New York Times Syndicate

36 horas en las playas de Barcelona

Generalmente, todo mundo piensa que el mar es un lugar poco interesante de Barcelona. Sin embargo, no es así: 5 kilómetros de suave arena ofrecen a los viajeros experiencias únicas que convierten a la ciudad catalana en un bonito destino de playa. 

Desde que su costa fue limpiada para los Juegos Olímpicos de 1992, Barcelona se ha convertido en una glamourosa meca cultural costera firmemente en la mira de los viajeros conocedores, con fabulosa arquitectura, cultura, diseño y cocina que tiene para ofrecer esta ciudad de fama mundial.

Pero con 10 playas citadinas (algunas equipadas con Wi-Fi, gimnasios al aire libre, camastros para alquilar, baños limpios, duchas, restaurantes y estaciones municipales para navegar o hacer "windsurf"), bien podría incorporar a su visita un poco de actividad en un centro de playa.

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Viernes

6 p.m.

A NAVEGAR

Rompa las olas en mar abierto. Varias compañías ofrecen viajes por el puerto y la costa, desde el tipo de recorridos fáciles y despreocupados de comprar un boleto y subirse al próximo bote, hasta compras anticipadas de boletos por Internet para disfrutar viajes de jazz al ocaso. La mayoría dura entre 40 y 90 minutos, y casi todos salen justo en frente de la estatua de Colón, donde La Rambla choca con el puerto. Dos compañías de viajes, Las Golondrinas y Orsom, son las que tienen más salidas diarias, con tarifas para adultos que oscilan entre 15 y 20 euros por un viaje de 90 minutos, o entre 20 y 27 dólares a un tipo de cambio de 1.34 dólares por euro.

9 p.m.

ARROZ CRUJIENTE

La arrocería Barraca, del chef Xavier Pellicer, inaugurada frente al mar hace un año, es un paraíso para los amantes de la paella. Reserve una mesa en el segundo piso, donde el azul Mediterráneo llena los enormes ventanales. Empiece con gambas rojas salteadas con ajo y perejil, o con una bomba, la tradicional croqueta frita de papa rellena con carne de res. La paella vegetariana ocupa un segundo término, pero aquí la cocina confiere a las alcachofas orgánicas, pimientos rojos, espárragos, habas y cebolla caramelizada el mismo trato que a los suaves trozos de langosta de su más costoso plato tipo risotto. La mayoría de las paellas son para dos personas, mínimo. La cena para dos: 80 euros.

Media noche

EMPIEZA LA FIESTA

Aunque mira al puerto y no al mar, el salón de cocteles Zahara exuda la vibra de un bar de ciudad de costa con una mezcla casual de South Beach de la década de los 90, de clientela homosexual, heterosexual e internacional que lo convierte en una apuesta segura para empezar y ver dónde lleva la noche, o en un lugar para relajarse con un coctel en la terraza. Las caipirinhas, especialidad de la casa, cuestan 6 euros.

1
Sábado

10 a.m.

LLENE EL TANQUE

Con su piso de azulejos disparejos y muebles encalados, Beach House está a la altura de su nombre en el margen de la playa de Sant Miquel. El bar está apilado de montañas de fruta para jugos y batidos, y también sirve comida fresca de desayuno como muesli, cruasanes y pan tumaca (la especialidad catalana de pan tostado untado con ajo y tomates frescos seguida por un rocío de aceite de oliva), al que puede ponerle rebanadas de jamón o disfrutarlo solo. Desayuno para dos: 20 euros.

11 a.m.

MANTÉNGASE SECO BAJO EL AGUA

Para los amantes de la historia hay valiosas atracciones citadinas agrupadas en torno al viejo puerto. Empiece con el acuario de la ciudad (20 euros los adultos), cuya visita sólo lleva entre 30 y 45 minutos y requiere poco esfuerzo, dado que hay que pararse sobre una cinta transportadora que serpentea entre túneles de vidrio bajo mantarrayas y tiburones que se arremolinan en las aguas de arriba.

Del otro lado del Passeig de Colom está el Museu Maritim (12 euros, incluida la exhibición de este verano sobre los vikingos), situado en los viejos astilleros reales. Parte del edificio data del siglo XV, con impactante arquitectura abovedada de piedra y madera casi tan envolvente como los barcos y parafernalia marinera cobijada adentro. Cuando regrese a la playa, súbase al Santa Eulalia, una goleta de 47 metros con tres mástiles construida en 1918, amarrada en el puerto; la visita sin guía está incluida en el precio del museo (o 1 euro por separado).

1 p.m.

MARINO MERCANTE

Durante siglos, los catalanes han desarrollado una tendencia por las artes decorativas con artículos como perros de cerámica con cara amable, vidrio color piedras preciosas y bandejitas de plata con excéntricos adornos de esmalte apareciendo por montones en mercados de pulgas como el que se llama Fira Brocanters, que se pone en el puerto los sábados y domingos.

Ahí cerca, en "La Barceloneta", puede mejorar su vocabulario sobre el crimen en castellano o catalán agarrando una novela barata para leerla en la playa en Negra y Criminal, la singular librería de la ciudad exclusiva de novelas de misterio. Cuando sus pensamientos se inclinen al almuerzo, pare para una cerveza o una copa de rosado y un plato de pescaito frito (sardinas tan chiquitas que se comen enteras y con la mano) en Jai-Ca, uno de los pocos lugares en La Barceloneta donde casi se siente que los locales superan a los turistas.

3 p.m.

COMIDA DE PLAYA GLOBAL

Xiringuito Escribà, sobre la Playa Bogatell, al norte del Puerto Olímpico, siempre figura entre los mejores establecimientos costeros de la ciudad por su sencilla comida asada de verano; un xiringuito (o chiringuito) es un restaurante sobre la playa. El verano pasado Escribà abrió otra choza de playa más pequeña, La Guingueta, justo sobre la arena, que fue un éxito inmediato entre los locales. Combine un almuerzo de tapas con almejas asadas, lima ácida y ceviche con cilantro, pulpo suave salpicado con pimentón y el mejor guacamole de este lado del Atlántico. El almuerzo para dos, con vino: 80 euros.

6 p.m.

PLAYA CON CUALQUIER OTRO NOMBRE

Los concierge de los hoteles y el consejo de turismo de la ciudad describen la vecina playa conocida como La Mar Bella como el lugar perfecto para una jovial "gente cosmopolita de todos los caminos de la vida", incluyendo a los "naturistas", nombre clave en el turismo para las playas gay. Cuando se canse de mirar el mar o a la refinada multitud, ahí cerca hay dos gimnasios al aire libre y un pequeño parque para patinar. Conforme el día se convierte en tarde, los cocteles y la sangría (18 euros la jarra) reemplazan las mateadas proteicas (5.5 euros) en la mayoría de las mesas.

9:30 p.m.

PEZ VELA

Manejado por Tragaluz, el grupo restaurantero de Barcelona que fija el estándar de las cenas elegantes en la ciudad, "Pez Vela" tiene una vibra moderna y un salón comedor de varios niveles que maximiza la capacidad de ver gente. Si está cansado del arroz, pruebe la hamburguesa o una deliciosa ensalada de alcachofas, apio, tomates y listones de un mantecoso queso manchego. La cena para dos, bebidas incluidas, cuesta 100 euros.

A su llegada, pregunte a la acomodadora si lo pueden poner en la lista de la puerta de Eclipse Bar, escaleras arriba, en el W Hotel. Si se niega, entable relación con su mesero y pregunte otra vez. De lo contrario, cuando la cena concluya alrededor de la medianoche, haga la fila para tomar el ascensor hacia el bar del piso 26, donde la ciudad celebra algunas fiestas y estrenos más importantes con miras al horizonte mediterráneo.

1
Domingo


9:30 a.m.

REME PARA PILATES

¿Quién dice que tiene que escoger sólo un ejercicio mañanero? En la punta de la playa Sant Sebastià, Pukas Surf School ofrece clases de Ocean Pilates (clases individuales, 52 euros; grupos de entre cuatro y seis pagan 23 euros por persona) que combinan los beneficios del remo parado y de los ejercicios de pilates sobre el agua, con el horizonte de Barcelona como fondo. La escuela también ofrece clases de surf, que pueden contratarse individualmente o en paquetes de clases múltiples.

Mediodía

VILLAS ENCANTADORAS

Los locales, quienes tienden a descartar los encantos de las playas de su ciudad, le dirán que el verdadero lujo de vivir en Barcelona es el acceso fácil a los encantadores pueblitos costeros como Sitges, a 35 o 45 minutos por tren, autobús o taxi desde el centro de la ciudad. Pero una forma más elegante de llegar podría ser en velero privado. Dependiendo de la temporada, Vell-Marí ofrece excursiones de medio día (370 euros) y de día completo (560 euros) que permiten navegar la costa y posarse en la cala de su elección.

Por supuesto, Sitges en temporada alta de verano, cuando está rebosante de lo que parece casi toda la Europa gay, después de todo podría no sentirse como un pueblo tan chico.

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