New York Times Syndicate

Cuando la maniobra de Heimlich falla

A menudo se cuentan historias felices de las miles de personas que cada año son salvadas por la maniobra de Heimlich, pero de lo que la gente rara vez escucha hablar es de los muchos casos en los que falla. ¿Qué se debe hacer en esos casos?

JoAnn Okin sabía cómo realizar la maniobra de Heimlich. La residente de Nueva York de 69 años de edad la había usado exitosamente en otras personas que se estaban atragantando. Pero no pudo salvar a su esposo, Stuart, cuando un pedazo de pastel de hojaldre se atoró en lo profundo de su tráquea en agosto. Ni tampoco pudo ayudarle un transeúnte.

Los paramédicos, que llegaron en unos cuantos minutos, no tuvieron mejores resultados. Incapaces de insertar un tubo de respiración más allá de la obstrucción, le administraron oxígeno a alta presión, pero Stuart Okin pronto sufrió un paro respiratorio y cardíaco y, después de varios días en terapia intensiva, murió el día en que cumplía 72 años.

El personal del hospital aseguró a JoAnn Okin que ella había hecho todo bien, pero la maniobra de Heimlich no funcionó porque la obstrucción estaba demasiado abajo.

A menudo se cuentan historias felices de las miles de personas que cada año son salvadas por la maniobra de Heimlich, como Steve John, un funcionario del circuito de golf PGA Tour quien fue rescatado el año pasado por el director y actor Clint Eastwood. En 1976, la maniobra de Heimlich fue usada para despejar una obstrucción traqueal en Ronald Reagan, y en 1981 salvó al alcalde de la Ciudad de Nueva York Edward I. Koch. Cuando una editora mía se atragantó con comida sin nadie más alrededor que la ayudara, se inclinó sobre el respaldo de una silla y exitosamente se realizó la maniobra de Heimlich ella misma.

De lo que la gente rara vez escucha hablar es de los muchos casos en los cuales la maniobra de Heimlich falla en desalojar un objeto que obstruye la respiración de una persona. Con demasiada frecuencia, cuando esto sucede, la víctima muere. Los potenciales rescatistas se preguntarán si realizaron la maniobra de manera incorrecta o quizá sin la suficiente fuerza para que funcionara.

Pero aunque a menudo es una buena técnica en situaciones de emergencia, está lejos de ser perfecta, y varias circunstancias pueden resultar en el fracaso al tratar de salvar a una persona que se está atragantando. Rara vez, por ejemplo, un trozo grande de comida se puede alojar en el esófago, lo cual compromete a las vías respiratorias pero vuelve a la maniobra de Heimlich ineficaz porque el objeto que causa la obstrucción realmente no está en la tráquea.

Saber qué hacer, tanto inicialmente como si la maniobra de Heimlich fracasa al desalojar una obstrucción traqueal, puede salvar una vida.

La maniobra lleva el nombre del doctor Henry Heimlich, un cirujano torácico quien, después de probar el procedimiento en perros, la introdujo en 1974 como una técnica de emergencia para ayudar a las miles de personas, desde infantes hasta centenarios, que repentinamente no pueden respirar porque sus vías aéreas se bloquean por un bolo de comida o un objeto extraño como una canica o una tapa de botella. La técnica depende de que haya una reserva de aire en los pulmones: el aire debe ser expulsado por un rápido empujón hacia arriba sobre el diafragma con suficiente fuerza para expulsar el objeto que causa la obstrucción.

Es una técnica sencilla que la mayoría de la gente puede aprender y administrar fácilmente. Cuando menos, todos los empleados en establecimientos de comida, así como los padres y los cuidadores de niños pequeños, deberían saber qué hacer cuando alguien se atraganta.

De pie detrás de la víctima, el rescatista debería formar un puño con una mano y colocarlo, con el pulgar hacia el abdomen de la víctima, justo debajo de la caja torácica y por encima de la cintura. Tomar el puño con la otra mano y dar hasta 10 empujones hacia adentro y hacia arriba. Si un primer intento no desaloja la obstrucción, gritar para pedir que alguien llame al 911 y luego intentar de nuevo.

El tiempo es esencial: después de cuatro minutos de privación de oxígeno, es probable un daño cerebral permanente aun cuando la víctima sea subsecuentemente revivida.

Las víctimas de atragantamiento también deben saber qué hacer: si la persona no puede toser, hablar o respirar, debería sujetarse la garganta, atraer la atención de alguien que esté cerca y, si le preguntan si se está atragantando, asentir con la cabeza. El mayor error que cometen las víctimas de atragantamiento es correr al baño para evitar la vergüenza.

Se puede reducir el riesgo de atragantarse cortando la comida en trozos pequeños, evitando ingerir un exceso de alcohol antes o durante los alimentos, masticando lenta y completamente antes de tratar de tragar, y no hablando ni riendo mientras se mastica y traga.

A los niños nunca se les debería permitir caminar, correr o jugar con comida en la boca. Siempre deberían estar sentados al comer cualquier cosa. Johns Hopkins Medicine afirma que a los niños menores de cuatro años no deberían dárseles hot dogs, nueces, trozos de carne o queso, uvas enteras, dulces duros o chiclosos, rosetas de maíz, zanahorias crudas u otros alimentos similares.

Ni deberían tener acceso a juguetes pequeños y objetos como canicas, cuentas, monedas y globos de látex. La mayoría de los juguetes vienen con una recomendación de edad que vale la pena atender.

Cuando todos los intentos de rescatar a una víctima de atragantamiento fallan y la ayuda médica de emergencia no está disponible,
hay un tratamiento de último recurso: una cricotirotomía, que es más fácil y más rápida de realizar que una traquetomía.

Con la víctima tendida en una superficie plana, inclínele la cabeza hacia atrás y localice la protuberancia de la manzana de Adán. Usando un cuchillo afilado, haga un corte horizontal de unos 1.3 centímetros y unos 1.3 centímetros de profundidad entre la manzana de Adán y la protuberancia unos 2.5 centímetros por debajo de ella, el cartílago cricoides. Inserte algo como una pajilla o el tubo de un bolígrafo (primero retire el cartucho de tinta) y sople por él.

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