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Es padre de la mentira, quien divide y enfrenta a la sociedad: Francisco

Durante la homilía que el Papa Francisco ofreció en la zona de 'El Caracol' en Ecatepec, llamó a México a no ser un país donde no haya que emigrar para poder soñar. 

CIUDAD DE MÉXICO.- Durante su homilía en Ecatepec, el segundo municipio más poblado del país, el papa Francisco, alertó a los mexicanos contra "el padre de la mentira, que es aquel que busca separarnos, generando una sociedad dividida, enfrentada. Una sociedad de pocos y para pocos".

Al oficiar misa en el Centro de Estudios de Ecatepec, el jerarca de la Iglesia católica, advirtió contra tres tentaciones: la riqueza, el orgullo y la vanidad.

Respecto a esta última, rechazó "esa búsqueda de prestigio en base a la descalificación continua y constante de los que no son como uno. La búsqueda exacerbada de esos cinco minutos de fama, pero que no soporta la fama de los demás, haciendo leña del árbol caído".

Ante miles de fieles católicos, expuso: "Cuántas veces –con dolor lo digo– somos ciegos e inmunes ante la falta del reconocimiento de la dignidad propia y ajena".

Y siguió con las otras tentaciones. Al fustigar sobre la búsqueda de la riqueza, criticó a aquellos que "están adueñándose de bienes que han sido dados a todos y utilizándolos tan sólo para mí o para los míos. Es tener el pan a base del dolor del otro, o hasta de su propia vida. Esa riqueza que es el pan con sabor a dolor, amargura, a sufrimiento. En una familia o en una sociedad corrupta es el pan envenenado que se le da de comer a los propios hijos".

Esta última, dijo el papa Francisco, deja paso a la tercera tentación: "El orgullo, o sea ponerse en un plano de superioridad del tipo que fuese, sintiendo que no se comparte la común vida de los mortales, y que se reza todos los días 'Gracias, Señor, porque no me has hecho como ellos".

Al referirse a los problemas más agudos de México, Francisco llamó a los mexicanos a trabajar y hacer del país una tierra de oportunidad, "donde no haya que emigrar para soñar, donde no haya necesidad de ser explotado para trabajar".

Convocó a México a ser: "una tierra que no tenga que llorar a hombres y mujeres, a jóvenes y niños que terminan destruidos en las manos de traficantes de la muerte".

Al concluir la eucaristía en la que estuvieron presentes cerca de 300 mil personas, el obispo de Ecatepec, Óscar Roberto Domínguez, le expresó al Papa su agradecimiento por su visita y recordó que los principales males que aquejan a esta comunidad son la pobreza, la violencia, la corrupción y el hambre.

A su arribo al Estado de México, el pontífice fue recibido por el gobernador de la entidad, Eruviel Ávila, y el presidente municipal de Ecatepec, Indalecio Ríos, quienes recibieron al convoy papal y, a nombre del Ayuntamiento local, le entregaron el nombramiento de "Huésped Distingudo" y las llaves de la ciudad. Una vez concluida la misa, el Papa acudió a comer al Seminario Diocesano, ubicado en este municipio y poco después de las 16:00 horas, fue trasladado al helipuerto de Ecatepec y de ahí de regresó al Campo Marte, en la Ciudad de México, desde donde realizó un recorrido de 6.5 kilómetros con dirección al Hospital Infantil de México Federico Gómez.

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