Nacional

Este mexicano está preso en China y le queda una semana para evitar una pena de 9 años

Víctor Hugo Michel relata la historia de este joven que viajó a ese país para ganar dinero para pagar su carrera y ahora se le acaba el tiempo para evitar una condena en prisión.

Los hermanos Alejandro y Diego Fernández Quintero, originarios de Uruapan, Michoacán, llegaron a China el 15 de febrero de 2017 para dar clases de inglés con la ilusión de reunir dinero para poder pagar la carrera de medicina; sin embargo, Diego terminó en la cárcel y tiene hasta el 15 de junio para pagar una indemnización y evitar una condena de 9 años en una prisión del país asiático.

En el reportaje especial presentado por Víctor Hugo Michel, director editorial de El Financiero TV, en la Nota Dura con Javier Risco, la madre de los implicados, Yolanda Quintero, detalló los hechos que ocurrieron a inicios de abril de 2017.

"Llegaron poquito antes de las 12 de la noche, pero el señor (el velador de la escuela donde trabajaban los jóvenes) se rehusó a dejarlos entrar a dormir. Y entonces Alejandro le habla a su hermano. Su hermano sale, habla con el señor: '¿cómo los va a dejar en la calle?, pues apenas tienen dos días y tiene que abrirle la puerta'. El señor en definitiva no quiere y Diego intenta abrir la puerta. Al intentar, el señor lo empieza a forcejear, y en el que va y viene, él intenta abrir de todas maneras, el señor intenta golpear a Diego, porque fue el primero que dio el golpe, pero en el forcejeo pues caen", relató Yolanda Quintero.

"Claro, Diego es alto, joven, de 19 años. El señor es bajito y ya de 65 años. Se levanta Diego, lo para, Alejandro también, y él (Diego) pide perdón y el señor le dice que no hay ningún problema. El señor se va a dormir y ellos se van a dormir", asegura la madre.

Al día siguiente del forcejeo, el velador -cuyo nombre no fue revelado- presentó una denuncia ante las autoridades chinas por lesiones y una juez falló a su favor. Por lo que Diego y Alejandro fueron detenidos, pero a Alejandro lo liberaron de inmediato y su hermano permaneció detenido por dos meses.

Tras ese tiempo, Diego fue liberado por falta de evidencias, aunque en noviembre fue reaprehendido acusado del delito de lesiones.

Actualmente está recluido en el centro de detención número 3 de Beijing donde no goza de derecho a visitas, además de que su visa y pasaporte fueron confiscados por el Gobierno chino.

Alejandro, quien se quedó en esa ciudad a la espera de la liberación de su hermano, reveló que durante medio año no supo del paradero de Diego.

"La agencia y la escuela desaparecieron sin pagarnos y por cinco meses he estado buscando una respuesta, un lugar o información de mi hermano. No hay ningún rastro del hombre, la escuela o a agencia. Ahora, un año y dos meses después, nos están pidiendo compensación para liberar a Diego", indicó Alejandro.

"Con la ayuda de mis amigos y toda la comunidad de Uruapan, hemos logrado buena parte del dinero pero aún falta", añadió.

A través de una página de Facebook, así como de colectas en las calles, la venta de galletas y pasteles, y otras acciones, los habitantes de Uruapan se han movilizado para reunir los fondos necesarios.

"En Uruapan esto se ha convertido en todo un movimiento. La sociedad uruapense está saliendo a las calles a tratar de recaudar los fondos que se necesitan para poder liberar a este muchacho", señaló Víctor Hugo Michel en el programa.

Hasta ahora la colecta lleva reunidos un millón 200 mil pesos; sin embargo, aún faltan 300 mil pesos para juntar el monto total de la indemnización que es de un millón 500 mil pesos (500 mil yuanes) antes del 15 de junio.

La madre acusa que no ha recibido apoyo de la Secretaría de Relaciones Exteriores ni de los gobiernos estatal y Federal.

"Relaciones (Exteriores) dice que no, que ellos no pueden apoyar económicamente, casi es na'más de documentación, ir a ver a Diego; dicen que no pueden (aportar recursos), que no está dentro de ningún artículo", señaló Yolanda.

Sin embargo, decenas de voluntarios, entre los que se encuentran madres de familia, no se han dado por vencidos, salen a las calles para recolectar fondos.

También lee: