Las perforaciones que se observan en el fuselaje del Boeing 777-200 de Malaysia Airlines que se estrelló cerca del pueblo de Grabovo el 17 de julio, y en el que murieron 298 personas, corresponderían a proyectiles de cañón de un caza Sujoi Su-25, aseguró Peter Haisenko, piloto durante 30 años de Lufthansa y especialista en la industria que analizó la información disponible sobre la tragedia.
En AnderweltOnline.com, Haisenko destacó antes del informe preliminar difundido ayer que los impactos se observan en la cabina, especialmente reforzada para resistir el choque de aves a gran velocidad ––se mantuvo intacta en el caso del Boeing 747 de Pan Am destruido por una bomba sobre Lockerbie, Escocia, en 1988–– y aseveró que información de radar liberada por Rusia confirmó la presencia de al menos un Su-25 ucraniano en los alrededores del MH17.
El avión de combate, de fabricación rusa, está equipado con un cañón doble de 30 milímetros y munición que combina 250 proyectiles antitanque incendiarios y explosivos de fragmentación.
Según su estudio, los proyectiles antitanque atravesaron la cabina y salieron deformados por un costado, mientras que los incendiarios causaron explosiones en su interior, lo que incrementó la presión hasta el colapso, ya que las cabinas de los aviones comerciales son una cámara hermética presurizada.
Ayer, Tjibbe Joustra, jefe de la investigación holandesa, dijo que sería necesario acceder a los restos de la cabina en Grabovo, pues fue penetrada por muchos de los "objetos de alta energía" que menciona su reporte.