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Exesposa de Mandela muere tras larga enfermedad

La familia informó que la exactivista, de 81 años, falleció este lunes. Acompañó a Mandela en su estancia en la cárcel, aunque luego diferencias políticas los llevaron a separarse.

JOHANNESBURGO.- La exactivista sudafricana de 81 años contra el apartheid y exesposa de Nelson Mandela, Winnie Madikizela-Mandela falleció este lunes tras una larga enfermedad, informó un portavoz familiar.

"Murió tras una larga enfermedad, que la tuvo entrando y saliendo del hospital desde comienzos de año", comentó Victor Dlamini en un comunicado.

"Falleció en paz en las primeras horas de la tarde del lunes, rodeada por su familia y sus seres queridos", agregó.

Aclamada como la madre de la "nueva" Sudáfrica, el legado de Winnie Madikizela-Mandela como una heroína antiapartheid cayó bruscamente cuando se reveló que era una implacable ideóloga dispuesta a sacrificar leyes y vidas en aras de una revolución en la mayor economía de África.

Sus métodos inflexibles y su negativa a perdonar contrastaron fuertemente con la reconciliación propugnada por su esposo Nelson Mandela, mientras el fallecido líder trabajaba para forjar una democracia estable y pluralista tras la división racial y la opresión que generó el apartheid.

Esta contradicción fue en parte causante del quiebre de su matrimonio y destruyó la estima que le tenían muchos sudafricanos, pero la incansable activista retuvo hasta el final el apoyo de los nacionalistas negros radicales.

En sus últimos años, Madikizela-Mandela tuvo frecuentes enfrentamientos con la autoridad, los que minaron aún más su reputación como luchadora contra el régimen de minoría blanca que gobernó entre 1948 y 1994.

Durante los 27 años en los que estuvo preso su esposo, Madikizela-Mandela hizo una campaña incansable por su liberación y por los derechos de los sudafricanos negros, que sufrieron años de detenciones, destierros y arrestos por parte de las autoridades blancas.

Winnie Mandela permaneció inquebrantable y festejó triunfante con el puño cerrado mientras caminaba de la mano con Mandela fuera de la prisión Victor Vester de Ciudad del Cabo el 11 de febrero de 1990.

Para ambos fue un momento culminante que llevó cuatro años más tarde al final de siglos de dominación blanca en el país, cuando Mandela se convirtió en el primer presidente negro en la historia de Sudáfrica.

Pero para Madikizela-Mandela, el fin del apartheid marcó el comienzo de una serie de problemas legales y políticos que, acompañados por las historias sobre su vida glamorosa, la mantuvieron en la mira de los medios de comunicación.

Acusada del asesinato del activista Stompie Seipei, quien fue encontrado cerca de su casa en Soweto con un corte en la garganta, Winnie Mandela fue condenada en 1991 por secuestrar y agredir al joven de 14 años porque se sospechaba que era un delator.

Su sentencia de seis años de cárcel se redujo a una multa tras una apelación.

Ella y Mandela se separaron en 1992 y su reputación cayó aún más cuando el mandatario la despidió de su gabinete en 1995 después de varias denuncias de corrupción. La pareja se divorció un año después, luego de lo cual adoptó el apellido Madikizela-Mandela.

En una comparecencia ante la Comisión de Verdad y Reconciliación (CVR), creada para echar luz sobre las atrocidades cometidas por ambas partes durante el apartheid, Madikizela-Mandela se negó a mostrar remordimiento por los secuestros y asesinatos en nombre de la lucha contra el régimen de minoría blanca.

Solo después de las súplicas del angustiado presidente de la CVR, el arzobispo Desmond Tutu, admitió a regañadientes que "las cosas habían salido terriblemente mal".

En su informe final, la CVR dictaminó que Madikizela-Mandela era "política y moralmente responsable de las graves violaciones de los derechos humanos cometidas por el MUFC", una milicia creada por la activista a la que se le atribuye responsabilidad en varias muertes y torturas durante los años finales del apartheid.

Cuatro años después, Winnie Mandela estaba de nuevo en tribunales, enfrentando cargos por fraude y robo en relación con un elaborado plan de préstamos bancarios.

"En algún lugar parece que algo salió mal", dijo el magistrado Peet Johnson mientras la condenaba a cinco años de cárcel, decisión que luego fue revocada tras una apelación. "Deberías ser un ejemplo para todos nosotros".

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