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Tormenta por acoso sexual afecta a elite política de Reino Unido

La renuncia de Michael Fallon a la Secretaría de la Defensa de Reino Unido, no sólo implica un problema para Theresa May, sino podría destapar una serie de denuncias sobre acoso y violación sexual. 

Un mes atrás, se hablaba de Michael Fallon como posible sucesor de la primera ministra Theresa May si esta debía ser reemplazada por un líder interino. Ahora, él es la primera víctima del escándalo por acoso sexual que está envolviendo a Westminster, y May se apresta a nombrar un nuevo secretario de Defensa.

Fallon anunció su renuncia el miércoles a última hora, refiriéndose en forma oblicua a "acusaciones" sobre su vida privada. El lunes había admitido haber tocado en reiteradas oportunidades la pierna de una periodista durante una cena. Esto se vio impulsado por mujeres que comenzaron a hablar sobre sus experiencias en la política británica tras el escándalo vinculado a Harvey Weinstein en Hollywood.

Si bien el foco en este momento está puesto en el Partido Conservador gobernante, las acusaciones de acoso --y más-- han saltado las fronteras partidarias en el Reino Unido.

Habrá que ver cuál es su alcance y su extensión total; el alejamiento de Fallon implica que será necesario un reemplazo, lo cual significa posiblemente una reorganización desestabilizadora del gabinete. A la larga, podría llevar a una introspección respecto de un problema endémico en la política y el trabajo corporativo.

"La gente puede pensar que el Parlamento está a cargo de la primera ministra", dijo Steve Fielding, profesor de política en la Universidad Nottingham. "Verá en los informativos que los políticos, mayormente Tories, hacen cosas malas. A menos que a May se le ocurra alguna solución radical y simple a un problema complejo en el que tiene escasa autoridad, quedará en la misma bolsa".

Antes y ahora

Los escándalos sexuales en Westminster no son ninguna novedad. El gobierno Tory de los años 1990 --también dividido respecto de la política europea-- fue perseguido por revelaciones de romances extramatrimoniales. Pero en este caso las acusaciones son de acoso y agresión, no de infidelidad.

"La idea es que los individuos pueden usar los puestos de poder para exigir cosas a otros y eso tiene que terminar", dijo la líder conservadora escocesa Ruth Davidson a BBC. "No tiene que ver realmente con el sexo sino con el poder; siempre ha sido una cuestión de poder y, nosotros, como representantes electos, debemos ceñirnos a un estándar más alto".

En los medios sociales y las bandejas de entrada de los periodistas y políticos circula una lista no verificada de nombres vinculados a distintos tipos de actividad sexual --que van desde relaciones en el trabajo hasta romances y acercamientos inapropiados a personal subalterno--.

Incluye nombres públicos de figuras destacadas, algunas de las cuales han salido a rechazar las acusaciones en su contra. Las leyes británicas de difamación, que exigen a un editor probar que algo es cierto, llevan a los diarios a proceder con cautela.

Las noticias que aparecen sobre la clase gobernante del Reino Unido van más allá de los conservadores, y algunas son mucho más graves que una atención no deseada o pedidos inapropiados.

La más seria hasta el momento afecta al Partido Laborista de la oposición. Una activista de 25 años alegó el martes que fue violada en 2011 por un activista de más alto nivel en un evento partidario y posteriormente un funcionario del Laborismo la disuadió de hablar.

"No se trata de un partido u otro; Westminster sufre de sexismo y acoso al igual que toda la sociedad británica", dijo Alison McGovern, legisladora laborista. "Lo que no tenemos son procesos modernos para informar y para apoyar a las víctimas".

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