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Así fue la llegada del Papa a la casa de la virgen "morenita"

El pontífice realizó su tercer acto en la Ciudad de México, luego de su recepción oficial en Palacio Nacional y la reunión que tuvo con obispos.

El papa Francisco llegó a la Basílica de Guadalupe al filo de las 17:00 horas locales del sábado, luego de un trayecto de 45 minutos desde la Nunciatura Apostólica.

En la sede religiosa largas filas de personas se observaron en los accesos y calles cercanas, la mayoría con boleto en mano, para escuchar la primera misa del Papa Francisco en suelo mexicano.

La Insigne Basílica de Guadalupe, ubicada en el norte de la capital del país, abrió desde muy temprano sus puertas para recibir a los fieles católicos y al pontífice de origen argentino, quien previamente había pedido a los mexicanos que lo dejen "un ratito solo" con la imagen de la Virgen del Tepeyac. "Es el favor que les pido, ¿me lo van a hacer?"

El Papa dijo previamente que para comprender a México era necesario mirar a la "morenita".

El Paseo Zumárraga, las calles Allende e Iturbide, así como las calzadas de Guadalupe y de los Misterios lucieron abarrotadas de curiosos, turistas, vendedores ambulantes y sobre todo de católicos que fueron parte de este hecho histórico.


También hubo 60 elementos de la Cruz Roja Mexicana con 15 unidades para atender a los asistentes en caso de alguna emergencia, en tanto que se decretó "ley seca" en las colonias de las inmediaciones.

La estación Basílica-La Villa del Metro, así como nueve estaciones de la Línea 6 del Metrobús fueron cerradas, lo que provocó molestias a algunos usuarios, mientras que otros por 10 pesos compraban algún sándwich, un disco o un póster del Papa.

Rocío García Santamaría, su hermana Iris y compañeros de su oficina regalaron en la mañana cobijas a los peregrinos que pernoctaron en las calles cercanas a la Basílica, pues ellas, cada 12 de diciembre acostumbran "dar un poco de nosotros a quienes lo necesitan".


Así, a punto de cumplir 40 años de haber abierto sus puertas, la Insigne y Nacional Basílica de Santa María de Guadalupe recibió una vez más a un Papa, luego de haberlo hecho por primera vez en 1979 con Juan Pablo II.

Francisco acudió como un peregrino más en la búsqueda de tener un encuentro personal con la Virgen de Guadalupe, al igual que lo han hecho millones más a lo largo de casi cinco siglos desde sus apariciones en 1531.

De ello son testigos mudos la Antigua Basílica de Guadalupe, el Atrio de las Américas, el Carrillón y la Capilla de los Indígenas, entre otras tantas estructuras que se yerguen a la vista de millones de personas que han pasado a lo largo de los años.


El Papa llegó al templo mariano por Calzada de Guadalupe e ingresó al Atrio de las Américas, donde recorrió los diferentes cuadrantes que se establecieron para recibir a casi 32 mil personas.

Posteriormente ingresó a la Antigua Basílica de Guadalupe, inaugurada en 1709 y en donde se estableció la Sacristía en la que el jerarca de la Iglesia Católica se preparó para salir en procesión.

El pontífice ingresó por la Puerta Santa, diseñada especialmente para la celebración del Año de la Misericordia por el arquitecto y monje benedictino fray Gabriel Chávez.

Francisco celebró la misa ante los 32 mil peregrinos distribuidos en el interior del templo, en el Atrio de las Américas y la Plaza Mariana.

Al término de la celebración eucarística, el pontífice será conducido hasta la pequeña capilla que se encuentra en la parte trasera del altar, en donde hará oración cerca de la Señora del Tepeyac, al igual que lo hiciera en su momento Juan Pablo II.

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