CIUDAD DE MÉXICO.- Más de un centenar de familias, casi todas de escasos recursos, de la delegación Cuajimalpa, habitan en zonas de alto riesgo que ponen en peligro sus vidas al vivir en taludes que se desgajan, barrancas y lechos de ríos.
Sin la cobertura mediática que tuvieron los habitantes del talud que fue intervenido en Santa Fe, el jefe delegacional de Cuajimalpa, Miguel Ángel Salazar, reconoció que en esa demarcación existen otros ocho puntos de alto riesgo en cuatro barrancas donde hay incrustaciones de asentamientos irregulares cuyos habitantes ponen en peligro su vida, principalmente por el humedecimiento de la tierra que provoca el deslave.
Informó que a principios de 2016 presentará un informe al Gobierno del Distrito Federal para encontrar una solución a la problemática que padecen alrededor de 800 personas que habitan en esas zonas.
Informó que a un costado de Santa Fe hay otro predio alterno a la autopista arriba de los puentes, con tres viviendas muy próximas a otro talud que se desmorona; y en el Paraje Ahuatenco, próximo a Huixquilucan, hay un cauce de río que pone en riesgo a cinco familias.
Miguel Ángel Salazar expuso que también personas con altos ingresos tienen problemas similares de deslizamiento de tierra por concentración de agua en San Pablo Chimalpa, San Mateo Tlaltenango y la zona residencial de Vista Hermosa.
El jefe delegacional destacó entre los ocho puntos de riesgo, el área de la barranca de Santa Rita, que se ubica en la colonia El Ébano, contigua a Santa Fe, donde se presenta un problema mayor pues allí viven ocho familias sobre un talud poniendo en riesgo la vida de cerca de 60 personas.
Recordó que a finales de agosto, casi tres meses antes de que se derrumbara el talud del fraccionamiento Vista del Campo, se desgajó una parte de la barranca de Santa Rita, afectando a cinco familias que viven en las cercanías; parte de sus hogares cayeron al fondo de la barranca sin que hubiera víctimas.
Afirmó que luego de estudios de suelo en la zona se determinó que tres familias deberán ser reubicadas definitivamente. "Ya se les busca un predio, posiblemente en la colonia Navidad para que el Invi (Instituto de Vivienda del Distrito Federal) les otorgue un crédito para construir nuevas casas", aseguró.
Cercanas a la barranca de Santa Rita se ubican 58 viviendas construidas hace 50 años; cuentan con agua corriente, energía eléctrica, pavimentación, drenaje y es un asentamiento totalmente regularizado cuyos habitantes tienen sus escrituras en regla.
De las tres familias que deberán abandonar sus hogares, constituidas por unos 60 miembros, entre ellas Dionisia Solís y Vanesa Camacho, aseguran que pasan las noches en vela desde el derrumbe parcial de sus casas ocurrido el 31 de agosto pasado, por temor a que otra parte de sus hogares se desgajen junto con la barranca.