New York Times Syndicate

La aplicación que hundiría el correo electrónico

La aplicación para negocios Slack es una de las de más rápido crecimiento en la historia; a poco de haber sido lanzada, hoy sus clientes incluyen a Comcast, Wal Mart, Blue Bottle Coffee. 

Ha habido gente en el sector de la tecnología que ha estado cavando la tumba del correo electrónico durante más de una década, pero sus pronósticos siempre han parecido algo desfasados.

El correo electrónico, a pesar de su efecto terrible, horrible, inútil en nuestra vida diaria, es maravillosamente omnipresente, accesible, maleable y todavía, al parecer, un buen negocio. En el último año, Amazon, Dropbox y Microsoft han anunciado iniciativas de un nuevo correo electrónico.

Sin embargo y a pesar del admirable aguante del correo electrónico, es posible concebir un futuro en el que – asombrosamente – se lo suplante con nuevas herramientas que le permitan a la gente colaborar en grandes grupos e imponerle a las compañías el tipo de transparencia radical en la información que muchos creen que es esencial, al menos, en el sector de la tecnología.

El mejor ejemplo de ese nuevo tipo de sistema de comunicación proviene de Slack, una empresa emergente en San Francisco, California. Tiene un aspecto similar al de otras aplicaciones parecidas para chatear que usted ya ha utilizado antes; piense en el Messenger instantáneo de AOL o el más ñoño Internet Relay Chat, mejor conocido por sus iniciales, IRC.

Sin embargo, Slack tiene unas cuantas características inusuales que hacen que sea perfectamente conveniente para el trabajo, incluidos un buen motor de búsqueda, archivar todas las interacciones en forma automática y la capacidad de funcionar en prácticamente cualquier aparato que se utilice. Debido a que el servicio es por internet y personalizable en extremo, Slack también es fácil para que los departamentos tecnológicos de las corporaciones lo configuren y le den mantenimiento.

Estas características han permitido hacer de Slack una de las aplicaciones para negocios de más rápido crecimiento en la historia. Después de solo un año de operación, Slack ahora atiende a cerca de medio millón de empleados al día, como un remplazo parcial del correo electrónico, de los mensajes instantáneos y de las reuniones en persona.

Su base de usuarios se está duplicando cada tres meses, según Stewart Butterfield, el cofundador y director ejecutivo de Slack. Butterfield pronostica que para finales del presente año, entre dos millones y tres millones de empleados en todo el mundo estarán usando Slack. (Slack es una compañía privada, y no es posible verificar la cantidad de usuarios.)

Si bien ofrece una versión gratuita, recibe dinero al cobrarles a las empresas una tarifa mensual de 6.50 dólares o más por usuario para obtener características adicionales. Butterfield dice que la compañía todavía no es rentable, pero que sus gastos mensuales son de "un par de cientos de miles de dólares mensuales", relativamente pocos para una empresa emergente que emplea a más de 100 personas. Slack recaudó 120 millones de dólares en otoño, en una inversión por la que se la valoró en más de mil millones de dólares.

Quizá más impresionante que el ritmo del crecimiento de Slack, sea su alcance. Se está utilizando como medio principal de comunicación en compañías de todos los tamaños, en toda una gama de sectores. Sus clientes incluyen a Comcast, Wal Mart, Blue Bottle Coffee, una gran cantidad de empresas emergentes y varias compañías de medios, incluido The New York Times.

Detrás del ascenso de Slack está la gran visión del futuro de la oficina que tiene Butterfield. Apuesta a que el trabajo solitario está disminuyendo y, en tanto que todos los empleos se vuelven complejos, cada vez más serán los equipos los que logren las hazañas más creativas y técnicas, en lugar de los ejecutantes solitarios.

Para ser efectivos en un entorno así, los empleados tendrán que estar versados en la navegación de las complejas dinámicas de los equipos y lograrlo va a depender del tipo de comunicación matizada e íntima que no se puede tener con el correo electrónico.

La colaboración también exige otro factor en el centro de trabajo moderno, lo que Butterfield llama transparencia.

"Puede ser un término con carga política, pero solo queremos decir que se puede ver las distintas partes de la organización, lo que resulta ser importante", notó Butterfield.

Si bien es posible hablar en forma privada por Slack, por omisión, todo lo que se diga es visible para todos los demás en la compañía, hasta para personas en otros departamentos; un sistema, arguye Butterfield, que permite una mayor colaboración en distintas partes de una empresa. También se archivan la mayoría de las discusiones en Slack por lo que se las puede buscar.

Como resultado, al paso del tiempo, los chats se constituyen en un cuerpo de profundo conocimiento histórico. Es un archivo que, en la concepción de Butterfield, se vuelve una forma importante para que la gente – en especial los nuevos empleados – entienda lo que está pasando en la compañía.

"Poder retroceder las dos últimas semanas para obtener todo un montón de 'conocimiento suave' sobre cómo opera la empresa; cómo se relaciona la gente una con otra en esta compañía, quién sabe las respuestas a la mayoría de las preguntas, quién es realmente el que toma las decisiones", explicó.

Es posible que un sistema de comunicación con tal transparencia radical impacte a muchos empleados. Algunos pueden resentir la idea de que sus jefes o colegas en lugares lejanos se metan en sus discusiones. Slack atrajo algunas críticas el año pasado, cuando anunció que, en sus planes para las empresas más grandes, permitiría que los departamentos de tecnología archivaran las comunicaciones privadas de los empleados por razones jurídicas.

Aun más allá de las cuestiones de privacidad, habrá molestias por los ajustes. Debido a que, por lo general, Slack llega a una compañía que ya utiliza el correo electrónico, es posible que algunos empleados lo resientan por ser solo otra cosa más que revisar. Y los que prosperaron en el mundo de botones de los correos electrónicos bien escritos podrían no sentirse tan cómodos en el terreno de Slack, con frecuencia dominado por la conexión constante y omnipresente, con la rápida ocurrencia acompañada por un emoticón o un GIF, ridículamente animado.

Sin embargo, las creencias de Butterfield encajan en la noción, impulsada por académicos de la organización, de que el libre flujo de la información hace que sean más efectivas las compañías. "Lo que sabemos de las organizaciones en general es que entre más conocimientos tengan los empleados, es más factible que tomen mejores decisiones, y más probable que te sientas más dedicado en el trabajo", comentó James O'Toole, un profesor en la Escuela Marshall de Negocios de la Universidad del Sur de California, quien ha estudiado los beneficios de la transparencia en el centro de trabajo.

La idea de que los empleados deberían conversar con mayor libertad se ha convertido en un pilar de la cultura en Silicon Valley.

"Ahora, gracias a la tecnología, casi tenemos una segunda capa del negocio que no tiene una jerarquía; se parece mucho más a una red", notó Aaron Levie, el director ejecutivo de Box, cuyas herramientas permiten una forma similar de compartir. "Lo que significa es que tienes que colaborar más en lugar de acumular información, que ya no es la forma en la que agregas valor".

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