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Seguidores de Mursi firmes ante posible represión del ejército


 
 
Reuters
 
 
EL CAIRO - Los seguidores del depuesto presidente egipcio Mohamed Mursi se negaron el lunes a abandonar sus campamentos de protesta en El Cairo y dijeron que se defenderán de cualquier tipo de represión policial con palos, piedras y su fe.
 
 
Funcionarios habían dicho el domingo que la policía iba a actuar antes del amanecer para dispersar los campamentos pese al riesgo de enfrentamientos violentos. Pero nada ocurrió durante el transcurso del día.
 
 
Las autoridades buscan poner fin a las protestas, el centro de la oposición al derrocamiento militar de Mursi hace seis semanas.
 
 
Las fuerzas de seguridad no actuaron durante la festividad de Eid al-Fitr tras el mes de ayuno musulmán del Ramadán. La festividad terminó el domingo.
 
 
Una fuente de seguridad dijo que el retraso se debía también a que los manifestantes habían aumentado los asentamientos tras las informaciones sobre un inminente desmantelamiento.
 
 
Los participantes en las protestas dicen que Mursi, el primer líder egipcio elegido libremente, debe recuperar su puesto. El Ejército sostiene que actuó en nombre de los ciudadanos que habían organizado grandes manifestaciones pidiendo la dimisión del presidente.
 
 
Enviados árabes y occidentales y algunos altos funcionarios egipcios han presionado al Ejército para evitar el uso de la fuerza, mientras intenta acabar con la crisis en el país de 84 millones de personas, al que acucian los problemas.
 
 
El ministro de Exteriores, Nabil Fahmy, dijo que se garantizaría el derecho a manifestarse pacíficamente y que cada esfuerzo que se haga para intentar resolver la situación se hará a través del diálogo. Pero sugirió que la paciencia del Ejecutivo tiene un límite.
 
 
Una fuente de seguridad dijo que el desalojo de los manifestantes sería gradual. Se emitirán advertencias y la policía podría usar cañones de agua y gases lacrimógenos para dispersar a los que se nieguen a abandonar la escena.
 
 
Otra fuente de seguridad dijo: "No se empleará la violencia a menos que los manifestantes se vuelvan violentos".
 
 
Los desafiantes seguidores de Mursi han reforzado los campamentos de protesta con sacos de tierra y montones de piedras en previsión de la acción de las fuerzas de seguridad.
 
 
"He estado aquí por 28 días y permaneceré hasta que muera puesto que el tema es ahora sobre religión, no política. Queremos el Islam, queremos el liberalismo", dijo el manifestante Ahmed Ramadan, quien abandonó su trabajo en un resort turístico del Mar Rojo para unirse a la protesta.
 
 
El jefe del Ejército, el general Abdel Fattah al-Sisi, que depuso a Mursi, se ha visto presionado por parte de oficiales militares de línea dura para disolver las sentadas de los Hermanos Musulmanes en la capital, dijeron fuentes de seguridad.
 
 
Casi 300 personas murieron en la violencia política surgida desde la caída de Mursi, incluidos decenas de seguidores abatidos por las fuerzas de seguridad en dos incidentes.
 
 
Egipto se ha visto convulsionado por las revueltas políticas y económicas desde el levantamiento que en 2011 puso fin a 30 años de gobierno autocrático del presidente Hosni Mubarak, y la nación más poblada del mundo árabe está ahora más polarizada que en ningún otro momento de los últimos años.

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