New York Times Syndicate

Científicos desarrollan nuevos golpes de nicotina sin tanto riesgo

Maquinas fumadoras en un laboratorio están siendo usadas para encontrar el futuro del tabaco. Ante la creciente llegada de nuevos medios para fumar las tabacaleras están invirtiendo millones de dólares en investigación para encontrar nuevas formas, que presenten menos riesgo, para vender la droga.

En lo profundo de un centro de investigación modernista a orillas de un lago montañés aquí, máquinas fumadoras automatizadas prueban el futuro de la nicotina.

Científicos de Philip Morris International están experimentando con formas de ofrecer la nicotina – la adictiva savia de las grandes compañías tabacaleras – que sean menos peligrosas que los cigarrillos pero aún contengan el golpe de la droga y los otros placeres de fumar. Carruseles fumadores, repletos de cigarrillos encendidos o dispositivos electrónicos brillantes, están entre las docenas de instrumentos de alta tecnología que están siendo usados.

La prisa de Philip Morris y otras compañías tabacaleras por desarrollar nuevas formas de vender la nicotina está ocurriendo mientras los consumidores están probando los cigarrillos electrónicos, dispositivos que calientan un líquido que contiene nicotina para crear un vapor que los usuarios inhalan. Aunque solo un pequeño porcentaje de los fumadores ha cambiado a los dispositivos – expertos dicen que los primeros cigarrillos electrónicos no ofrecían suficiente nicotina para satisfacer las ansias de un fumador; las principales compañías tabacaleras están desplegando sus recursos financieros y su conocimiento en una apuesta por dominar a un mercado potencialmente enorme para las alternativas a los cigarrillos.

En los últimos meses, varias compañías tabacaleras han redoblado los niveles de nicotina en sus marcas de cigarrillos electrónicos, mientras que otras, como Philip Morris International, están empezando a introducir dispositivos delgados y tubulares que darán a los usuarios tanta nicotina como el cigarrillo real al calentar,pero no quemar el tabaco.

Hace unos meses, otro fabricante de cigarrillos, British American Tobacco, consiguió la aprobación de los reguladores de medicamentos británicos para comercializar un aerosol de nicotina inhalable.

"Nuestros esfuerzos son guiados por dos objetivos", dijo el doctor Patrick Picavet, el director de evaluación clínica de Philip Morris International. "Desarrollar una gama de productos de los que se pueda corroborar científicamente que reducen los riesgos y que sean sustitutos aceptables para los fumadores que no pueden o no están dispuestos a dejar de fumar".

El ingreso de las grande empresas tabacaleras en la industria de los cigarrillos electrónicos ha hecho sonar las campanas de alarma. Los defensores de la salud pública, señalando a la historia documentada de la industria de engaño sobre los riesgos de fumar, cuestionan si los fabricante de cigarrillos quieren desarrollar dispositivos para ayudar a los fumadores a dejar de fumar o encontrar nuevas formas de vender nicotina a los jóvenes que nunca han fumado.

"Desarrollar productos que satisfagan la adicción del fumador incrementará el riesgo de que sean altamente adictivos para los no fumadores", dijo Matthew L. Myers, el presidente de la Campaña para Niños Libres de Tabaco, un grupo activista en Washington, D.C.

Estos no son los primeros esfuerzos de las grandes compañías tabacaleras para mitigar los considerables riesgos para la salud del tabaco. A partir de los años 80, Philip Morris y R.J. Reynolds Tobacco hicieron intentos de introducir cigarrillos "más seguros" diseñados para producir menos cancerígenos, pero esos productos nunca pegaron, y la industria tabacalera al parecer fue tomada por sorpresa cuando compañías nacientes empezaron a vender los cigarrillos electrónicos, principalmente hechos en China.

La nueva industria de los cigarrillos electrónicos sigue siendo diminuta, con ventas mundiales este año de 5 mil millones de dólares comparado con más de 800 mil millones de dólares para los productos del tabaco, según estimaciones de Wells Fargo Securities. Sin embargo, las compañías de cigarrillos han compensado sus apuestas adquiriendo a fabricantes de cigarrillos electrónicos o intensificando sus propios esfuerzos de investigación.

Junto con imitar los importantes aspectos sensoriales del fumar, como el sabor, el mayor obstáculo para los nuevos dispositivos, dicen los expertos, es ofrecer la nicotina con la eficiencia de un cigarrillo. A los pocos segundos de dar una fumada, un fumador siente los efectos tranquilizadores de la nicotina porque los compuestos que se producen cuando el tabaco se quema tienen el tamaño perfecto para llevar la nicotina a lo profundo de los pulmones permitiendo que la droga llegue rápidamente al cerebro. Esos mismos compuestos, que se conocen colectivamente como alquitrán, también causan cáncer y otras enfermedades.

En comparación, el tipo de vapor generado por los cigarrillos electrónicos, dicen los expertos, es un portador menos eficiente de la nicotina que el humo. "Hay más deposición en la boca", con el vapor, dijo Jefrrey S. Gentry, el director científico de R.J. Reynolds, una división de Reynolds American.

Un estudio publicado en 2013 mostró que una marca de cigarrillos electrónicos, Njoy, producía niveles de nicotina en la sangre del usuario significativamente menores que la cantidad producida por un cigarrillo como un Marlboro. Como resultado, los usuarios de cigarrillos electrónicos frecuentemente han recurrido a dispositivos más grandes conocidos como plumas de vapor que tienen baterías más grandes que pueden producir más calor. Pero más calor para incrementar los niveles de nicotina quizá también resulte en niveles más altos de toxinas y cancerígenos, dicen expertos.

En noviembre, Philip Morris International empezó a probar con la comercialización del primero de estos nuevos dispositivos, llamado iQOS, en Japón. El dispositivo tiene tres componentes; un cargador de tamaño bolsillo, un elemento de calentamiento y un cartucho corto que contiene tabaco y otros ingredientes. Los cartuchos de tabaco son calentado a un punto por debajo de la combustión, produciendo un vapor tipo aerosol que tiene aproximadamente la misma cantidad de nicotina que un cigarrillo. La compañía planea introducir otro dispositivo que calienta pero no quema en 2016; el elemento de calentamiento de ese dispositivo puede encenderse con una cerilla, como un cigarrillo, pero el cartucho de tabaco no se quema.

Algunos investigadores de salud pública son críticos de los productos que calientan pero no queman, diciendo que incluso calentar el tabaco produce cancerígenos. Funcionarios de Philip Morris International, como Picavet, responden que el sistema de dosificación de nicotina más seguro tiene poco valor a menos que los fumadores quieran usarlo. Los productos que calientan pero no queman, argumentan, dan a los consumidores lo que quieren con lo que parece ser menores riesgos de salud. Científicos de la compañías están tratando de cuantificar esos riesgos a través de experimentos que usan un cigarrillo tradicional como la referencia tóxica.

Las máquinas fumadoras en un laboratorio aquí son usadas para dar caladas a cigarrillos y a dispositivos que calientan pero no queman y luego enviar el humo o vapor resultante a través de una serie de tubos a una máquina en una sala adyacente. Células que se parecen a las encontradas en el pulmón humano son cultivadas en la máquina.

Después de que el humo o vapor llega a las células, se cultivan y son llevadas a otros laboratorios en el edificio donde investigadores las examinan en busca de cambios biológicos o genéticos.

Funcionarios de la compañía reportan que los resultados de las pruebas muestran mucho menos daño celular con los dispositivos de calentamiento sin quemar que con el humo de los cigarrillos; aunque enfatizan que las pruebas de laboratorio no se traducen en menos enfermedades en los humanos. Para tratar de abordar ese riesgo, Philip Morris también está realizando estudios clínicos para medir el nivel de compuestos tóxicos en la sangre y la orina de personas que usan los nuevos dispositivos.

El primer estudio, realizado en 2013 en Polonia, mostró que los niveles de algunos de los contaminantes más tóxicos en el humo del tabaco eran sustancialmente menores en los usuarios del dispositivo de calentamiento sin quemar iQOS que en los fumadores, aunque eran un poco más altos que en quienes se abstuvieron. Ese estudio, sin embargo, duró solo cinco días. Los científicos no han publicado aún los resultados de un segundo estudio, que involucró a 160 personas y duró tres meses, dijeron funcionarios de la compañía. Un tercer estudio, que se espera dure de seis a 12 meses, aún no ha comenzado, dijeron.

Pese a la proliferación de alternativas al cigarrillo, críticos de la industria temen que las grandes compañías tabacaleras, dado su dominio de la nicotina, manipulen los niveles de la droga en los nuevos dispositivos de manera que los fumadores terminen usándolos, no como auxiliares para dejar de fumar, sino como una forma de obtener la nicotina donde está prohibido fumar. Expertos en salud pública también temen que los dispositivos creen una nueva generación de adictos a la nicotina.

Los fabricantes de cigarrillos desechan esas sugerencias. Pero los dispositivos de dosificación de nicotina que están llegando al mercado sugieren lo que está por venir. Hace varios años, Philip Morris International compró los derechos de una forma novedosa de nicotina inhalable. La idea fue desarrollada por investigadores externos que incluyeron al doctor Jed Rose de la Universidad de Duke, el inventor del parche cutáneo de nicotina.

En el pasado, los productos de reemplazo del fumar como gomas de mascar y parches generalmente han fallado porque liberan la nicotina demasiado lento o en cantidades demasiado bajas para satisfacer a los fumadores. Y en un punto, tanto ejecutivos de la industria tabacalera como sus críticos parecen coincidir. Si se desea que los productos alternativos más nuevos tengan éxito desde el punto de vista financiero y de salud pública, tendrán que ofrecer la nicotina a niveles comparables con un cigarrillo.

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