Mundo

Súperbacterias mortales se pueden disfrazar de bacterias comunes

Lo que parecía un tratamiento de rutina contra una bacteria, se convirtió en un descubrimiento que causó alarma tanto a los médicos como al gobierno de los Estados Unidos y es que la presencia de estos organismos va en aumento cada día.

Las muestras de orina o materia fecal llegan en pilas de placas de Petri, a veces por un tubo neumático que viene directo de los quirófanos. La mayoría de los microbios investigados por los técnicos del laboratorio son criaturas conocidas con las que puede lidiar la medicina moderna.

Pero algo desconcertante apareció en el otoño de 2013.

La directora del laboratorio, Eileen Burd, y sus 36 empleados trabajan día y noche para descubrir qué tipos de infecciones están enfermando a sus pacientes y qué medicamentos funcionarán mejor para sanarlos.

Hace tres años, probaron una cepa de la bacteria E cloacae que infectó a un paciente de trasplante de riñón. El mal rechazó un ejército de antibióticos, entre ellos la colistina, la droga a la que acuden los médicos cuando ningún otro antibiótico funciona.

La colistina mató a la mayor parte de los gérmenes, pero una pequeña colonia sobrevivió.

No era la primera vez que se detectaba un bicho resistente. Pero el hecho de que el laboratorio hiciera pruebas contra el microbio hasta con colistina "me dio a entender que para empezar, este era un organismo muy resistente", dijo Burd.

Descubierta en 1949, la colistina fue abandonada posteriormente en la mayor parte de la medicina humana por sus efectos colaterales tóxicos, pero estos últimos años los médicos se vieron obligados a emplearla para tratar infecciones donde fracasa la mayoría de los otros antibióticos.

PELIGRO MORTAL

Los científicos vienen advirtiendo hace años que las personas están malgastando antibióticos en la medicina y la agricultura.

Muchas veces se aplican drogas contra enfermedades que ni siquiera se sigue un tratamiento o para acelerar el crecimiento de cerdos, vacas y pollos.

Las prácticas temerarias pueden acelerar el surgimiento de microbios que ningún medicamento de los que tenemos puede matar. Los pacientes con cáncer, los bebes prematuros y los receptores de órganos dependen de esos remedios para combatir microbios cuando se debilitan sus propios sistemas inmunológicos.

Sin antibióticos efectivos, una infección en la piel causada por un raspón en la rodilla podría resultar fatal.

Las llamadas 'súperbacterias' ya matan por lo menos a 23 mil personas e infectan a 2 millones al año, solo en Estados Unidos. En todo el mundo, la cifra anual de muertes alcanza los 700 mil, pero podría dispararse hasta los 10 millones para 2050, según un informe encargado por el gobierno británico y publicado en mayo.

Eso haría que las 'superbacterias' provocarán más muertes que el cáncer.

Si bien esas bacterias y lo que podrían hacer dentro de 30 años da miedo, más aterrador es que algunas de ellas podrían contar con el equivalente biológico a la tecnología furtiva: parecen tratables, pero en los diagnósticos no son lo suficientemente sensibles para detectar sus nivel de resistencia.

Es precisamente lo que descubrieron los investigadores del Emory cuando empezaron a investigar el extraño organismo que apareció en ese paciente del trasplante de riñón.

'ALGO RARO'

Tras la desagradable sorpresa dentro de ese paciente, se dio otro caso perturbador, esta vez en China. En noviembre, investigadores de ese país identificaron un gen llamado MCR-1, que vuelve a los microbios resistentes a la colistina.

El MCR-1 no figuraba entre los miles de genes de resistencia ya catalogados por los científicos, cuando las autoridades sanitarias de todo el mundo volvieron a realizar pruebas de sus muestras almacenadas, detectaron al gen nuevo en por lo menos 19 países.

En Emory, el tipo de resistencia descubierta en el paciente del trasplante de riñón no generó tanta alarma, en parte porque se trataba de una bacteria que no puede trasmitir su nivel de resistencia tan rápido como otros tipos.

Pero sus hallazgos, publicados en mayo en la revista académica Nature Microbiology, plantean otro motivo para preocuparse: que los diagnósticos de rutina pueden no detectar a las 'superbacterias' al etiquetarlos incorrectamente como susceptibles a tratamientos.

Tras analizar la cepa inicial de Emory, el laboratorio de Weiss recibió varios microbios similares de los congeladores del Programa de Infecciones Emergentes de Georgia, una colaboración entre el Emory, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés) y el Departamento de Salud del estado.

El programa monitorea agentes patógenos inusuales o importantes en circulación por los hospitales, la comunidad y el suministro de alimentos desde hace 25 años.

Ellos detectaron una cepa similar de E. cloacae en una pequeña subpoblación que la colistina no podía matar. Pero los tests de laboratorio estándar indicaron que esa cepa era susceptible a los antibióticos. La 'súperbacteria' se hacía pasar por un microbio más vulnerable.

REACCIÓN

El bicho raro que Burd le señaló a Weiss tranquilamente podría haber sido guardado en otro hospital.

Para entender mejor qué tipo de agentes patógenos novedosos andan circulando, Emory planea crear un nuevo laboratorio capaz de examinar con más atención especímenes inusuales de pacientes de hospital. La meta es "no perderse algo muy interesante y dejar que se nos escurra entre los dedos", dijo Weiss.

El gobierno estadounidense se está dando cuenta de esa necesidad, si bien a una escala más amplia.

Una mayor vigilancia, diagnósticos mejorados y la aceleración de la investigación son elementos centrales del Plan de Acción Nacional para el Combate de Bacterias con Resistencia a Antibióticos, publicado por la Casa Blanca en marzo de 2015.

Ese documento, hecho hace sólo 15 meses, no menciona la resistencia a la colistina ni el gen MCR-1. El año pasado, no figuraban en el radar.

Pero los CDC se están fortaleciendo para combatir a las 'súperbacterias'. Armada con 160 millones de dólares del Congreso, la agencia planea equipar unos ocho laboratorios en todo el país para que prueben bacterias resistentes descubiertas en hospitales y clínicas.

Deberían empezar a operar en el otoño boreal.

Los CDC también están tratando de aumentar la capacidad de los departamentos estatales de salud pública para monitorear 'súperbacterias', "necesitamos tener un sistema más robusto para ver y entender qué hay allá afuera que enferma a la gente", dice Beth Bell, directora del Centro Nacional de Enfermedades Zoonóticas Infecciosas de los CDC.

Mientras tanto, los cazadores de 'súperbacterias' del Emory seguirán en busca de organismos extraños que pasan por el laboratorio del hospital. "Lleva tiempo reconocer que algo anda mal", dice Burd, "y luego saber o descubrir, de alguna manera, qué hacer con eso".

También lee: