CIUDAD DE MÉXICO.- Ante el recrudecimiento de la violencia en Guerrero, obispos de la entidad, encabezados por el arzobispo de Acapulco, Carlos Garfias Merlos, llamaron a abrir un diálogo con los delincuentes, porque "también ellos son parte de la sociedad".
Y es que desde que tomó protesta el nuevo gobernador, Héctor Astudillo Flores, así como del anuncio de la nueva estrategia de seguridad para Guerrero, a cargo del comandante de la Novena Región Militar, Alejandro Saavedra Hernández, la violencia no cede.
Hasta el momento ya suman casi 60 muertos desde que Astudillo Flores asumió el poder, el nuevo gobernador ha descartado esta intermediación del clero, principalmente al argumentar que la violencia en Guerrero "se ha sobredimensionado".
Por ello, los representantes de la iglesia católica guerrerense no descartaron seguir la vía que se dio en Colombia en la década de los ochenta, cuando el clero jugó un papel determinante en la intermediación entre el gobierno y los cárteles.
Y es que se han registrado tres hechos que han puesto en entredicho la nueva estrategia, como la irrupción de hombres armados a tres escuelas públicas de Acapulco para exigir pagos por "derecho de piso" y parte de los aguinaldos a los maestros. Ante esa situación, el mandatario estatal informó que a partir del martes 17 de noviembre, 120 escuelas de la zona suburbana del puerto serán resguardadas por fuerzas federales.
También se dio el enfrentamiento entre policías comunitarios y sicarios en la comunidad de Polixtepec, en el que resultaron tres delincuentes muertos y siete guardias heridos, y disparos de hombres desconocidos a la fachada de un hospital en Chilpancingo.
El 8 de noviembre, hombres armados asesinaron a 12 personas, entre ellas a una mujer y a dos menores de edad, y dejaron heridas a cinco en un ataque a balazos a un taller mecánico que fue habilitado para peleas de gallos en la cabecera municipal de Cuajinicuilapa, en la región de la Costa Chica.