible, usar carne que se haya producido sin antibióticos ni hormonas, cocinar partiendo de cero y picante. Los resultados, servidos con rapidez y al alcance, son atractivos para el llamado grupo que come sano. Chipotle Mexican Grill se destaca en este nicho.

El movimiento en los restaurantes rápidos e informales, como Chipotle, ha aumentado entre siete y nueve por ciento cada año, desde el 2009 e, incluso, en el punto máximo de la recesión, según Bonnie Riggs, una analista de restaurantes en el NPD Group, una firma de información y asesoría sobre mercados.

En comparación, el movimiento de los establecimientos convencionales de comida rápida fue plano, en tanto que el de los restaurantes familiares de nivel medio bajó en ese mismo periodo.

Schillace mostró algunas inclinaciones hacia el emprendimiento desde muy temprano. Nació en Brooklyn, creció en Holmdel, Nueva Jersey, donde vendió limonada y productos horneados a sus vecinos cuando era niño. Estudió negocios en la Universidad Estatal de Arizona, terminó la licenciatura en administración de empresas en el 2004. Después, se mudó a Nueva York, donde consiguió empleo en ventas, en varias de las 500 compañías de Fortune, incluidas T-Mobile, Forest Pharmaceuticals e Integra LifeSciences.

Su carrera dio un giro drástico en el 2009. Cuando visitaba a un amigo de la universidad en Los Angeles, descubrió la revolución de los camiones de comida, donde la gente hacía filas, que se extendían por varias manzanas, para comprar comida en camiones con la marca Kogi. "Se trató de un momento de revelación" para Schillace, quien decidió llevar el concepto a Nueva York. "Era algo que podía comenzar sin tener que recaudar un millón de dólares", contó. "Pensé que podría sacarlo adelante con 50,000 dólares".

Después, necesitaba un socio y chef. Así es que, de regreso en Nueva York, se acerco a un amigo, Thomas Kelly. "Siempre tuve esta comezón por el emprendimiento, como David", comentó Kelly.

Kelly nació en Minneapolis en 1978, desarrolló una pasión por la cocina cuando era niño. Trabajaba con su madre y su abuela en la cocina y ayudaba a su padre a encender la parrilla para la barbacoa. Antes de graduarse de la Estatal de Colorado con una licenciatura en humanidades en el 2000, le encantaba experimentar en la cocina y preparar comidas para sus compañeros de dormitorio. Si bien no asistió a la escuela de gastronomía, al mudarse a Nueva York en el 2001, Kelly trabajó en un empleo de marketing durante el día y se entrenaba como pasante sin sueldo en los restaurantes Craft and Hearth por las noches, donde perfeccionó sus habilidades culinarias. (También obtuvo una maestría en administración de empresas por la Escuela Stern de Negocios de la Universidad de Nueva York, en el 2013.)

En el 2010, con 80,000 dólares en los bolsillos, Schillace y Kelly compraron un camión de comida en eBay, idearon un menú mexicano y de parrilladas, y emprendieron camino.

Schillace dijo que, en ese entonces, solo había otro camión de comida que tuviera marca en Manhattan. "Era como el viejo oeste", señaló y agregó que podían estacionarse donde quisieran. Sin embargo, para el 2011, había aumentado la competencia con alrededor de 75 camiones con marca que llenaban el mercado, lo que llevó a que el ayuntamiento impusiera medidas enérgicas. Era frecuente que los minoristas se quejaran de que la presencia de los camiones de comida amenazaba a sus ganancias.

En el 2011, en parte inspirados por una tormenta de nieve que afectó al negocio de los camiones de comida, los socios abrieron su primer restaurante tradicional en un local en la Séptima Avenida, donde se ofrecía tanto comida para llevar como para ingerir en un pequeño comedor. (Relegaron el camión a festivales de música y acontecimientos especiales.)

A medida que aumentó la popularidad de Mexicue, Schillace se acercó a inversionistas para recaudar alrededor de 500,000 dólares para abrir un segundo restaurante, en un local en Broadway. Fue entonces que se les unió Sandy Beall, quien fundó Ruby Tuesday y pasó 40 años levantándolo hasta hacerlo una marca internacional.

Inauguraron un tercer restaurante – en un local de 222 metros cuadrados en la Quinta Avenida – en abril.

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No se sabe con claridad cuál es la frecuencia con la que un camión de comida se convierte en restaurante, pero Julia Gallo-Torres, de Mintel, el despacho de investigación en marketing, dijo que es probable que sea una anomalía más que una norma.

"Muchas empresas emergentes de camiones de comida solo siguen siendo camiones de comida", y, a menudo, los dueños se agotan después de algún tiempo, comentó. "Los camiones de comida no son sustentables debido al estilo de vida. La tendencia es que son propiedad de personas que tienen que trabajar y hacer todas las labores implicadas. No es algo que quieren hacer a largo plazo".

Y hacer la transición a un restaurante tradicional presenta otros desafíos. "Es una forma barata de entrar en el negocio restaurantero", notó. Sin embargo, muchos no tienen los recursos empresariales para empezar y manejar un restaurante. Tener antecedentes en los negocios y el apoyo de un experimentado dueño de restaurantes mejoró enormemente las posibilidades de éxito, explicó.

Beall comparte el fervor de los jóvenes fundadores de Mexicue en cuanto a que la marca podría convertirse en un importante actor en el sector restaurantero, y algún día, cotizar en bolsa.

"A esa edad, todos piensan eso", dijo Beall riendo. "Podría ser. Pero tomamos las cosas una sucursal a la vez. No me preocupa tener cuatro o 100. Sólo hazlo bien un día a la vez y ganarás mucho dinero".

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