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Trump y el caso ruso, ¿qué desarrollo se puede esperar?

La investigación sobre los posibles contactos entre el equipo de Donald Trump y Rusia durante la campaña presidencial continúa a manos del Congreso y un fiscal especial, Robert Mueller.

WASHINGTON.- Con una Casa Blanca asediada, un fiscal especial que se prepara para dar batalla y revelaciones casi diarias en las comisiones parlamentarias, el caso ruso va a seguir envenenando la presidencia de Donald Trump. Pero, ¿qué desarrollo cabe esperar?

¿QUÉ SABEN LOS RESPONSABLES DE INTELIGENCIA DE EU? 

Hubo "interacciones" en 2016 entre responsables rusos y el equipo de campaña de Trump. El exdirector de la CIA, John Brennan, lo volvió a afirmar el martes.

James Comey, el director del FBI al que Trump despidió, confirmó en marzo que se investigaban las interferencias rusas en la carrera presidencial.

Rusia desacreditó a la candidata demócrata Hillary Clinton a través de un sofisticado pirateo informático, lo que probablemente hizo inclinar la balanza electoral en su contra. Pero la gran duda sigue siendo si Moscú lo hizo en acuerdo con el entorno de Trump.

¿QUIÉN PUEDE RESPONDER A ESTA CUESTIÓN?

El Congreso de Estados Unidos y la Justicia lo investigan.

Hay varias comisiones parlamentarias en marcha. Las principales son la de Inteligencia de la Cámara de Representantes y la del Senado.

En el ámbito de la Justicia, la semana pasada se nombró un fiscal especial, Robert Mueller, un respetado exdirector del FBI, quien dispone de un amplio margen de maniobra y una independencia reforzada.

El secretario de Justicia, Jeff Sessions, ensombrecido por las sospechas sobre sus reuniones con el embajador ruso en Washington, se hizo a un lado.

¿QUÉ POSTURA ADOPTA DONALD TRUMP?

El presidente niega de plano las acusaciones de colusión, a las que considera un complot de los demócratas para explicar su derrota electoral. Sus adversarios le reprochan que obstruye la justicia.

El presidente habría pedido a James Comey, según anotaciones de éste, cerrar las investigaciones sobre su exconsejero de Seguridad Nacional Michael Flynn.

Flynn se vio obligado a dimitir por haber disimulado sus intercambios con el embajador ruso Serguei Kisliak.

El diario The Washington Post afirmó el lunes que Trump había pedido a Mike Rogers, director de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA), y al coordinador de la inteligencia estadounidense, Dan Coats, negar públicamente que existían pruebas de colusión entre su equipo y Rusia.

Coats rehusó el martes confirmar si era cierto.

El presidente va a rodearse de un equipo jurídico externo al gobierno.

¿CUÁLES SERÁN LAS PRÓXIMAS ETAPAS DE LA INVESTIGACIÓN?

La audiencia en el Senado de James Comey -en una fecha aún a definir a partir del martes próximo- se presenta como un punto fuerte, y provocaría una deflagración si confirma públicamente que sufrió presiones del presidente.

En el Congreso se esperan meses de pulseada entre las comisiones y algunos colaboradores de Donald Trump con pocas ganas de testificar.

Los legisladores pueden dirigir citatorios para comparecer y presentar órdenes para obtener documentos confidenciales útiles para la investigación. Sus destinatarios pueden invocar un derecho constitucional al silencio sobre declaraciones que podrían usarse penalmente en su contra.

Es lo que hizo el lunes Flynn para evitar entregar documentos reclamados por el Congreso.

Ante esa situación, los diputados pueden emitir nuevas órdenes o lanzar un procedimiento más solemne, que sanciona una desobediencia.

El fiscal especial Mueller obtuvo el martes la luz verde final del Departamento de Justicia para su investigación, por lo que puede comenzar a interrogar rápidamente a los protagonistas del caso, Comey entre ellos, de forma más discreta que el Congreso.

¿PODRÍA SER DESTITUIDO TRUMP? 

Es una posibilidad teórica pero poco probable en este momento. Implicaría que la Cámara de Representantes, de mayoría republicana, apoyara el lanzamiento de un procedimiento de impeachment y, después, que el Senado condenara a Trump por una mayoría de dos tercios.

Ningún presidente estadounidense fue destituido.

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