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Papa Francisco rompe tabúes a bordo de un viejo Renault


 
 
Redacción
 
 
El Papa Francisco sigue rompiendo tabúes y estereotipos. Ésta vez lo hará a bordo de un viejo Renault 4, en el cual recorrerá las calles de la Ciudad del Vaticano como cualquier otro ciudadano. 
 
 
El automóvil, modelo 1984, fue un regalo que el pontífice argentino recibió de manos del padre Renzo Zocca, un longevo sacerdote de 70 años residente de una provincia al norte de Italia.
 
 
De acuerdo con Ciro Benedettini, el portavoz de la Santa Sede, Jorge Mario Bergoglio ha decidido conducir 'un poquito' en los alrededores de El Vaticano. 
 
 
El padre Zocca contó a la revista Famiglia Cristiana que apenas la semana pasada el Papa condujo su vehículo en compañía de algunos feligreses.
 
 
El peculiar regalo del Sumo Pontífice no fue casualidad, pues tiene una historia propia: 
 
 
Hace algunos meses, el Papa Francisco envió una carta a los sacerdotes de todo el mundo para exhotarlos a no comprar ni utilizar automóviles caros, ya que ese dinero podría ser ahorrado y destinado a los millones de pobres que habitan en el mundo. 
 
 
Fue entonces cuando el padre Zocca no dudó en responder la misiva para comunicarle al Papa que él siempre había usado el mismo coche durante décadas y que quería regalárselo como un 'presente simbólico'. 
 
 
El primer Papa latinoamericano en la historia ha señalado en muchas ocasiones que cuando era cardenal en Buenos Aires solía viajar en metro. Asimismo, ha manifestado su predilección por los medios de transporte sencillos y austeros. 
 
 
En la noche de su elección como líder de la Iglesia Católica, rechazó la blindada y elegante limusina papal marca Mercedes Benz, por lo cual se trasladó en un minibús en compañía de sus cardenales. Asimismo, durante su viaje a Brasil el mes de julio pasado, el Papa Francisco recorrió Río de Janeiro en un pequeño Fiat. 
 
 
Apenas el martes pasado, cuando visitó un centro de refugiados en Roma, el pontífice de formación jesuita usó un Ford Focus. 
 
 
El Pontífice también ha rechazado los espaciosos y lujosos apartamentos papales usados por sus predecesores y optó por vivir en una pequeña habitación en una residencia del Vaticano.

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