New York Times Syndicate

Miles de dólares por un perfume solo para ti

Cuando la mayor parte de las personas piensa en productos hechos a la medida, imagina camisas, trajes, vestidos de alta costura... ¿Pero perfumes? Sí, y el nivel de personalización es altísimo, tan grande como su precio. 

NUEVA YORK.– Como parte de un viaje a Francia en 1984 para estudiar pintura floral, Dianne Bernhard pasó tiempo en los jardines de Monet en Giverny. Fue ahí, entre las flores que inspiraron al pintor, que escuchó que Cartier estaba creando un nuevo perfume en París hecho de jazmín, rosas y vainilla.

"Me dije voy a ir directo a Cartier tan pronto como salga de clases", dijo Bernhard, una pintora y ex presidenta del Club Nacional de Artes en Nueva York. "Me encantaba el olor".

La fragancia que encontró ahí fue un almizcle, pero no le gustó cómo olía en su piel. Pero en vez de renunciar, un químico empezó a hacer mezclas, y terminó creando el aroma que Bernhard – y solo Bernhard – ha usado durante las últimas tres décadas.

"Es simplemente algo que se convirtió en mí. Si el aroma de esta mujer cambiara, mis nietos, mi familia y muchos de mis amigos cercanos se entristecerían", señaló.

Cuando la mayor parte de las personas piensa en productos hechos a la medida, imagina camisas, trajes, vestidos de novia, quizá un vestido de alta costura. Pero el perfume a la medida lleva el mundo de la personalización a un nivel totalmente nuevo.

Para empezar, cuesta mucho encontrar la combinación correcta de flores y aceites que creen un olor particular para una persona.
Thomas Fontaine, un perfumista de Jean Patou– que ayudó a revivir Joy, un perfume que ha existido durante ocho décadas, y creó Joy Forever – dijo que podía costar a alguien entre 30 mil  y 50 mil dólares crear un aroma personal.

"Lo más costoso es el desarrollo", dijo. "Crear una fragancia para una sola persona o un millón de personas, cuesta lo mismo".

En contraste, Joy es una ganga en 800 dólares por 30 mililitros.
Pero es difícil poner precio al gusto. Bernhard dijo que su perfume ciertamente no ha sido barato a lo largo de los años. Dijo que le costó varios miles de dólares la creación del aroma, en 1984, y, a lo largo de los años, ha costado el equivalente de varios cientos de dólares por botella.

Laurent Le Guernec, un perfumista en International Flavors and Fragances, un gran creador de perfumes, y galardonado con ocho premios por diseño de perfumes, dijo que el desafío era siempre personalizarlo. Cuando creó Lovely, un aroma para la actriz Sarah Jessica Parker, el perfume estaba destinado a atraer a los millones de fanáticas que querían oler como ella. Pero ¿cuál fue esa esencia?
"Ella estaba creando algo sola y esperaba que a otras personas les gustara. Tenía aceite de lavanda, un aceite de almizcle y eso era básicamente todo. Y dijo: '¿Puedes hacer algo así?'".

Cada año, las compañías de perfumes crean y lanzan mil fragancias de manera similar, en comparación con unos 90 aromas en los años 70, dijo Elizabeth Musmanno, presidenta de la Fragance Foundation, un grupo de la industria de los perfumes.

Dada esa selección –aparte de los perfume existentes– Musmanno cuestionó la necesidad de una esencia personalizada en primer lugar.
"Aunque pienso que es muy interesante para ciertas personas intentarlo, también es el equivalente a que yo contrate a un gran chef y le diga cómo cocinar", sostuvo. "Es necesario entrenarse años y años para empezar a poder oler la diferencia en ciertas fragancias. Por mucho dinero uno pudiera salir con algo que no es mejor que lo que ya está en el mercado actualmente".

Para quienes quieren hacer el intento, inicia con una conversación.
Audrey Gruss, ex ejecutiva de mercadotecnia y publicidad, está empezando el proceso de crear una fragancia. Tiene un nombre – Hope Springs Eternal – y un propósito: atraer donaciones para la Fundación de Investigación Hope para la Depresión. Fundó la organización de caridad hace ocho años para encontrar maneras de combatir la depresión, que asoló a su madre, Hope.

El sentido del olfato de Gruss ya es refinado. "Tengo un jardín de flores blancas en nuestra casa de verano. Me encanta el jazmín, la fresia y la azucena", comentó. 

Sin embargo, el proceso es desalentador. Está discutiendo si empezar de cero o ir a una compañía con una "nariz" famosa que pudiera combinar aromas existentes para crear algo nuevo.

"Es una forma de arte y una ciencia", dijo.

Pero Gruss, que quiere destinar el dinero a mayor investigación sobre medicamentos antidepresivos, dijo que quería un aroma que en sí mismo pudiera consolar a las personas con depresión.

"Algunas de esas fragancias pueden ser relajantes y tranquilizadoras y alentadoras", dijo. "No profesamos la práctica de la medicina sin licencia, pero la idea de la aromaterapia ha sido muy bien documentada".

En estos días, ningún aroma es inalcanzable. LeGuernec ocasionalmente subasta sus habilidades para elaborar perfumes para obras de caridad. Recuerda su proyecto más extraño.
"Una dama dijo: 'Realmente quiero hacer un perfume que huela como mi caballo'", recordó. "Dije: 'Vaya'".

Aunque la ganadora de la licitación era una practicante seria de la equitación, no quería algo que oliera a establo sino algo que le recordara su amor por montar, que empezó en la niñez.

"Ese tipo de desafíos no los tengo todos los días", aseguró. "No hay una marca grande que quiera lanzar una fragancia que huela a caballo. Pero al final fue muy sensual".

La mayor parte del tiempo, por supuesto, a la gente le gustaría oler como un recuerdo: un día de primavera en las montañas o la brisa proveniente de su lago favorito. Pero lo difícil es la traducción: Perfumista y cliente a menudo no hablan el mismo idioma. Uno está describiendo algo efímero; el otro está tratando de traducir eso en flores y aceites.

"Cuando las cosas van mal, uno empieza a hablar mucho sobre lo que quieren decir y que están esperando", apuntó Fontaine de Jean Patou. "Es el mismo problema que se tiene si está trabajando en un proyecto o una marca y no saben qué quieren vender al cliente".

Típicamente, toma de seis meses a un año crear un aroma y al menos media docena de reuniones. Pero eso implica que la persona tenga suficiente tiempo para dedicar al proceso, lo cual incluso algunas de las mujeres de la alta sociedad neoyorquina más refinadas no quieren destinar.

Muffie Potter Aston dijo que había estado usando el mismo perfume
–Fracas de Robert Piguet –desde el bachillerato, con ocasionales coqueteos con otros aromas.

Pero una vez que Fracas estuvo disponible en Neiman Marcus, la fragancia fue menos atractiva para ella.

Ha estado contemplando trabajar con Kilian Hennessy, un perfumista que vive en París y es descendiente del fundador de la compañía de coñac Hennessy, para crear su aroma característico. Sin embargo, ha titubeado en iniciar el proceso.

"Con mis hijas gemelas, no he tenido tiempo para ello", dijo. "Tienen 10 años, y mi aroma característico en estos días es simplemente estar limpia, recién salida de la ducha. En muchas ocasiones no tengo tiempo de ponerme perfume".

Pero un perfume que sea un aroma característico ofrece, al parecer, alegría y confianza; ya sea que esté en la botella tomada de un estante o creada justo para uno.

"Me alegra que en las décadas de exceso, el perfume que elegí no fuera tan costoso, pero era lo más fabuloso para mí", concluyó. 

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