CULIACÁN.- Trabajadores de la mina El Gallo 1, que fue asaltada el martes pasado en Mocorito, Sinaloa, contaron que fueron ocho los delincuentes armados con rifles y pistolas los que robaron los 900 kilos de concentrado aurífero, el cual contiene 7 mil onzas de oro con valor de 8.5 millones de dólares.
De manera anónima por temor a represalias, los mineros detallaron que el comendo utilizó dos camionetas –una Jeep Cherokee y una Mitsubishi– para llevarse lo hurtado.
Señalaron que el asalto ocurrió aproximadamente a las 04:30 de la mañana del pasado martes, cuando los asaltantes llegaron por la parte trasera de la planta, que da a la comunidad El Nacimiento, en la sierra de Mocorito, que colinda con Badiraguato.
Una vez adentro, los bandidos llegaron hasta la refinería y sometieron a 10 trabajadores que resguardaban la bóveda, "que se encontraba extrañamente abierta a esa hora". Vaciaron el concentrado aurífero en unos tambos que llevaban en las camionetas.
Posteriormente, dijeron los trabajadores, los asaltantes se metieron a las oficinas para llevarse los aparatos de video y las cámaras de circuito cerrado, a fin de no dejar imágenes del asalto.
Fue hasta las seis de la mañana cuando los trabajadores reportaron el asalto a los funcionarios de la empresa McEwen Mining, que de inmediato se comunicaron con el gobernador del estado, Mario López Valdez, quien dio instrucciones al procurador de justicia para realizar las investigaciones.
Por la forma en que relatan el asalto los trabajadores, son investigados por la Procuraduría del estado, pues de acuerdo con la empresa, la bóveda siempre debe estar cerrada y resguardada por personal de seguridad privada.
Otro asunto que no le cuadra a las autoridades, es que el camino de acceso a la mina es sinuoso y se aprecia la circulación de vehículos a larga distancia.
SON INTERROGADOS
El robo es investigado por la Procuraduría del estado, la cual inició el interrogatorio de los 400 trabajadores de la mina por la presunción de que hubo complicidad.
La hipótesis de la PGJE es que el robo se dio en etapas, entre tres y cinco días, por diferentes circunstancias: la bóveda siempre debe estar cerrada, el camino hacia la mina es de terracería –unos 50 kilómetros– con curvas sobre la montaña, y además, los 900 kilos no se pueden transportar en un solo día y necesitarían varias unidades para trasladarlas a la zona urbana, en donde tendrían que procesar el material para fundir y elaborar barras de oro y luego convertirlas en joyería.