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El Papa Francisco fue aclamado el jueves como una estrella de rock por cerca de un millón de jóvenes católicos reunidos en Río de Janeiro, a los que invitó a participar en una "revolución de la fe".
En el primer viaje al extranjero desde su elección en marzo, el pontífice argentino descendió hasta la playa de Copacabana para saludar a los participantes de un festival religioso para reforzar la fe en tiempos de crisis.
Francisco recorrió lentamente el paseo marítimo a bordo de su "papamóvil" blanco, saludando y bendiciendo a los jóvenes que gritaban histéricos bajo la lluvia y lo fotografiaban con teléfonos celulares.
"¡Hermanos y amigos, bienvenidos a la XXVIII Jornada Mundial de la Juventud en esta maravillosa ciudad de Río de Janeiro!", dijo el Papa en portugués.
Más de 1 millón de católicos llegaron a Río de Janeiro desde todos los rincones del planeta para ver de cerca al primer Papa latinoamericano, un hombre humilde e informal que devolvió el entusiasmo a muchos fieles.
El jesuita de 76 años fue escogido hace cuatro meses para dirigir a la Iglesia Católica en medio de una tempestad de escándalos sexuales y financieros que erosionaron la imagen de una de las instituciones más antiguas del mundo.
Y Brasil ilustra sus oportunidades y desafíos. En el país con más católicos del mundo, la iglesia intenta responder al agresivo avance del materialismo y las religiones evangélicas.
"Miren, queridos amigos", dijo Francisco, "la fe lleva a cabo en nuestra vida una revolución que podríamos llamar copernicana, porque nos quita del centro y pone en él a Dios; la fe nos inunda de su amor que nos da seguridad, fuerza, esperanza".
"La fe es revolucionaria", añadió. "Y yo te pregunto: ¿estás dispuesto a entrar en esta onda de la revolución de la fe? Sólo entrando tu vida joven va a tener sentido y así será fecunda".
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