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Con un semestre de medicina, un estudiante ayudó a siete víctimas

Mujer embarazada salva su vida y la de su bebé, pero ahora busca a su abuela y tío. Se quejan de la falta de información veraz y oportuna en los hospitales. 

La explosión en el mercado de San Pablito, en Tultepec, Estado de México, puso a prueba a estudiantes de medicina de la Universidad Mexiquense Bicentenario, ubicada a unos metros del ahora desaparecido tianguis de la pirotecnia.

Alán Jesús Chávez, estudiante del primer semestre de Medicina Nutricionista, cumplió con creces. El joven de 18 años, sin dudar, participó en el rescate de las víctimas.

"Sí, ayudamos al traslado de siete heridos y lamentablemente tuve la desgracia de agarrar a cinco muertos, tres niños y dos adultos, sus cuerpos ya estaban calcinados", contó a El Financiero.

Explicó que en su escuela se percataron de inmediato de la tragedia: "Todos los vidrios de la Universidad estaban temblando, se sentía como temblaba el piso; cuando se empezaron a escuchar las detonaciones corrimos a ver si podíamos ayudar".

Cuando llegaron encontraron un caos. El humo se esparcía por todos lados, impedía la visibilidad, el olor a pólvora era asfixiante. La gente corría despavorida por todos lados, muchos lloraban, otros pedía ayuda a gritos.

Recordó que en su mente estaba clara la misión de ayudar a la gente, aún a riesgo de su propia vida. "En ese momento no piensas que quizá puede haber otra explosión, te concentras únicamente en salvar vidas", agregó.

Pero la tragedia que dejó la explosión aún no se dimensiona. Para muchos apenas empieza. Ayer, a 24 horas del estallido, decenas de familias completas peregrinaron por hospitales con la esperanza de que entre los más de 70 heridos esté con vida su familiar.

Dulce Viridiana Martínez Hernández buscaba ayer a su abuela Eva Báez Palacio y a su tío Yasmani González Báez. La hija de este último, una mujer con siete meses de embarazo, estaba con ellos en el mercado de Tultepec, pero la explosión los separó y ya no supo de ellos.

"Era la primera vez en su vida que iba al mercado, acudieron a comprar cohetes que pensaban revender en su tienda en el municipio de Nicolás Romero, pero la desgracia los sorprendió", dice Dulce Viridiana con pesar.

Recordó que su prima tomó un taxi a su casa. Iban muy golpeada. Y fue ella quien contó lo sucedido.

"Nos dijo que estaban comprando, cada uno en un puesto diferente y cuando empezó el tronadero unas señoras la agarraron a ella y ya no la soltaron, pero alcanzó a ver a mi tío y a mi abuela, que estaban juntos", contó.

Geovan Pérez Rodríguez buscaba a tres familiares: su cuñada Armanda Lillo Quiterio, de 50 años, locataria del mercado, quien falleció, a su hijo Oscar Maldonado Lillo, de 15 años, y su nieto Juan Antonio Alcalá, 9 años, quienes están desparecidos.

Francisco Rodríguez Rendón, de 44 años, buscaba a su hermana María Angélica Rodríguez Rendón, locataria del mercado desde hace 5 años.

"No ha habido respuesta alguna en los hospitales, hemos ido a Zumpango, a San Pablo de las Salinas, a la Cruz Roja de Polanco, al hospital de las Américas, al de la Vicente Villada, y nada… no hemos encontrado nada".

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