"Ser un ejemplo eminente de formas tradicionales de asentamiento humano o de utilización tradicional de las tierras o del mar, representativas de una cultura (o de culturas), o de la interacción entre el hombre y su entorno natural, especialmente cuando son vulnerables debido a mutaciones irreversibles", es una de las razones por las que la UNESCO declaró a Xochimilco Patrimonio Cultural de la Humanidad, el 11 de diciembre de 1987.
La declaratoria abarca un polígono de protección de siete mil 534 hectáreas; de ellas, el 51 por ciento corresponde a Xochimilco, el 47 por ciento a Tláhuac y 1.46 por ciento a Milpa Alta, habitado por aproximadamente 300 mil habitantes.
Y entre las razones para este nombramiento, una de las principales es el milenario proceso de cultivo en las chinampas, que son islotes construidos artificialmente sobre ciénegas o aguas de poca profundidad y en los que, con técnicas agrícolas artesanales, se cultiva, entre otros, maíz, frijol, calabaza, chile y tomate.
Sin embargo, Erasto Ensástiga Santiago, coordinador general de la zona Patrimonio Mundial Natural y Cultural de la Humanidad en Xochimilco, Tláhuac y Milpa Alta, dijo, en entrevista con El Financiero, que hay factores que ponen en riesgo esta zona.
Describió dos que particularmente tienen que ver con las chinampas: la falta de interés de las nuevas generaciones por el campo y que el trabajo ahí es artesanal, lo que encarece los productos y vuelve complicada la competencia respecto de lugares con procesos industriales. "De 21 mil chinampas documentadas por un estudio de la UNAM, apenas tres mil son productivas", lamentó.