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El oaxaqueño que encumbró a 'Los Chuchos' en el sol azteca

En medio de la negociación para que su hijo, Alejandro, sea candidato a la gubernatura que él alguna vez ocupó, Murat es puesto bajo escrutinio público por el NYT, que evidenció una riqueza inexplicable.

CIUDAD DE MÉXICO. Cuando apareció la primera publicación de una serie de reportajes en The New York Times que evidencian su riqueza inexplicable, José Murat intensificaba un cabildeo local para encaminar la candidatura de su hijo Alejandro al gobierno de Oaxaca.

Todavía hace no muchos días los influyentes hermanos oaxaqueños de apellido Serrano Toledo, del PRD, específicamente de la corriente de Los Chuchos (diputado federal y dirigente moral local), rindieron honores a Alejandro en una recepción que incluyó comilona y música en vivo.

La estrecha relación, incluso entrañable, entre José Murat y Jesús Ortega, líder moral del partido de izquierda, se mantiene intocable. "Es mi compadre", ha presumido el oaxaqueño de 1.90 metros aproximadamente y ojos verdes por su descendencia iraquí.

Saben priistas y perredistas de Oaxaca que la operación política que Murat hizo en favor de Ortega durante la competencia de éste por la dirigencia del Partido de la Revolución Democrática, fue la primera estocada al toro arisco en que se estaba convirtiendo el lopezobradorismo. Es decir, gracias al priista Los Chuchos son lo que son en el partido.

Por eso no tuvo complicaciones para sentarlo en la mesa del Pacto por México en el arranque del sexenio del presidente Enrique Peña Nieto.

Murat se forma como político con el antiquísimo esquema del nacional revolucionario, que reconoce en las clases obreras y campesinas, y después popular, el factor social más importante de la colectividad, pero que con el tiempo se convirtieron en máquinas electorales.

El más reconocido operador electoral del PRI de los últimos tiempos: Ulises Ruíz, fue descubierto y preparado por Murat. Le regaló la candidatura al gobierno y una vez ganada muy pronto se enemistaron a muerte. Su alumno no cumplió, ha dicho el propio Murat, una serie de acuerdos establecidos.

Una característica que destacan priistas y opositores, respecto a antecesores recientes y sucesores suyos en el gobierno, es que todo lo que olía a conflicto social el propio Murat se presentaba personalmente y lo atendía.

"No delegaba nada", dice un líder de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca, con quien ha llevado una especie de relación de acercamiento y rechazo a la vez. Desde que era gobernador se rumoraba en la entidad que era dueño de algunos negocios y propiedades que poseía en Estados Unidos, pero Murat, con ese tono de voz escandaloso que lo caracteriza y mal hablado como suele ser, mandaba al carajo a la gente.

"Sí son mis amigos, no anden repitiendo eso, cabrones", decía a los propios líderes de oposición y priistas que aún prefieren estar en el anonimato por la influencia que Murat aún tiene en el estado.

La dirigencia local es comparada como un jamón en un sándwich porque por un lado tienen el peso de Murat y por el otro el de Ulises Ruíz, quien al igual tiene a sus representantes en diversas posiciones vigentes. Ramírez es visto, en el interior del PRI, como un hombre al que saben impresentable públicamente, pero necesario por su efectividad en la operación política. Tiene cercanía discreta con Miguel Ángel Osorio Chong, secretario de Gobernación.

De estirpe echeverrista, Murat se fortaleció después de que el presidente de la República fue apedreado en una visita en la Universidad Nacional Autónoma de México y él y sus amigos lo protegieron hasta llevarlo a salvo afuera de la máxima casa de estudios. Entonces la política entró en forma directa en su vida.

Habilidoso, excelente negociador y un tipo explosivo son las características y adjetivos más comunes que suelen mencionarse cuando se pregunta a políticos destacados de Oaxaca por él. Pero hay quienes se cuestionan si después de lo publicado en The New York Times, el presidente Peña Nieto dejará que se quede con la candidatura al gobierno estatal o se allana el camino a favor de Héctor Pablo Ramírez Puga, el hombre cercano a Luis Videgaray, secretario de Hacienda, quienes establecieron relación cuando eran diputados federales.

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