WASHINGTON.- Luego de los caucus en Iowa, la atención se centrará en las primarias del 9 de febrero en New Hampshire, donde el republicano Donald Trump llegará como favorito en las encuestas y por el lado demócrata se acorta la amplia ventaja del senador Bernie Sanders frente a Hillary Clinton.
Trump, quien sorpresivamente fue derrotado Iowa por el senador Ted Cruz, llega mañana, a la primera votación en un estado, con 33 por ciento en las preferencias y una ventaja de 17 puntos sobre su más cercano perseguidor, el senador de Florida, Marco Rubio, quien tiene 16 puntos en la intención electoral, según un sondeo de CNN/WMUR.
Cruz, quien ganó en Iowa, ocupa el tercer puesto con 14 por ciento, mientras que el gobernador de Ohio, John Kasich, le sigue con 11 por ciento y Jeb Bush con 10 por ciento.
El sondeo elaborado por CNN/WMUR entre 362 votantes se completó con el debate republicano de sábado en New Hampshire y el margen de error es de 5.2 puntos.
En el bando demócrata, Sanders llegará con 58 por ciento de las preferencias por delante de Clinton, con 35 por ciento.
Esta es una carrera más apretada que la de Iowa, donde las encuestas sugerían un margen de 2-1 para la exsecretaria del Departamento de Estado.
Las primarias de New Hampshire son de hecho la primera votación real y se considera una carrera clave, porque permitirá a los aspirantes como Trump, Cruz, Rubio, del bando republicano; Clinton y Sanders, del demócrata, saber cómo atraer a un público más amplio.
Esta elección permite a los votantes, no militantes de algunos de los partidos, emitir su sufragio en las primarias demócrata o republicana.
La votación de New Hampshire proporciona además un impulso para aquellos que logran un buen resultado. Principalmente por la atención de los medios y el apoyo de los donantes, los cuales son cruciales para las próximas primarias.
La lucha dentro de la pista del llamado "establishment" está entre el exgobernador de Florida, Jeb Bush; el gobernador de Nueva Yersey, Chris Christie, y el gobernador de Ohio, John Kasich.
Los observadores predicen que sólo habrá espacio para uno de ellos, con lo que el futuro de la dinastía Bush estará en juego en esos comicios.