New York Times Syndicate

Ironmen: atletas forrados de oro

Los atletas de Ironman tienen ingresos familiares promedio de 250 mil dólares al año; los eventos suelen contar con hombres de negocios exitosos, acostumbrados a altos niveles de motivación y orientados a objetivos.

NUEVA YORK. Cuando Marc Blumencranz tuvo la oportunidad de competir en los Campeonatos Mundiales del Triatlón Ironman 2013 en Kailua-Kona, Hawai, no escatimó en gastos para su preparación para aguantar hasta el final.

Sus gastos para la competencia, conocida simplemente como "el Kona" entre los triatletas, fueron mucho más allá que un traje de neopreno y un nuevo manubrio para su bicicleta de carreras. Para ayudar a aclimatarse al calor hawaiano, rentó una casa en la elegante Ali'i Drive de Kailua-Kona, así como un bloque de habitaciones de hotel para los 10 días previos a la competencia. También contrató a un chef privado que le preparara sus alimentos, luego voló a Hawái y albergó no solo a su esposa y su hija, sino también a su entrenador, terapista de masajes y terapista físico.

El costo estimado total: 100 mil dólares.

"Mi primera reacción fue: 'No necesitas hacer eso'", dijo José L. López de Long Island Tri Coach, con sede en Mineola, Nueva York, quien guió a Blumencranz, a través de la intensa preparación de 10 semanas. "Dije: 'Yo puedo seguirte entrenando; no necesito estar en Hawái'. Él respondió: 'Quiero que estés ahí conmigo'".

Blumencranz, ahora de 52 años de edad, es director administrativo de BWD, una gran firma privada de administración de riqueza y gestión de seguros en Plainview, Nueva York. Pero su éxito profesional difícilmente le convierte en una anomalía en el deporte. En eventos como el Kona, no es difícil encontrar competidores ricos dispuestos y capaces de invertir buenas cantidades de dinero en sus sueños de larga distancia.

Un sondeo de 2015 realizado por la World Triathlon, los organizadores basados en Tampa, Florida, del Kona y otras competencias de Ironman, concluyó que el ingreso familiar promedio anual de los participantes de Ironman es de 247 mil dólares. USA Thriathlon, la mayor organización del deporte múltiple en el mundo, dice que el ingreso promedio de todos los triatletas, incluidos los de distancias más cortas, es de 126 mil dólares.

"No sé si es un deporte para ricos, pero ciertamente es un deporte para personas dadas al lujo", dijo el doctor Steven Jonas, profesor de salud pública en la Universidad Stony Brook, un triatleta veterano y autor del exitoso libro "Triathloning for Ordinary Mortals". "Para correr una maratón, se necesitan un par de zapatos, unos pantaloncillos cortos y quizá una botella de agua. Para participar en un triatlón, se necesita mucho más".

Los atletas de resistencia amateurs que gastan libremente a menudo pagan por más que el equipamiento. Para tener acceso al Kona en 2015, Michael Berland, director de la firma de sondeos políticos y analítica Edelman-Berland, hizo una oferta ganadora en un evento de caridad.

La Fundación Ironman, la subsidiaria de caridad de World Triathlon Corp., financia varias iniciativas locales, incluidas organizaciones juveniles en Hawai. Cada año, la fundación subasta cuatro inscripciones en la competencia.

"Mi esposa y yo decidimos que esta sería nuestra obra filantrópica de 2015", dijo Berland, de 47 años, quien vive en Mount Kisco, Nueva York. Para asegurar su entrada, hizo lo que llamó "una oferta preventiva" de 50 mil 200 dólares.

"Esto es lo que yo quise hacer", dice Berland de sus gastos. "Ayuda a los niños en Hawai, y me hace entrar en la competencia".

La gran proporción de hombres de negocios exitosos involucrados en deportes de resistencia no es sorprendente, considerando los rasgos de personalidad que tienden a compartir. Estos, dice el doctor Michael Sachs, un sicólogo deportivo en la Universidad de Temple, incluyen "altos niveles de motivación, orientación a objetivos, firmeza mental. También se dan cuenta de que, para ser exitosos, necesitan mantener su salud física y mental, y una de las mejores formas de hacerlo es el ejercicio".

Además, dice, hay un factor de "genialidad". "Si se usa una playera de la Maratón de Boston o una chaqueta de finalista de Ironman, eso son credenciales que no se pueden comprar. Se tienen que ganar".

Los triatlones de distancia de Ironman no son los únicos eventos que atraen a atletas de resistencia Tipo A. En los últimos cinco años, Jeff Adams, de 56 años de edad, un ejecutivo de Morgan Stanley retirado que vive en Elkhorn, Wisconsin, ha corrido en 20 maratones en todo el mundo, incluidos Nueva York, Boston, Londres, Tokio e incluso la Antártida.

Adams estima que su afición a correr y el buen estado físico, incluidos el costo de viajar a sus varias competencias, sus membrecías al gimnasio, etcétera, le ha costado 50 mil dólares al año en los últimos cinco años. Pero enumera lo que llama su "rendimiento sobre mi inversión en correr", incluidas una mejor salud, una pérdida de peso y la oportunidad de hacer viajes aventureros.

Las mujeres, incluso las mujeres exitosas, tienen menos probabilidad de ser encontradas viajando por el mundo o gastando cantidades de dinero importantes en la persecución de sus metas de entrenamiento y competencia. "No conozco muchas mujeres que sean muy capaces y ricas y que también sean atletas de resistencia que lleguen a estos extremos", dijo Lee DiPietro, de 57 años de edad, residente de Delray Beach, Florida, ex triatleta profesional y autora de "Against the Wind: An Ironwoman's race for Her Family Survival". Pero dijo que eso pudiera cambiar.

Para su costoso esfuerzo de 2013, Blumencranz siguió rigurosamente todo su entrenamiento previo al Kona, el pináculo del deporte de natación, carrera y ciclismo que incluye nadar 2.86 kilómetros, pedalear 180 kilómetros y correr 42 kilómetros en un solo día a través de los tórridos y ventosos campos de lava de la isla. Calificar fue difícil: aunque había completado dos veces la competencia de distancia de Ironman en Lake Placid, Nueva York, Blumencranz no es un atleta de élite.

"Nunca me imaginé participando en el Kona", admitió. Es decir, hasta que un socio de negocios lo mencionó a un alto ejecutivo en uno de los patrocinadores de la competencia. A Blumencranz, quien vive en Old Brookville, Nueva York, le ofrecieron un lugar en el Kona. Se quedó atónito. "Les dije a mis amigos del golf que, para mí, tener la oportunidad de competir en el Kona era como jugar en Augusta durante el Masters".

El día de la competencia, el 12 de octubre, con su entrenador vitoreándolo, Blumencranz terminó en 13 horas, 19 minutos y 56 segundos; lejos del tiempo ganador del triatleta profesional Frederik Van Lierde de 8:12:29 pero también cómodamente distante del tiempo obligatorio límite de 17 horas.

Sintió que tener a sus amigos y equipo de apoyo a la mano marcó una diferencia. "Fue como tener al Equipo Marc ahí", dijo Blumencranz.

Jonas aplaude la generosidad y determinación de Blumencranz para llevar a su equipo de apoyo al Kona en 2013 pero no está seguro de su efecto. "Si él hubiera hablado conmigo, le habría dicho: 'probablemente habrías terminado en el mismo tiempo sin todo eso'".

Además, el dinero no puede comprar la satisfacción de la verdadera competencia. "No se puede comprar el terminar", dijo Jonas. "Eso está dentro de uno".

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