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Remesas de EU cambian gradualmente el rostro de la economía cubana

La oferta de restaurantes y diversos servicios de propiedad privada en la isla es cada vez más frecuente; para el exdiplomático y ensayista Jesús Arboleya se abre una "ventana de oportunidades".

LA HABANA. En los años 90 del pasado siglo, durante la mayor crisis económica del país nombrada eufemísticamente por el gobierno Período Especial en Tiempo de Paz, el dinero enviado a sus familiares por los cubanos radicados en Estados Unidos se estima que era la principal fuente de ingresos de la isla.

Si bien hoy la economía cubana no está paralizada como entonces y la exportación de servicios genera la mayor entrada de capital, la nación sigue necesitando el financiamiento externo para su desarrollo. El vicepresidente Marino Murillo dijo que se necesitan al menos 2 mil 500 millones de dólares en inversión extranjera directa para mantener una tasa de crecimiento estable, superior a 5 por ciento.

El Producto Interno Bruto creció solo 1.3 por ciento en 2014, por debajo de lo planificado, en lo que influyó, según dijo el presidente Raúl Castro, "limitaciones financieras de envergadura a causa del incumplimiento de ingresos externos" e "insuficiencias internas en la gestión económica". Para el año 2015 se proyecta un crecimiento del PIB de poco más de 4 por ciento.

Es en ese panorama en el que debe valorarse el real alcance de los cambios anunciados el 17 de diciembre por el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, para normalizar las relaciones con Cuba, en los que aparece como uno de sus elementos el aumento del límite autorizado en el envío de remesas a la isla.

El exdiplomático y ensayista Jesús Arboleya consideró que es muy pronto para evaluar el impacto económico y social que tendrán esas medidas. "En primer lugar hay que esperar cómo se implementan por parte de Estados Unidos y también la forma en que serán asumidas por el gobierno cubano. Lo único seguro que es que abre una ventana de oportunidades, aún limitadas por la ley Helms-Burton que mantiene el bloqueo (embargo), y un clima más favorable para el desenvolvimiento de la economía cubana con el resto del mundo", aseguró en declaraciones a El Financiero.

Según el Departamento de Estado de Estados Unidos, en la actualidad las remesas desde ese país a Cuba ascienden a cerca de 2 mil millones de dólares cada año, en tanto el gobierno cubano las situó en mil 700 millones en el 2014. Esa cantidad se incrementaría considerablemente tras las decisiones de Obama, que elevan el monto autorizado por trimestre de 500 dólares a 2 mil.

En opinión de Arboleya "el verdadero impacto de las remesas en Cuba es un asunto que está por estudiarse, al menos de manera pública. Ni en Cuba ni en Estados Unidos se han realizado investigaciones sustantivas sobre este asunto. Esto incluye el impacto en los pequeños negocios en Cuba, lo cual es obvio, pero sujeto a las más variadas interpretaciones. También habría que considerar su impacto en la economía de Miami, dado que toda una infraestructura de servicios ha sido creada alrededor de este negocio".

Las nuevas medidas anunciadas por la Casa Blanca y la reanudación de los vínculos oficiales entre La Habana y Washington luego de más de cinco décadas de enfrentamientos, presuponen también un cambio cualitativo en el destino de esas remesas.

Estos envíos desde Estados Unidos no discriminan orígenes, situación laboral ni ideologías. .Los reciben, con mayor o menor frecuencia, casi todos los cubanos que tienen familiares en ese país y hasta la aplicación de las reformas se empleaban mayormente para la subsistencia familiar. Aunque no hay cifras oficiales, se estima que alrededor de la mitad de las familias de la isla reciben remesas.

Sin embargo, con las transformaciones económicas introducidas desde hace seis años por Raúl Castro, este flujo de dinero fresco, sin dejar de ser de familia a familia, está contribuyendo a la modificación paulatina de la estatizada estructura económica nacional, teniendo en cuenta que, como de hecho ha venido ocurriendo ya, muchos lo utilizan en el naciente sector privado.

"Gracias a lo que me envió mi hermana desde Miami es que pude abrir esta cafetería", dijo a El Financiero Migdalia Herrera, quien, junto a sus hijos, se ocupa de ese pequeño negocio en la barriada habanera de Playa.

Zuley Castellanos tiene una peluquería en la que laboran con ella dos empleadas. La abrió con un dinero inicial enviado por su tía desde Chicago y hace meses la amplió invirtiendo parte de sus ganancias. Se actualiza en las modas y estilos con catálogos que le hacen llegar antiguas clientas desde España. "Con este negocio vivo yo y mis dos hijos, es verdad que trabajo cerca de 10 horas diarias de lunes a sábado, pero no me quejo, es mejor que estar en una oficina sin hacer nada y que el dinero no te alcance", expresó.

Ernesto Díaz alquila dos habitaciones en el céntrico barrio del Vedado y, al mismo tiempo, hace de guía turístico para muchos de sus clientes, gracias a sus "contactos" con turoperadores y transportistas. Por lo menos dos veces al año disfruta de un fin de semana con su esposa y dos hijos en un hotel de Varadero o de los cayos.

Otros piensan y actúan más en grande. "¡Exclusivo! Nuevo centro estético Europa. Alta tecnología, especialmente depilación definitiva y reducción de talla", circuló por los celulares cubanos este diciembre, entre otros cada vez más frecuentes mensajes con ofertas de restaurantes, bares y cabarets, todos privados.

Mini empresas privadas y cooperativas existen en Cuba más allá de los servicios. Comenzaron en la esfera agrícola y se van extendiendo a otros sectores como el de materiales de construcción, perfumería y el textil. Ya suman casi medio millón los cubanos que trabajan por cuenta propia o en cooperativas no agropecuarias.

Pero no solo dinero envían los cubanos desde el exterior a sus familias en Cuba. Una investigación de The Havana Consulting Group analizó los envíos a través de pasajeros, agencias y tiendas virtuales y llegó a la conclusión de que los nacionales radicados en el exterior remitieron a su país en el 2013 más de 3 mil 500 millones de dólares en paquetes.

El 54.37 por ciento del valor total de la mercancía que llegó a los cubanos se corresponde con envíos a través de pasajeros. El 42.78 por ciento mediante agencias y un 2.85 por ciento a través de compras en tiendas virtuales canadienses, españolas y cubanas.

Las dos primeras vías son también las más utilizadas para el envío de efectivo. De forma general se envían 2 mil 500 libras de productos semanales como promedio hacia la isla. En Miami se comercializan para enviar a Cuba desde uniformes escolares –con tejidos comprados en China, el mismo suministrador oficial de la isla– hasta piezas de recambio de autos LADA, producidos en la desaparecida Unión Soviética y que son los que más ruedan en el país.

LARGO CAMINO

Tres años antes de que en el 2006 Fidel Castro fuera sorprendido por una grave infección intestinal y entregara a su hermano menor, Raúl Castro, el liderazgo de la nación, habían sido detenidas las primeras reformas con categorías de mercado puestas en práctica en los años 90 del siglo XX para atenuar la crisis que vivió el país tras la desaparición de su aliado principal, la Unión Soviética. Entonces se comenzó a revitalizar el trabajo por cuenta propia.

"¡Vamos bien!" decía todavía en el 2003 una enorme valla de publicidad política levantada en una zona céntrica de La Habana, aunque la cotidianidad en la isla estaba marcada por la ineficiencia económica, la desidia social y el inmovilismo político, males contra los cuales lanzó sus primeros pronunciamiento públicos Raúl Castro, mucho antes de ser elegido en el 2008 presidente de la república.

De ahí que entre el 2007 y el 2014, el mandatario lograra comprometer en su política de reformas para "salvar el socialismo" en Cuba al gobernante Partido Comunista y a las Fuerzas Armadas, las que dirigió personalmente durante cuatro décadas y de las cuales surgieron los primeros experimentos empresariales, a fin de hacer rentables a las todavía predominantes empresas públicas cubanas. Según el Instituto Español de Comercio Exterior, los militares cubanos han constituido a lo largo de varias décadas "el mayor conglomerado empresarial del país".

Bajo la jefatura de Raúl Castro se aprobó en este contexto el libre acceso de la población a hoteles y celulares; se repartieron 1.5 millones de hectáreas de tierras estatales fértiles e improductivas a los campesinos; se democratizaron las regulaciones migratorias y se liberó el mercado inmobiliario y la compra y venta de autos ligeros.

También se aprobó reducir el peso del Estado en la economía nacional, mediante el desarrollo de mini empresas privadas y cooperativas, y en el 2014 se puso en operaciones la primera etapa del megapuerto del Mariel, situado a solo 45 minutos de vuelo de Miami y concebido para conectarlo a los supertanqueros que cruzarán el Canal de Panamá cuando termine su ampliación y modernización . Ese mismo año se aprobó además un paquete de facilidades fiscales para atraer la inversión extranjera, sobre todo en la Zona Especial de Desarrollo del Mariel, especie de zona franca.

No obstante esos cambios, Cuba aún dedica dos mil millones de dólares al año a importar alimentos y depende en 50 por ciento de los suministros de crudo de Venezuela a precios preferenciales.

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