New York Times Syndicate

El alemán que quiere domar al museo más visitado de Italia

El museo ubicado en Florencia cuenta con obras de Botticelli y Rafael, por primera vez es dirigido por un no italiano, quien ha propuesto nuevas ideas para mejorar la experiencia, pero no todos lo han recibido bien, aunque su respuesta le ha dado popularidad.

FLORENCIA, Italia.- Eike Schmidt, el nuevo director de la Galería Uffizi en esta ciudad y el primer no italiano que tiene el empleo, tomó lo que pareció ser una medida lógica. En la primavera, colocó altavoces para advertir a los visitantes que se cuidaran de los revendedores y carteristas que se van contra los turistas que esperan en las permanentemente largas filas afuera del museo más visitado de Italia, famoso por los magníficos tesoros de Botticelli y Rafael.

Sin embargo, no todos estaban agradecidos. Unos cuantos días después, tres policías florentinos, acompañados por los medios locales, llegaron hasta su escritorio y le entregaron una multa de alrededor de 290 euros por haber transmitido sin la apropiada autorización municipal. "Inicialmente, estaba un poco enojado", dijo Schmidt, un alemán, historiador del arte. Sin embargo, rápidamente detectó una oportunidad y les dijo que pagaría la multa de su propio bolsillo. Al día siguiente, cuando lo hizo, los periodistas le tomaron fotografías y lo hicieron una celebridad local instantánea.

Los florentinos empezaron a acercarse a Schmidt en la calle para expresarle su apoyo. "Algunos dijeron al principio: 'No se detenga. Finalmente, alguien toma estos problemas en serio'", contó Schmidt. "Hay otras personas que, de hecho, tratan de darme dinero", añadió riendo. Otrora visto como un extranjero ingenuo, se había ganado el respeto popular.

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Las reacciones encontradas ante el experimento del megáfono señalan hacia un desafío fundamental al que se enfrenta Schmidt. ¿Conforme batalla para manejar a las multitudes, generar más ingresos y mejorar la experiencia museográfica _ incluido el caótico sistema de emisión de boletos y las largas filas_, seguirá teniendo el apoyo popular y prevalecerá en contra de la montaña de restricciones burocráticas, intereses creados e intrigas políticas.

El año pasado, Uffizi, el Palacio Pitti y los Jardines Boboli, se fusionaron para formar una sola entidad, misma que tuvo 3.4 millones de visitantes, lo cual arrojó ingresos por boletaje de 17.3 millones de euros para el gobierno estatal, con lo cual fue el museo más rentable de Italia. El objetivo de Schmidt es mejorar la afluencia al museo; supervisar la renovación del edificio; reorganizar la administración; volver a colocar las fichas museográficas en los muros, y encontrar formas innovadoras de exhibir una colección que consta de más de 12,000 pinturas, 3.500 esculturas antiguas y 180,000 grabados y dibujos, incluidas obras de América Latina que se obtuvieron al paso de los siglos, pero que se muestran en raras ocasiones.

A Schmidt, de 48 años, lo contrataron el año pasado cuando trabajaba como curador en el Instituto de Arte de Minneapolis en Minnesota, como parte de una reforma de gran alcance, por la cual se les dio mayor autonomía a 20 instituciones italianas respecto del Ministerio de la Cultura en Roma, el cual las fondea y nombra a su personal.

En lo que se percibió como una medida audaz, por primera vez, el Ministerio abrió las direcciones al concurso internacional, con lo cual, al final, contrató a siete no italianos. Schmidt, un investigador de la colección Medici que formaba la base de la Galería Uffizi, ya antes había vivido en Florencia.

La reforma, que promovió el ministro de la cultura Darío Franceschini, tenía el propósito de traer talento nuevo y darles a estos "supermuseos" _ incluidos el Capodimonte en Nápoles, la Pinacoteca di Brera en Milán y la Accademia en Venecia _ más control sobre sus presupuestos, exposiciones y servicios, como cafés y librerías, para volverse más autosuficientes en un momento en el que la economía de Italia se está estancando.

La interrogante a la que se enfrenta Schmidt _ ¿puede cambiar Italia? _ es la misma que encara el primer ministro Matteo Renzi, de 41 años, un exalcalde de Florencia, quien ha puesto muchísimo al destino del museo. Llegó al poder en el 2014 con la promesa de reformar, pero ahora ve una resistencia que va en aumento. Crear museos autónomos es una parte clave de su legado. Ambos están en juego, aunque no en peligro.

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El Corredor Vasariano

En una reunión del personal, Schmidt hablaba en italiano fluido sobre cómo abrir al público una de las características más preciadas del museo, un corredor que diseñó Giorgio Vasari, un artista y escritor italiano del siglo XVI. Hoy está abierto solo para visitas guiadas de grupos pequeños que manejan empresas privadas, mismas que es frecuente que se beneficien más que el museo.

El Corredor Vasariano empieza dentro de la Galería Uffizi, otrora la sede del gobierno de los Medici, en una zona que resultó dañada por una bomba de la mafia en 1993, y cruza el río Arno en el piso superior del Ponte Vecchio, el afamado puente de 1345 que hay en Florencia. El punto final es el Palacio Pitti donde vivieron alguna vez los Medici y que hoy alberga a otros museos.

La Galería Uffizi tiene la colección de autorretratos más antigua y más grande del mundo, y, desde los 1970, más de 700 de ellos han estado colgados en el Corredor. En un lienzo sobre un caballete, está el retrato de Annibale Carracci que él mismo se pintó, algunos de Tiziano, Delacroix, Ingres, Sargent, Morandi e, incluso, de Rauschenberg, hasta llegar a la actualidad. También hay autorretratos de mujeres, que es raro verlos, como Angelica Kauffmann y Elisabeth Louise Vigée Le Brun, hasta los personajes menos conocidos, del siglo XVIII, Violante Beatrice Siries de Cremona, y Rosalba Carriera de Venecia.

La mayoría de los visitantes no llegan a verlos y a Schmidt, quien también ha sido curador en el Museo J. Paul Getty en Los Angeles, también le preocupa su condición. En el corredor, dijo, "se fríen en verano y se congelan en invierno".

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Sin embargo, ¿cómo se puede adaptar la arquitectura renacentista al turismo moderno en masa? En la reunión con el personal, los técnicos plantearon preguntas. ¿Podrían hacer lo que hizo el Vaticano en la Capilla Sixtina e instalar un sistema de deshumidificación? ¿Pero, dónde se colocaría? ¿Y cómo podrías crear salidas de emergencia? Schmidt dijo que había dinero para estudiar las opciones.

El gobierno de Italia ha prometido 58 millones de euros para duplicar el espacio para las exposiciones en la Galería Uffizi, convirtiendo oficinas en galerías, así como para construir una salida nueva para mejorar el flujo. Schmidt espera cambiar las pinturas a un espacio en la Uffizi con control del clima y exhibir inscripciones griegas y romanas, que son menos delicadas, en el Corredor, lo que permitirá a los visitantes cruzar de un museo al otro.

Sin embargo, con el cambio viene la resistencia. Los grupos de visitas guiadas particulares no quieren perder ingresos. Marco Agnoletti, un portavoz del alcalde de Florencia, dijo que el plan del director para abrir el Corredor al público, "ha generado cierta perplejidad". En julio, Stefano Boeri, un prominente arquitecto italiano, quien forma parte del comité asesor de la Galería Uffizi, dijo en los medios de información que no quería remover los retratos del Corredor por razones estéticas.

Después de que Schmidt anunció en marzo que se cerraría el corredor por renovación este otoño, un organizador sindical presentó una demanda en la que dice que si el Corredor no cumple con el código, se debería cerrar de inmediato. El departamento de bomberos lo cerró, pero después dijo que podía reabrirse sobre una base limitada hasta el inicio de la renovación.

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Otros desafios

Mientras que la Galería Uffizi tiene que batallar con el control de la gente, otros museos italianos tienen el problema opuesto. Cerca de ella está el Bargello, famoso por sus esculturas renacentistas y una de las mejores colecciones de arte islámico en Italia. Su nueva directora, Paola d'Agostino, quien retornó a su Italia nativa procedente de la Galería de Arte de la Universidad de Yale, está tratando de establecer horarios de visita estándares, en lugar de los actuales que son el resultado de los complicados turnos de los guardias que emplea el gobierno estatal.

El Bargello, que se fusionó con otros cuatro museos florentinos pequeños, tampoco cuenta con personal suficiente, ni con un catálogo de las colecciones, ni con una base de datos. D'Agostino heredó un déficit de dos millones de euros.

Algunos de los nuevos directores de museos dicen que el único reto más grande es no poder contratar ni despedir.

"La clave de la sustentabilidad es tener una estructura que te dé autonomía total sobre el personal y el presupuesto", comentó James Bradburne, el nuevo director canadiense británico del Brera en Milán, que tiene una de las colecciones más importantes de Italia. Durante su gestión, se han reinstalado varias galerías en el museo y se les solicitó a varios escritores, incluido Orhan Pamuk, que redactaran las fichas museográficas.

Franceschini, el ministro de la cultura, dijo que está satisfecho por cómo están prendiendo los cambios. "Naturalmente, una reforma tan profunda se topará con resistencia", dijo en una entrevista en Roma. "Si los cambios son reales, se toparán con resistencia. Si les gustan a todos, son falsos".

Dijo que en el 2015, la asistencia a los museos estatales en Italia aumentó cinco millones, a un total de 43 millones de visitantes. El ministerio está buscando directores nuevos para otros nueve museos de autonomía reciente. Por primera vez en dos décadas, también está realizando un concurso para contratar a 500 historiadores del arte y arqueólogos más para sitios en toda Italia.

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