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Venezuela presiona con huelga de 2 días contra Constituyente

La huelga en Caracas de los opositores venezolanos, que inició a las 6 horas locales, busca obligar al presidente Nicolás Maduro a suspender la elección del domingo de una Asamblea Constituyente, con la que temen se instaure el comunismo.

Bajo fuerte tensión, los opositores venezolanos iniciaron este miércoles una huelga de 48 horas para obligar al presidente Nicolás Maduro a suspender la elección el domingo de una Asamblea Constituyente, con la que temen se instaure el comunismo.

El paro arrancó a las 6:00 horas locales (5:00 horas Ciudad de México) con algunas calles desoladas y ya bloqueadas por grupos de vecinos con barricadas de escombros y cuerdas, en distintos puntos de Caracas y otras ciudades.

En un video difundido en la medianoche en su Twitter, su primer mensaje en arresto domiciliario, el líder opositor Leopoldo López pidió a los venezolanos "seguir en las calles hasta alcanzar la libertad" y a la Fuerza Armada le solicitó no ser "cómplice" del "aniquilamiento" del estado democrático y de un "fraude constitucional".

En el este de Caracas, un bajo tránsito de vehículos y escasos transeúntes marcaron el inicio de la jornada, mientras en otras zonas comerciales se evidenciaba un mayor flujo de personas en comparación con una paralización de 24 horas realizada la semana pasada.

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"No más dictadura", se lee en algunos letreros colocados en barricadas del este de Caracas. En el centro de la capital circulaban autobuses.

Al otro lado de la ciudad se observaban filas en agencias bancarias, vendedores ambulantes y muchos comercios abiertos en la popular barriada de Catia, mientras que el transporte subterráneo de Caracas reportaba afluencia normal de pasajeros.

"Estoy de acuerdo con el paro. La semana pasada cerré toda la semana, por miedo que pasara algo. Pero ahora necesito abrir para poder comer", comentó Isabel Fernández, vendedora de verduras en Catia.

La televisión estatal mostró imágenes de normalidad en los servicios de transporte y empresas estatales, mientras adversarios de Maduro publicaban fotos en redes sociales de calles desoladas en varias ciudades del país.

El presidente de la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA), Eulogio del Pino, dijo en su cuenta de la red social Twitter que las operaciones permanecían sin novedad, con total afluencia de sus trabajadores.

En tanto, opositores denunciaron en la misma red social, que la policía ya había realizado algunas detenciones en medio de la protesta, mientras afirmaban un éxito de la paralización en estados como el fronterizo Táchira y Barinas.

La semana pasada, la oposición organizó un paro de 24 horas con bloqueos de calles que dejó cinco muertos, lo que despierta temor a nuevos brotes de violencia.

Para el viernes, la coalición opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD) convocó a una gran marcha en Caracas, bajo la advertencia de que boicoteará la votación del domingo si Maduro insiste en la polémica elección de los 545 asambleístas de la Constituyente.

El rechazo a la Constituyente -según Datanálisis del 70 por ciento- intensificó las protestas que iniciaron hace cuatro meses para exigir la salida de Maduro, que dejan un centenar de muertos, miles de heridos y cientos de detenidos.

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"NO MÁS CHANTAJES"

Maduro enfrenta también el malestar de muchos venezolanos por la profunda crisis económica en que cayó el país, donde la comida y las medicinas escasean y los precios suben todas las semanas.

La oposición lo acusa de convertir a Venezuela en una dictadura y destruir su economía -caerá 12 por ciento este año según el FMI- pese a su riqueza petrolera; pero el mandatario sostiene que sus adversarios buscan derrocarlo con apoyo de Estados Unidos para afincar el neoliberalismo.

La patronal Fedecámaras le exigió a Maduro no "imponer" una Constituyente que "traerá más hambre". Las principales centrales obreras anunciaron que se sumarán a la huelga.

Según la oposición, la huelga anterior fue acatada en un 85 por ciento, pero el Gobierno aseguró que fue un fracaso pues controla la estratégica industria petrolera, fuente del 96 por ciento del ingreso de divisas, y el sector público, de más de tres millones de empleados.

El Gobierno comprobará que los beneficiarios de sus programas sociales voten el domingo, para lo cual deberán presentar en las urnas el llamado "Carné de la Patria" que los acredita como tales, lo cual es denunciado por la oposición como un mecanismo de presión.

El opositor Henrique Capriles pidió a la gente no aceptar "más chantajes" del Gobierno. "Trabajadores públicos deben terminar de romper las cadenas", añadió.

MADURO NO ECHA PARA ATRÁS

La Constituyente ha sido fuertemente criticada por gobiernos latinoamericanos y europeos, y el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, amenazó con sanciones económicas si se concreta.

Pero Maduro no ha mostrado ninguna señal de retroceso. Más bien insiste en que la Constituyente "ya es un hecho" y traerá la paz y bonanza económica al país.

Mostrando mano dura, tres magistrados de una corte suprema paralela designada por el Parlamento de mayoría opositora fueron detenidos en los últimos días.

La MUD no participará en la Constituyente alegando que no fue convocada en referendo y el sistema de elección fue diseñado para que el Gobierno la controle y haga una Carta Magna a su medida, que garantice su permanencia en el poder.

La fiscal general, Luisa Ortega, veterana chavista que rompió con Maduro, advirtió que la Constituyente será un "cheque en blanco" para el gobierno y llamó a los venezolanos a jugarse todo para detenerla.

El Gobierno puso a toda marcha la maquinaria del partido socialista. Según los analistas una alta abstención restaría legitimidad a la Constituyente, frente a los 7.6 millones de votos que según la MUD obtuvo en el plebiscito simbólico que hizo el 16 de julio contra esa iniciativa.

Pero Maduro se dice seguro de una gran victoria el domingo. Así lo proclama bailando en los mitines una pegajosa canción que promociona la Constituyente.

Con información de Reuters

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