Reuters
Roma.- El presidente italiano comenzó conversaciones urgentes que podrían llevar al nombramiento de un primer ministro el martes, tras 2 meses de estancamiento postelectoral que han pesado en la estancada economía y alarmado a los socios de Roma en la zona euro.
Tras un discurso emotivo y en el que dejó entrever su malestar en el mismo Parlamento que el lunes le dio un segundo mandato -no deseado- como jefe de Estado, Giorgio Napolitano, de 87 años, comenzó una rápida ronda de consultas el martes.
Ningún dirigente de partido fue invitado a las reuniones con el Senado y con todos los grupos parlamentarios, que Napolitano quiere cerrar hoy mismo, sugiriendo que el Gobierno podría estar formado ya el fin de semana.
Las esperanzas de que un nuevo Gobierno podría estar formado rápidamente dieron un impulso a los mercados financieros el martes, y el rendimiento del bono italiano a 10 años cayó por debajo del 4% y la prima de riesgo con respecto al bono alemán se redujo aún más.
Habiendo amenazado con dimitir si los partidos continúan con lo que él llamó su "irresponsabilidad" tras unas elecciones parlamentarias inconclusas el 24 y 25 de febrero, Napolitano parece decidido a acelerar la situación y podría incluso designar a un primer ministro para formar una gran coalición de gobierno este mismo martes.
Uno de los principales candidatos es Giuliano Amato, un veterano de centroizquierda, que ha sido primer ministro en 2 ocasiones pero que ya no está en el Parlamento.
También se ha especulado con que se pida formar gobierno a Matteo Renzi, el alcalde de Florencia, de 38 años, que es considerado un probable futuro líder del Partido Democrático de centroizquierda. Llegó a Roma el martes.
Sea quien sea el designado, probablemente forme un gabinete multipartidista que sustituya al Gobierno tecnócrata del primer ministro saliente, Mario Monti, que fue designado a finales de 2011.
Aunque existe poco apetito entre los líderes para nuevas elecciones, cualquier administración nueva podría tener dificultades para lograr la estabilidad o el apoyo parlamentario necesario para llevar a cabo reformas económicas y políticas consideradas vitales para que Italia recupere competitividad.
La centroizquierda logró una estrecha mayoría en la Cámara baja pero no obtuvo el control del Senado, y su incapacidad para alcanzar un acuerdo con el partido de centroderecha de Silvio Berlusconi o con la tercera fuerza, el Movimiento Cinco Estrellas del populista Beppe Grillo, ha dejado el país en el limbo.
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