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Guzmán "dejó un circo" en Almoloya

El boquete que construyeron desde una finca en obra negra tiene más visitas que cualquiera de los internos del penal de El Altiplano, que alberga a los reos más peligrosos. 

EL ALTIPLANO.- ¡Esto ya parece un circo!, gritó el reo Edgar Valdez Villarreal, alias 'La Barbie', brazo armado de los Beltrán Leyva, mientras el ir y venir de reporteros, camarógrafos, funcionarios y legisladores rompían la cotidianidad del pasillo dos del área de Tratamientos especiales, donde se encuentra la celda 20 que ocupaba hasta el sábado pasado 'El Chapo' Guzmán.

Y es que poco importan los 26 filtros, entre puertas y controles de seguridad que hay que traspasar para llegar al punto de la noticia, el famoso hoyo de 50 por 50 centímetros por el que huyó el narcotraficante Joaquín Guzmán Loera, el cual hasta el momento ha tenido más visitas que cualquiera de los afamados internos que veían relajados el partido de la selección mexicana contra Trinidad y Tobago.

Más de cien medios de comunicación, en un solo día, realizaron un tour por el dormitorio del reo número 3578, con el punto culminante en ese boquete de 10 metros de profundidad y el túnel que se construyó desde una finca en obra negra, a kilómetro y medio del penal, y cuya espectacularidad puso en evidencia los más sofisticados sistemas de seguridad a nivel mundial.

Desde varios kilómetros antes de llegar al penal de máxima seguridad del Altiplano, en el municipio de Almoloya de Juárez, Estado de México, se observa un aparatoso operativo de vigilancia que encabezan el Ejército y la Policía Federal colocados a lo largo del camino que lleva directamente a la entrada de la prisión y cuyos vehículos se entremezclan con el camino de terracería, tubos, material de construcción y trabajadores que realizan la remodelación del Sistema Cutzamala.

Imposible dejar de ver la Torre de vigilancia que caracteriza al Centro de Readaptación Social, mientras la revisión de vehículos es rigurosa pues no se admite el acceso sin permiso previo.

Antes de cruzar la reja, las indicaciones son precisas, nada de celulares, tablets, grabadoras, joyas, cinturones, llaves, dinero y hasta libretas.

Solo una identificación en mano es el pase que más de un centenar de medios de comunicación, entre nacionales y extranjeros han tenido que cumplir para llegar en grupos de 20 ó 40 hasta ahí, el penal que, aun contando con los mejores estándares internacionales, no pudo evitar la huida del criminal más buscado.

El primero de los 26 filtros requiere anotarse en una lista y posar con identificación en mano hacia la cámara. Viene la revisión personal para evitar que entre las ropas se vaya algún objeto prohibido, incluso no se admiten abrigos aparatosos o dobles prendas de vestir.

De ahí un autobús es el encargado de trasladar a los visitantes hasta la zona Sur del Penal, donde se encuentran los reos más peligrosos.

El mismo sistema de la credencial en mano y posar para la cámara se repite en más de 10 filtros y personal de seguridad que observa desde una cabina. El resto es un mecanismo de control mediante el cual hay que ir al paso de los guardias pues se requiere terminar de cruzar las pesadas puertas de reja color gris para que pueda abrirse la siguiente.

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Largos pasillos de concreto, escaleras y más pasillos, más filtros y cámaras ante las que hay que posar con la identificación en mano para llegar hasta el lugar donde es necesario la colocación de un sello indeleble en la muñeca izquierda que es el pase de entrada a la zona de mayor peligro y también el pase de salida.

Al fin, el famoso pasillo dos del Área de Tratamientos especiales, que inicia con la celda 11 y termina con la número 20 que hospedaba al narcotraficante Guzmán Loera y que hoy, a seis días de la fuga luce limpia, incluso las paredes.

En la zona de la regadera aún persiste ese pedazo de losa de concreto de 10 centímetros de espesor, que fue levantada desde el interior del piso, pero la celda ya está vacía, fueron retiradas todas las pertenencias del jefe criminal.

El trayecto es intrincado en procesos, pero también difícil en la vibra: hay que pasar por las celdas donde se encuentran los delincuentes más peligrosos del país, entre ellos los hermanos Miguel y Omar Treviño Morales, conocidos como el "Z-40" y "Z-42", quienes encabezaron el Cártel de los Zetas y Edgar Valdez Villarreal, alias "La Barbie", uno de los sicarios más sanguinarios del Cártel de los Beltrán Leyva en Morelos.

¡Esto ya parece un circo!, gritó desde la celda número 16 "La Barbie", un circo que sin duda inició 'El Chapo' con uno de los actos de escapismo más impresionantes de los últimos tiempos, y que supera incluso al que él mismo protagonizó en enero de 2011, cuando se fugó en un carrito de lavandería y salió por la puerta principal del penal de Puente Grande Jalisco.

Ya acostumbrados al movimiento inusual que dejó en la zona la fuga de Guzmán Loera y en una actitud de aparente solidaridad con el capo ya que "nadie vio ni escuchó nada", los criminales se relajan en sus camastros, o ven teles, que pueden ser adquiridas, luego de la petición a un juez. Una calma inusual incluso en su vecino de la estancia 19, el pederasta Jean Succar Kuri.

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