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Reforma migratoria pasa primer examen en el Senado


 
Reuters

Un comité del Senado estadounidense inició el jueves un debate para lograr la aprobación de un exhaustivo proyecto de ley de inmigración, que superó con éxito su primer examen legislativo cuando la Comisión de Asuntos Judiciales rechazó un intento republicano de postergar el proceso de legalización.

Solo dos republicanos que son co-autores del proyecto de ley, los senadores Jeff Flake y Lindsey Graham, votaron junto al panel de demócratas para dejar sin efecto el plan republicano con un triunfo 12-6 en la votación.

El resultado, que no fue sorpresa, se produjo en el primer día de lo que se espera sea un esfuerzo que dure semanas para acordar un proyecto de ley de inmigración ampliado que sería enviado al Senado completo.

El día comenzó con una advertencia del líder republicano del panel, el senador de Iowa Charles Grassley, quien dijo que haría el proceso tan largo y "arduo" como fuera posible.

"Planeo hacer muchas preguntas durante este proceso", dijo Grassley, en una advertencia a la Comisión de Asuntos Judiciales del Senado, controlada por demócratas.

"Quiero saber cómo el proyecto va a hacer para no repetir los errores del pasado", agregó Grassley, quien además prometió un debate "arduo" y "fuerte".

Grassley continuó su ofensiva con una enmienda que exige que el Gobierno del presidente Barack Obama logre el control total contra la inmigración ilegal en toda la frontera estadounidense, antes de que cualquier persona indocumentada que se encuentre actualmente en el país pueda ser considerada con el estatus legal.

Sin embargo, como está escrita la legislación comenzaría el proceso de legalización casi inmediatamente después de la promulgación, mientras el Gobierno inicia en simultáneo un nuevo programa de seguridad de fronteras.

Crítico abierto de una legislación amplia para la inmigración, Grassley ha introducido casi 80 enmiendas, la mayoría de ellas inevitablemente cuestionables para los patrocinadores de la medida y el presidente Obama, para quien una reforma de la ley de inmigración es una prioridad.

Profundas divisiones

El día inaugural reflejó tanto las profundas divisiones como las altas esperanzas que rodean una medida que pondría a 11 millones de residentes ilegales camino a la ciudadanía y que modernizaría totalmente el criterio para evaluar quién ingresa a Estados Unidos y con qué propósito.

Antes del inicio de la sesión, un grupo de espectadores mostraron el emblema "Campaña para la Ciudadanía" en sus camisetas dentro del salón de audiencias y pronunciaron oraciones religiosas.

El panel de 10 demócratas y ocho republicanos estaba preparado para debatir sobre unas 300 enmiendas a un proyecto de ley que fue diseñado por un grupo bipartidista de senadores.

Algunas de las enmiendas propuestas fueron trazadas para mejorar la medida, mientras que otras son consideradas como maneras de eliminarla.

Cuatro de los senadores -dos de cada partido- que diseñaron el proyecto integran el comité y acordaron oponerse a cualquier enmienda considerada como "píldora venenosa".

El trabajo del panel podría extenderse durante todo mayo, y si tiene éxito y logra la aprobación de la legislación, el Senado entero la debatiría en junio.

Sin embargo, varios republicanos del comité -y también en el Senado completo- son escépticos sobre la legalización de 11 millones de personas que ingresaron a Estados Unidos en los últimos 27 años de manera ilegal o que tienen sus visas vencidas.

En lugar de ello, pretenden una ley de inmigración más limitada que se concentre mayormente en otros aspectos de la legislación, entre ellos más seguridad en las fronteras y la creación de visas para trabajadores calificados para ayudar a las empresas estadounidenses de alta tecnología.

En tanto, las negociaciones sobre un proyecto de ley en la más conservadora Cámara de Representantes, liderada por republicanos, se han vuelto dificultosas.

Según una fuente familiarizada de la Cámara con las negociaciones, continúan los desacuerdos en torno a varios temas políticos importantes, entre ellos la cantidad de trabajadores menos calificados que deben obtener el permiso para ingresar a Estados Unidos para realizar trabajos que van desde cocinero y camarero a obrero de la construcción.
 

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