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¿Qué les puede pasar a los niños si los separan de sus padres?

La separación temprana de menores de sus padres, como ocurrió en los últimos meses en Estados Unidos, puede tener efectos a largo plazo en los infantes, explican especialistas.

Seguramente es una pregunta que no se ha hecho Donald Trump con su política migratoria que ha causado la separación de al menos 2 mil niños de sus padres, según The Washington Post, pero ¿cómo afecta a los menores este distanciamiento?

De acuerdo con expertos consultados por el diario estadounidense, los efectos físicos que tiene una separación como ésta incluyen aumento de ritmo cardiaco y liberación de gran cantidad de hormonas del estrés como el cortisol y la adrenalina.

Esas hormonas de estrés pueden comenzar a matar las dendritas, las pequeñas ramas en las células cerebrales que transmiten mensajes. Con el tiempo, el estrés puede comenzar a matar las neuronas y, especialmente en los niños pequeños, causando daños dramáticos y de largo plazo, tanto psicológicamente como a la estructura física del cerebro, explica el periódico.

"El efecto es catastrófico" comentó Charles Nelson, profesor pediátrico en la Escuela de Medicina de Harvard, a The Washington Post. "Hay tantas investigaciones respecto a esto que si las personas prestaran alguna atención a la ciencia jamás harían esto".

Esa investigación sobre la separación entre padres e hijos impulsa a los pediatras, psicólogos y otros expertos en salud a oponerse a la política fronteriza de la administración de Trump, que ha separado a más de 2 mil niños inmigrantes de sus padres en las últimas semanas.

Incluso instituciones como American Academy of Pediatrics (AAP), American College of Physcicians y American Psychiatric Association (APA), que representan a más de 250 mil médicos en los Estados Unidos, han emitido declaraciones en su contra. Cerca de 7 mil 700 profesionales de la salud mental y 142 organizaciones firmaron una petición reclamando al presidente de EU que ponga fin a la política, asegura el portal.

"Pretender que los niños separados no crecen con la 'metralla' de esta experiencia traumática incrustada en sus mentes es ignorar todo lo que sabemos sobre el desarrollo infantil, el cerebro y el trauma", dice la petición.

En el 2000, el gobierno rumano invitó a Nelson, quien ha estudiado las repercusiones cerebrales de este tipo de separación, y a un equipo de investigadores a sus orfanatos estatales para que los asesoraran sobre una crisis humanitaria creada por las políticas anteriores del país.

Durante décadas, el dictador comunista de Rumania Nicolae Ceausescu había prohibido el control de la natalidad y el aborto, e impuso un "impuesto de celibato" a las familias con menos de cinco hijos. Ceausescu cree que aumentar la tasa de natalidad del país impulsaría la economía de Rumania. En cambio, el gobierno terminó abriendo orfanatos estatales para atender a más de 100 mil niños cuyos padres no podían permitirse criarlos.

Ante este orfanato, Nelson comentó: "vimos niños meciéndose sin control y golpeándose la cabeza contra las paredes. Fue desgarrador, tuvimos que inventarnos una regla para nosotros como investigadores de que nunca lloraríamos frente a los niños. Cada vez que uno de nosotros sentía el impulso de hacerlo, salimos de la habitación", relata en el artículo, agregando que cuando los niños crecieron, él y sus colegas hallaron marcadas diferencias en sus cerebros:

Aquellos separados de sus padres a temprana edad tenían mucho menos materia blanca, la cual está mayormente compuesta por fibras que transmiten información a través del cerebro, al igual que de materia gris, que contiene cuerpos de células cerebrales que procesan información y resuelven problemas.

La actividad en el cerebro de los niños fue mucho más baja de lo esperado. "Si ves al cerebro como una bombilla", dijo Nelson, "es como si su intensidad hubiera bajado de 100 vatios a 30 vatios".

Los niños que habían sido separados de sus padres en sus primeros dos años de vida obtuvieron puntuaciones significativamente más bajas en pruebas de cociente intelectual.

Su sistema de reacción de lucha o huida resultó afectado permanentemente, es decir, que situaciones estresantes que normalmente provocarían respuestas fisiológicas en otras personas (aumento del ritmo cardiaco, palmas sudorosas) no provocarían nada en los niños.

Lo que más alarmó a los investigadores fue la duración del daño. A diferencia de otras partes del cuerpo, la mayoría de las células del cerebro no pueden renovarse ni repararse por sí mismas.

La razón por la que la separación entre niños y padres tiene efectos tan devastadores es porque repercute a uno de los lazos más críticos y fundamentales en la biología humana.

Desde el momento de nacimiento, los niños forman lazos emocionales con sus padres, comentó Lisa Fortuna, directora médica de Psiquiatría para niños y adolescentes en el Centro Médico de Boston. El contacto 'piel con piel' es crítico para su desarrollo, ya que los cuerpos segregan hormonas como la oxitocina, la cual refuerza los lazos, aseguró Fortuna.

El sentido de seguridad de un niño depende de esa relación y sin ella, las partes del cerebro que se encargan de estos lazos y de miedos, la amígdala y el hipocampo, de desarrollan diferente. La razón por la que niños desarrollan de grandes el síndrome de estrés postraumático es que esas neuronas actúan irregularmente, confirmó la investigadora. "La parte de sus cerebros que distingue lo seguro de lo peligroso no funciona como debería. Las cosas que no representan peligro parecen hacerlo" agregó.

En China, donde 1 de cada 5 niños viven en aldeas sin sus padres que emigran para trabajar, los estudios han demostrado que esos niños "dejados atrás" tienen, de adultos, tasas notablemente más altas de ansiedad y depresión.

Otros estudios han demostrado que la separación conduce a una mayor agresión, aislamiento y dificultades cognitivas.

"Si sacas el aspecto moral, espiritual e incluso político de él, desde un punto de vista estrictamente médico y científico, lo que nosotros, como país, le estamos haciendo a estos niños en la frontera es inconcebible", dijo Luis H. Zayas, un profesor de psiquiatría en la Universidad de Texas en Austin. "El daño que está causando nuestro gobierno deshará vidas ".

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