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... Y a todo esto, la carrera entre Trump y Clinton sigue igual ¿Por qué?

Terminaron las convenciones de los partidos Republicano y Demócrata y ambos candidatos mostraron que confían en que los fundamentales de su propuesta los llevarán a la Casa Blanca.

Sus campañas presidenciales comenzaron oficialmente con tres días de diferencia en junio del año pasado. Hillary Clinton era la candidata poco firme entusiasmada con propuestas políticas y con un largo currículum de experiencia en el gobierno. Donald Trump era el multimillonario inmobiliario de gran desparpajo, ansioso por arrasar al viejo establishment político y reconstruirlo a su imagen.

Cuando dos semanas de convenciones de nominación llegaron a su fin el jueves, resultó claro que sus respectivas propuestas a los votantes seguían siendo básicamente las mismas.

Las primarias tuvieron un costo para Trump y Clinton pero el contenido de las convenciones mostró que ambos candidatos confían en que los puntos fundamentales de su propuesta a los votantes sigue siendo la mejor manera de conquistar la Casa Blanca cuando el país vote dentro de 102 días.

"Yo creo que terminamos donde estábamos hace un mes, una carrera competitiva nacional en la que ella tiene ventajas significativas en el campo de batalla", dijo David Plouffe, director de la campaña 2008 del presidente Barack Obama.

"Lo que Trump tenía que hacer era unir y vigorizar a los republicanos", señaló Plouffe. "No los unió pero probablemente haya vigorizado a sus seguidores. Clinton tiene que fortalecer el entusiasmo para que los demócratas estén tan entusiasmados con ella como con derrotar a Trump. Veremos si lo logró".

Trump llegó a la convención con una base de votantes blancos de clase trabajadora que apoyaron con fuerza sus propuestas de prohibir la entrada de musulmanes, deportar a los inmigrantes indocumentados y levantar un muro en la frontera con México, y terminó con suficiente apoyo de ese grupo para empatar la carrera, de acuerdo con las encuestas que se publicaron esta semana.

Clinton, entretanto, continuó con un enfoque metódico destinado a ampliar su coalición. Tendió una mano a los seguidores liberales de su principal rival en la primarias, el senador Bernie Sanders, así como a los republicanos disconformes al defender a su candidato en 2008, John McCain, y citar al ex presidente Ronald Reagan, una de las figuras más populares del partido.

Hubo marcados contrastes tanto de contenido como de estilo entre sus respectivos discursos y convenciones, que marcan el comienzo oficial de la elección general. Pero los dos candidatos mostraron la misma desesperación por unir a sus divididos partidos y asegurarse el apoyo de sus seguidores de base.

Si bien los postulados básicos de las propuestas de los candidatos a los votantes siguen igual, estos comenzarán a centrar sus esfuerzos en la porción del electorado cuyos votos no están definidos. La competencia se ceñirá a unos diez estados que ambas campañas ven como competitivos, y específicamente a Florida, Ohio y Pensilvania. Desde 1960, ningún candidato llegó a la Casa Blanca sin ganar en por lo menos dos de estos tres estados.

Una encuesta de la Universidad de Quinnipiac reveló que alrededor del 20 por ciento de los votantes de los tres estados estaba indeciso, planea votar por el candidato de un tercer partido o se niega a votar. La misma encuesta muestra que los indecisos en su mayoría son mujeres independientes.

"En el centro, hay un grupo que no está fascinado por ninguno de los dos y todavía no sabe qué va a hacer", dijo Tom Rath, republicano de New Hampshire que fue asesor de la campaña presidencial 2012 de Mitt Romney.

"No les gusta para nada el carácter grandilocuente y errático de Trump y persiste una fuerte falta de confianza en ella. Quieren que alguien les tienda la mano y eso todavía no lo han visto", agregó Rath. "Y hemos salido de las convenciones más o menos donde estábamos".

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